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Era un día soleado y tranquilo, lindo para estar admirando la naturaleza que había afuera del castillo. Hola, soy Hyerim, Lim Hyerim, soy una princesa, aunque no somos de los típicos reinos grandes y con mucha plata, nuestro reino no es ni muy grande, ni muy chico, es demaciado acogedor y bonito, tampoco soy de esas princesa mimadas y ricas, soy de conformarme con tan poco y pequeño, como la presencia de mis padres o un simple abrazo que recibo de ellos y cartas ya estoy bien, me cuesta demaciado pero demaciado aceptar regalos que se que gastaron una fortuna, a pesar de ser una princesa, soy más conocida por ser la hija del general más importante de Europa, Lim Jaebeom, mi padre.

-Tocan la puerta de mi habitación- Pase - dije mientras mira el exterior atentamente-

-Hola hija, ¿Cómo amaneciste?- era mi papá, Lim Jaebeom, El hombre más apuesto y deseado por las mujeres, pero él solo tiene ojos para mi mamá y para mí-

-Bien, ¿Y tú?- dije mientras me daba vuelta y me acercaba a él para abrazarlo-

-Bien- corresponde el abrazo- hoy en la noche tu mamá y la cocinera harán una cena por tu cumpleaños, ¿Que te parece?-

-Sabes que con un abrazo y un feliz cumpleaños me basta pero conociendo a mamá y a la cocinera lo harán igual aunque diga que no, así que si, me parece bien- me separó, le sonrió y me lo devuelve-

-Bien, te dejo, tengo que atender al duque y a los suministros, prepárate que tú mamá vendrá dentro de 30 minutos ¿Ok?- solo asentí, me dió un beso en la frente y salió de mi habitación-

-Bien, veamos que tenemos en el armario- dije acercándome a él y buscando un vestido que me gustase, había pasado un tiempo y aún no me decidía cuando la voz de mi madre me asusta- Madre me asustaste- dije llevando una mano a mi pecho y mi mamá ríe-

-Perdón hija, no era mi intención, ¿Que buscas?-

-Un vestido pero no me decido entre este azul y este amarillo- dije mostrándole los dos-

-El azul te quedaría perfecto, pero guardalo para otra ocasión, el amarillo ponete-

-Gracias mamá- dije acercándome a ella y abrazándola-

-Bien, ahora cámbiate, te espero en el jardín- asentí y se salió, agarre el vestido amarillo y me lo puse (el vestido que está en el inicio), salí y fui directo al jardín, ahí estaba mi madre sentaba mirando las flores que estaban al costado de ella, mientras me acercaba ella se dió cuenta de mi presencia y se levantó-

-Bien hija, como hoy es tu cumpleaños primero iremos a dar un paseo en carruaje y después podrás hacer esgrima ya que tanto te gusta, pero -se acerco a mi y susurro- no se lo digas a tu padre o si no nos va a regañar a ambas ¿Ok? - asenti y fuimos hacia en carruaje, miéntras íbamos me mostró muchos paisajes que había, cuando llegamos al pueblo muchos quedaron mirando al carruaje, mi madre y yo bajamos del carruaje y nos adentramos a una casa de costura de madame Carp, entramos y mi mamá pidió hacer un vestido para ella y para mí, ¿Por qué? Tengo varios vestidos en mi armario, me tomaron los medidas y mi mamá le dijo algo madame Carp que no logré escuchar y salimos, dimos un recorrido mientras que los plebeyos hacían reverencia y me deseaban un feliz cumpleaños, yo solo decía Gracias y en mi rostro solo había una sonrisa de agradecimiento por su saludo, luego fuimos otra vez al carruaje y nos dirigimos denuevo al castillo, cuando llegamos mi mamá me dejó en mi habitación, fui directo a un cofre en dónde tenía guardado mi ropa para el esgrima, lo tengo guardado en otro lado para que mi padre no lo vea y se enoje, ya que siempre quiere que solo actúe como una princesa y una princesa no hace esgrima, siempre me lo repetía de niña, pero ahora lo hago a escondidas de él y mi madre me cubre, salí viendo de ambos lados y fui corriendo hasta llegar a mi destino, abrí la puerta y entre, mi 2do hogar, amaba tanto este lugar que para distraerme de algo vengo aca para sacar mi furia y olvidar el mal rato que tuve, agarre la espada y empeze a practicar, después vino el maestro y me reto a un duelo, hisimos cuatro rondas, por lo que pude ganar 3 a 1, lo que no sabía era que mi padre estaba atrás mío, hasta que hablo y me sobresalté

-Hija- dijo acercándose a mi y me agarró de los hombros- ¿Qué hablamos sobre esto?-

-Una princesa nunca hace esgrima- dije con un cierto desagrado por esa frase

-Exacto, sabes que no quiero que hagas esto-

-¿Por qué? ¿Por qué no quieres que lo haga?-

-Ven, vamos a un lugar mas privado- deje la espada y salí con mi padre, llegamos y empezó a hablar- nunca quise hablar de esto contigo, para mí es algo sumamente delicado, pero tengo que contartela para que sepas porque no quiero que hagas esto -suspiro y continúo-  mi madre hacia esgrima, lo hacía para defender a su pueblo y a su reino, aunque mi padre le decía que era peligroso ella no le hacía caso hasta que fue una guerra en dónde ganaron pero ella murió en esa guerra, me haces acordar mucho a ella cuando descubrí que tenías un gran amor hacia el esgrima que no me oponía que lo hagas, realmente eres muy buena en esto como lo era tu abuela, pero no quiero tampoco ponerte en riesgo y es por eso que te decía que no quiero que lo hagas, tengo miedo en perderte- dice con una voz más finita, me mira, me da una mini sonrisa y pone su mano en mi mejilla izquierda y la acaricia- te dejo con la condición que solo practiques acá en el palacio pero después ir a una guerra no te dejo, ¿Ok? - rei a su propuesta pero la acepte, al menos no tengo que esconderme de ahora en adelante-

𝐋𝐀 𝐑𝐄𝐀𝐋𝐄𝐙𝐀 - Park SungHoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora