Luke Hemmings.
Miro el mapa una vez más entre mis manos. Mi vista viaja de un lado a otro por todas las cruces rojas que he marcado en las ciudades donde no he tenido ni un poco de suerte. Me quedan un par, pero casi no tengo dinero como para pagar la gasolina y la comida que necesito o alguna habitación de hotel barata. Ayer tuve que saltearme varias comidas para poder cargar combustible, y ahora estoy muerto de hambre, con sueño, desesperanzado.
La ciudad más cercana ahora mismo es Geraldton, y creo que es el último lugar al que puedo llegar antes de que mi auto decida rendirse.
No supe por cuanto tiempo estuve conduciendo, sólo sé que pude llegar al centro de la ciudad cuando mi auto quedó sin gasolina y tuve que bajarme para continuar mi búsqueda a pie. También sé, gracias al diario que vi en una de las tiendas, que es 8 de enero. Nunca, en ninguno de estos días, me había importado saber la fecha, pero ahora sí. Hace unos dos meses que llevo buscándola, y es algo muy difícil. Sé que podría ser tan fácil como avisar a la policía y que se comience un rastreo para ver dónde se ha metido, pero no quiero hacerlo. Debe seguir muy asustada, y creo que lo que menos quiere es lidiar con policías. Quiero encontrarla yo mismo, saber que estar bien, volver a tenerla a mi lado.
La cabeza me duele de una forma terrible y necesito con urgencia tomar pastillas para que se detenga, o será molesto continuar así. Le pregunto la hora a un hombre, y él me responde que son casi las siete de la mañana. Bueno, estoy sin dinero un 8 de enero a las siete de la mañana, con hambre y ganas de golpearme a mí mismo por ser tan idiota al haberle dicho que no a Michael cuando se ofreció a viajar conmigo. Si tuviera compañía en este momento, no me sentiría tan solo y desanimado.
Veo a unos cuantos metros una pequeña tienda, por lo que comienzo a caminar hacia ella. La gente me observa con curiosidad, pero los evito, cruzando la calle hasta toparme con la tienda. Un chico llega a la puerta al mismo tiempo que yo, haciendo que me detenga para no chocarnos. Él me observa por unos segundos y luego abre la puerta, entrando en la tienda. Yo hago los mismo.
Ya adentro, observo los estantes y el estómago me ruge. Sé que no tengo tanto dinero como quisiera para poder pagar algo de lo que hay allí, así que me alejo. Sólo quiero ver si tiene algo para el dolor de cabeza y luego me largo.
Mientras espero que el chico termine de comprar, observo al vendedor, un tipo con más barriga que precios bajos y el cabello canoso, con una barba desigual y algo desarreglada. Dirijo mi mirada hacia el exterior, dándome cuenta de que hay una farmacia cruzando la calle.
Siempre tan observador, Hemmings.
Me encamino hacia la puerta, pero antes de salir escucho que el vendedor le dice algo al chico, dejándome petrificado en mi sitio.
—¿Y cómo está la pequeña británica? —le pregunta el vendedor.
—Está bien, sólo algo cansada por los problemas para dormir —le cuenta, captando toda mi atención —. Hoy es su cumpleaños.
—¿En serio? Pues deséale un feliz cumpleaños de mi parte. Oh, y llévale esto como regalo.
—Oh, gracias. A ella le encantará —dice, y luego calla por unos segundos —. __________ adora estos dulces.
Y entonces siento que todo se me revuelve en el interior. Quiero gritar, saltar, llorar, todo al mismo tiempo. Un sentimiento de esperanza crece en mí. Es ella, no puede estar hablando de nadie más.
Siento que alguien me empuja para pasar, y me doy cuenta de que es él. No puedo dejar que se vaya, así que lo sigo, y ya afuera, lo llamo para que se detenga.
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Protective | l.h (Segunda Temporada)
FanfictionTengo que encontrarlo y protegerlo. Ahora es mi turno de salvarlo de su destino.