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Natalie Fox

Ya habían pasado 3 semanas desde que no veía a Kyle ni a Christen. La última vez que los vi fue ese día en la casa cuando se fueron rápidamente. Mi madre ya había mejorado esas semanas, pero realmente me faltaba ver a Kyle.

Su sonrisa era lo que me daba fuerza en esos días donde recordaba ese momento.. Ese maldito momento. Realmente necesitaba a Kyle más de lo que él me necesita. Y vamos, ¿Quién va necesitar a una puberta con problemas mentales? Nadie. Solo una persona más loca. ¿Cierto?

—¡Natalie, te dije que lavaras los platos! ¿Por qué nunca me haces caso? —gritó mi madre desde la cocina.

—¿Es necesario gritar? —le respondí.

—Si me hicieras caso no te gritaría, ¿Lo sabes no?

—Estaba investigando sobre otras secundarias cerca. Realmente quiero acabarla, mamá.

—No te daré estudios para que después no seas nada en la vida. —hizo una pequeña pausa —Sinceramente ya no tengo esperanzas en ti.

¿En serio eso pensaba mi madre? Y.. ¿Qué tal si tiene razón?

—No te preocupes mamá, yo tampoco ya tengo esperanzas en mi. —le respondí y me fui a mi cuarto antes de que me viera llorar. No me gusta que me vean débil. Después de todo cuando alguien llora ante otros se muestra frágil, desprotegido, alguien a quien puedes manipular fácilmente. ¿No?

Si yo misma no confiaba en mí, ¿Quién lo iba hacer? ¿Mi mamá? ¿Mi hermano? ¿Kyle..?

[...]

Me había quedado dormida sin darme cuenta. Revise el móvil esperando ver una notificación con el nombre que tanto ronda por mi cabeza.

4 llamadas perdidas.

«Mierda» Me repetí una y otra vez. El momento que tanto había esperado hace 3 semanas y lo deje pasar. Rápidamente revise el buzón de voz. Había un mensaje.

«Lena, te estuve marcando pero no respondiste... tal vez tienes mejores cosas que hacer o simplemente estés dormida, como sueles hacer en las tardes. Perdón si estuve ausente solo que necesitaba pensar y bueno... lo demás necesito decirlo en persona o tal vez no pueda hacerlo, necesito sacar valor. Es extraño todo esto ¿cierto? Una persona de 22 años siendo amigo de una pequeña de 14... De cualquier perspectiva suena enfermo o eso repite tú madre. —se escuchaba mal, realmente mal —Necesito hablar contigo. A las 7 nos vemos enfrente del deportivo. Cuidate»

Se corto el mensaje y quede algo ¿emocionada? ¿preocupada? ¿asustada? Realmente no sabía como reaccionar. Por un lado estaba feliz de saber algo de Kyle pero algo no me gustaba, sonaba raro, como si estuviera enojado, asustado, ¿feliz? No lo sé.

Revise la hora y eran las 6:30pm ¡Mierda! ¿Había dormido tanto? Así como me levante de la cama fui al deportivo, un pequeño parque a 10 minutos de mi casa. Agradecí internamente que mi madre no estuviera en casa.

Llegue y me senté en unos columpios que estaban ahí desde hace años, solía venir a jugar aquí con mi hermano, después de todo sigo siendo una niña ¿no? Mientras tarareaba una canción vi que alguien venía, pude distinguir esas botas negras rasgadas, ese suéter gris y sobretodo ese cabello negro despeinado. Era él, después de 3 largas semanas lo veía, al fin.

No pude esperar a que llegara hacía mi, así que corrí torpemente y lo abracé como si fuera lo único que tuviera en mi vida, y realmente era así. Kyle es lo único que tengo, sin él no soy nada ni nadie, simplemente Kyle es la única persona en la que confió y lo seguiré haciendo. Él es.. ¿mi todo?

Dulce y enfermiza obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora