Uno

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  Desde hacía varias semanas se sentía parte del bosque que se convirtió en su hogar. Trató de alejarse todo lo posible de los pensamientos de la manada. Cuando la invitación de bodas llegó a sus manos no dudó un instante en dejar atrás esos sentimientos que le quemaban el alma y huir, entrando en fase a mitad de una carrera desesperada para lograrlo.

  Las voces de los lobos llegaban a su mente en un intento por detenerle.

  —No te vayas, podemos ayudarte —gritó Sam, preocupado.

  Incluso pudo ver la cara de preocupación que mostraba el pequeño Seth al pasar a su lado, sabía que quería seguirle sin necesidad de leer su mente.

  La boda tendría lugar tras la graduación, por lo que aún contaba con unas semanas para parar esa barbaridad. Bella no podía casarse, sabía que ella también sentía algo por él, pero la adoración que mostraba hacia el vampiro lo impedía.

  Cuando se largó tras él para impedir su muerte, Jacob estuvo unos días perdido en el bosque pero no tardó en volver, ahora todo era distinto.

  Sam se acercó con cuidado en su forma de lobo, Jacob yacía tumbado con la cabeza sobre sus patas.

  —Hace días que no seguía tu pista.

  —Quiero estar solo.

  —Traigo un mensaje de Billy, está inquieto porque no sabe nada de su hijo, vuelve a casa. Me ha dicho que te lo suplique en su nombre.

  Jacob alzó la cabeza con la tristeza plasmada en sus grandes ojos.

  —No he pensado en él al hacer esto. Lo siento —se levantó moviendo la cabeza a modo de asentimiento—. Volveré.

  —Antes de nada quiero advertirte de que Bella va todos los días a la reserva, no pierde la esperanza de hablar contigo.

  —Vuelvo por Billydijo malhumorado.

  —Lo sé. Te he traído algo de ropa, cambia de fase.

  Al cambiar, Jacob se tambaleó al ponerse los pantalones, Sam dejó escapar una carcajada.

  —¿Has olvidado cómo vestirte? No me digas que has olvidado también como andar —bromeó.

  —Demasiado tiempo a cuatro patas.

  Llegaron al trote en su forma humana en un ambiente lleno de risas y bromas. Frente a la puerta Bella les daba la espalda mientras hablaba con Billy, quien estaba en el umbral de su casa.

  La mandíbula de Jacob se tensó al verla, ella se giró al escuchar los pasos.

  —Jake has vuelto —soltó con alivio—. Necesito hablar contigo.

  —Ahora no, Bella. Tengo que hablar con mi padre.

  —Será un segundo, por favor Billy —suplicó ante el hombre que miró a su hijo, dudando.

  —Puedo esperar, hijo. Ve con ella.

  Se adentraron en el bosque acompañados por el mutismo de ambos. Bella fue la primera en detenerse en un pequeño tramo libre de árboles.

  —Jake...

  Él arrugó la nariz molesto por el olor que le invadía por completo.

  —¡Me has engañado! ¿Por qué no has dicho que él estaría aquí? No aguanto su olor.

  Edward salió de detrás de unos árboles apoyando un hombro en el más cercano, dejando unos pasos de distancia a la espalda de Bella. Jacob se colocó de medio lado tratando de no mirar al vampiro.

LUNA DE PLATA   ×Edward & Jacob×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora