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Natalie Fox

Había pasado 1 mes desde la discusión con mi madre, ella estaba distante y solo me dirigía la palabra para lo básico. Creó que la cague por soltar tremenda bomba antes de tiempo. Pero bueno, disfrute ver su cara de aflicción, tristeza y sorpresa al mismo tiempo.

No tenía tiempo para pensar en ella ni en nadie, me quedaban menos de 2 semanas para recuperar el semestre ya que iba pasar a 3° grado de secundaria, ni siquiera había visto a Kyle y sin él todo era un maldito lío.

—Señorita Valentina, hagame el favor de prestar atención o si no le interesa el tema en lo más mínimo, puede salirse de mi clase sin ningún problema —me interrumpió los pensamientos el maestro de Historia.

—Sí estoy poniendo atención, perdón —me forcé por sonar lo más tranquila posible, estaba estresada, triste, feliz, con ganas de llorar pero también quería gritar. La mayoría del tiempo podía controlar mis impulsos y sentimientos pero había veces que simplemente fluían como si yo no tuviera control sobre ellos.

—Me podría decir ¿En qué año se le otorgó la presidencia a Marcos Trebis lll? —lanzó la pregunta tranquilamente mientras hacía una señal para que me levantara de mi asiento.

—En 1896 —le contesté con la misma tranquilidad, me gustaba ver un programa sobre la Historia del Antiguo Brexet en la casa de Kyle, también por eso se podría decir que la materia de Historia era mi favorita.

—Esta bien, pero no se vuelva a distraer o me veré en la obligación de llevarla a Orientación —me advirtió.

Estaba por sentarme de nuevo cuando escuche unos susurros: "Es lo que me contaron, tienen ondas fuera del colegio es obvio que es una zorra" "No dudo que el tal Kyle tenga algo que ver con ella.. seria retorcido... muy retorcido" De inmediato reconocí esas voces, las mismas que me acusaron de fumar en un pasillo cuando ni siquiera sabía hacerlo ¿Quién sabe fumar a los 14?

En otro momento hubiera ignorado esos comentarios como solía hacerlo, pero mi paciencia ya se había acabado, solo deje que mi coraje pudiera más.

Me dirigí a donde estaban murmurando, me les pare en frente y dejé que lo único que fluyera fueran golpes sin importar que estuviera el maestro observando, y que ellas fueran dos y yo solo una.

Okey, este sería un largo día..

[...]

—¿Qué? ¿Cómo que Natalie esta dada de baja? —gritó mi madre.

—Señora por favor... necesita tranquilizarse —le suplicó el director — Usted sabe que cuando los alumnos se inscriben se les da un reglamento, ahí vienen las reglas y normas de esta secundaria y no se tolera la violencia entre alumno-maestro, alumno-alumno, maestro-alumno.

—¡Pero vea como dejaron a mi hija! —me señaló con el dedo índice, bueno me habían dado una paliza pero ellas no se fueron sanas y salvas. Eso me relajaba un poco.

—Ella empezó la pelea según sus compañeros, además a Kathie le rompió la nariz y la llevaron a urgencias. Si el maestro no hubiera intervenido a tiempo... —soltó un poco de aire —Miriam tal vez no estuviera con vida señora ¿Se da cuenta de la magnitud del problema?

—¿Cómo dice? —mi madre me observó sin alguna expresión en su rostro, o tal vez sí: Miedo.

—El maestro le alcanzó a quitar un cúter que tomó de la mesa de su compañero, le alcanzó a cortar la cara, los brazos y el cuello. Por suerte las cortadas fueron superficiales, los padres de Miriam nos mantendrán informados de su salud.

Dulce y enfermiza obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora