Entre Rosas y Papel

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De niña solía ver las revistas que la abuela dejaba sobre la mesa del comedor como costumbre, siempre me gusto la moda, los vestidos elegantes y todo con respecto a ese mundo.

Las modelo siempre estaban impecables en las fotos, cuerpos perfectos, maquillaje perfecto, luz perfecta, ropa perfecta, quería ser como ellas, crecí con esa idea.

Llegó la pubertad, me habían dicho que con eso tu cuerpo tomaba forma, pero al parecer yo había llegado tarde a esa feria, no tenía ese cuerpo escultural del que todas mis amigas gozaban.

En la escuela solían decirme que como podía encajar con mis amigas, si era muy diferente a ellas, yo también me hacía dicha pregunta, también solían llamarme "la chica plana", es triste como tres palabras pueden destruirte en segundos.

Llagaba a casa y me encerraba en mi cuarto, triste y furiosa, lloraba por las noches preguntándome por qué no me toco un cuerpo como el de las chicas que solía ver en las revistas, así eran mis madrugadas hasta que mi mente estuviese lo suficientemente cansada como para quedarme dormida.

Mis padres comenzaban a darse cuenta de mi cambio, pase de ser la chica feliz y entusiasta, a la apagada y callada, mis amigas comenzaron a alejarse de mi, quede completamente sola, mi inconformidad con el mundo fue separándome de la luz y llevándome hacia la oscuridad.

Hasta que un día sucedió algo que me hizo darme cuenta que me estaba ahogando en un vaso de agua.

Salí al parque a despejar mi mente, ya estaba cansada de estar encerrada en mi habitación mientras los demonios de mi mente me acechaban, me senté en una banca a poder disfrutar del sol que me regalaba el día, respirar el aire puro, estuve así por unos cuantos minutos, hasta que llegó un señor de una edad ya muy avanzada con un dibujo en sus manos.

-Señorita, yo pinto a personas que vienen por este parque y no pude evitar dibujarla, es usted muy hermosa y si no lo nota es porque se ha concentrado en lo que no tiene, teniendo muchas cosas que la hacen valer mucho, bueno me despido, tenga un lindo día- Dijo el señor mientras se quitaba el sombrero y se lo volvía a poner, le di las gracias y lo vi alejarse.

Observe el dibujo y vaya que era hermoso, era yo en la banca mientras tenía los ojos cerrados disfrutando del aire en mi rostro, las tonalidades de los colores, los pequeños detalles, como el lunar cerca de mi barbilla, me quedé analizándolo por unos minutos, fui al lugar donde el señor tenía su caballete pero no había nada, desapareció, así sin más.

En el camino a casa pensé en todo lo que el señor me había dicho, estaba descuidando mi vida sin razón alguna, debía comenzar a amarme a mi misma, dejar que las opiniones de los demás afectaran la forma en la que me veía, perdí amistades por eso pero quizás era lo mejor, jamás fueron verdaderos amigos.

Desde ese día comencé a verme de forma diferente, era una buena persona, inteligente, que le gustaba ayudar, tenía una hermosa sonrisa y unos ojos color ámbar que comenzaban a tener un brillo de alegría nuevamente, mi confianza fue volviendo poco a poco, hice nuevos amigos, mi vida dio un vuelco, pero uno que me estaba cayendo de maravilla.

Si no hubiese sido por ese señor en el parque y su hermoso dibujo, quizás no estaría contándoles esto, me mostró que el físico no lo es todo, que lo que verdaderamente importa es como somos a nivel personal, como tratamos a los demás, como nos comportamos, eso nos hace ver bien sin ningún tipo de maquillaje o un buen físico.

Señor, donde quiera que se encuentre, quiero agradecerle por haber sido mi salvavidas, el cual me saco de las profundidades de mi mente e inseguridades.

Holaa chicos!!
¿Qué tal les está pareciendo esta nueva historia? Espero les esté gustando!! ❤️
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Los quiero mucho!! ❤️