Alona
Legue casi a las tantas de la mañana, tampoco era mi costumbre aparecer sin un rasguño. Entré por la puerta principal con una fea herida en la frente y lágrimas en los ojos.
-Es tarde ¿dónde estabas? - Dijo Smirnoff que me estaba esperando en el salón tenía la cara pálida y los ojos llorosos me dieron ganas de preguntar, pero no lo hice, nunca lo hacía, ya me lo contaría ella si quería.
-Se me complicó el trabajo - Respondí a la defensiva.
- ¿Que ha pasado? -
-La policía andaba por la zona- Respondí evasiva.
-No, digo en tu frente -
-Le maté, eso es lo que importa ¿no? -
-No, no es lo que importa, importa más tu seguridad. -
-! No soy una niña de cinco años se cuidarme, que tenga sentimientos solo me hace humana, si no los tuviese seguramente sería Ashley la que tendría esa bala en la cabeza no te creas me hace gracia ir matando a la gente ¡- dije gritando-! ¡Te crees que no me dan ganas de pedirte que no vayas cada vez que te reúnes con un asesino! - dije exhausta.
A que vino eso, no lo sé, explote, no sé cómo, pero ella tiene la capacidad de hacerme sentir indefensa e inútil y es la sensación, eso y el miedo que tengo te perderlos a todos es lo que más odio.
Me marché corriendo, oí que me llamaba, no la hice caso, me sentía mal, no era su culpa.
Entre en mi cuarto y di un portazo, si hubiese entrado por la ventana esto no hubiera pasado, dichosas puertas.
Soy idiota estoy intentado demostrar lo que valgo y me comporto como una niña consentida.
Curé la herida y la cosí, me duché con agua a 40 grados y masajeé mis músculos resentidos, tenía muchos problemas más importantes que una discusión con Smirnoff, como por ejemplo que la mafia de la primera potencia mundial nos hubiera declarado la guerra.
Alguien llamó a la puerta, me vestí y salí a abrir, era Audrey. Traía galletas y leche caliente, me miro la herida y me secó y trenzó el pelo. La conté como los policías me habían acorralado la pelea y la persecución.
-He, eran 5 y tu solo una. - Dijo para consolarme.
-Ya, para empezar, no tenían ni que haberme alcanzado -
-Lo hiciste bien, ¿No te siguieron? - añadió.
-No, les até a unos árboles en el bosque -
-Espero que le hayan encontrado -
Me reí, por eso todos adorábamos a Audrey no era capaz de desearle mal a otra persona.
-Buenas noches angelito- La besé en la frente y la abracé tan fuerte que por un momento temí que se hubiese roto, entonces comprendí a Smirnoff. El miedo a perder a alguien es lo peor, incluso peor que las puertas.
-Vuelve con Ashley -
Me miró con sus ojos azules e hizo algo que no me esperaba, sacó una pulsera y me la puso en la muñeca, besó mi frente y salió de la habitación dejándome con un te quiero en la punta de la lengua.
Esa noche la ira venció al miedo y en mis sueños vi a una chica de cabello rubio con una pulsera adornada con una llave, una llave que sería la clave para ganar la guerra. Yo no lo sabía, pero todo el tiempo esa llave estaría en mi muñeca.
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Susurros y disparos
Mystery / ThrillerRusia, Estados Unidos, Alemania, Irlanda y Japón, para la gente normal solo serán países del mundo, pero para los protagonistas de esta historia son los lugares en los que residen las mafias más grandes y peligrosas del mundo. En esta historia hab...