OO4. Té De Burbujas.

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❝ Tal vez Yan HeQing desperdició su vida y, tal vez, se dio cuenta de eso demasiado tarde ❞

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❝ Tal vez Yan HeQing desperdició su vida y, tal vez, se dio cuenta de eso demasiado tarde ❞.

Una cafetería

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Una cafetería. Bien. Genial. Después de un día aburrido, de formularios marcados con tinta negra, de una ajetreada mañana y una, algo, un poco, relajada tarde, ir a una cafetería y pedir un té de burbujas era lo mejor del mundo, o no parecería lo mejor si eso se había vuelto una rutina. Una horrible y aburrida rutina.

Sería perfecto si en el menú del local estuviera escrito con letra cursiva "Perlas de tapioca" o, aún mejor, si los panecillos crujientes espolvoreados con harina blanca, aquellos que tanto disfrutaba, también fuesen incluídos en él. En realidad, era justo lo que había. Todos los días.

Había que admitir que justo ese lugar -en el que habían taburetes ordenados en una línea recta en el medio, y, en donde varios juegos de sofás blancos se encontraban dispersos- era el ideal para que Yan HeQing, luego de salir del trabajo, pudiera descansar durante treinta minutos, para después, ir a su auto y conducir a su apartamento.

Su día a día era, en pocas palabras, rutinario. Se basaba en despertarse temprano en la mañana, dirigirse al trabajo, ir a esa cafetería, volver a casa. Lo mismo desde el lunes hasta el sábado.

Sin embargo, Yan HeQing no se quejaba y si lo hacía, bastaba un corto período de tiempo para dejarlo de lado. No era como si disfrutara de la monotonía de su vida, pero tampoco como si eso le molestara. Trabajaba en una oficina, tenía un buen puesto y ganaba lo suficiente, consiguió un carro y ahora vivía cómodamente en un apartamento, el cual, aunque no podría considerarse un cálido hogar, le brindaba justo lo que necesitaba.

Solo que, en su vida, faltaba algo. Ese algo que le diera ganas de pasar despierto toda la noche, o, que lo volviera ansioso por regresar a casa. Podría ser eso que lo hiciera sonreír, que le quitara las ganas de despertar temprano y que contrario a eso, prefiriera pasar acostado sobre la cama todo el día.

Pero... él, en algún momento había tenido ese 'algo' a su lado, o mejor dicho, ese 'alguien', un hombre al cual podía describir como lo mejor del mundo. Aunque, no podía ni siquiera quejarse del hecho de que ahora no estuviera a su lado. Había sido lo suficientemente estúpido como para dejar que, sea lo que sea que ambos habían tenido, se echara a perder.

El sonido de un tintineo metálico avisó que un nuevo cliente estaba entrando, caminando con pasos lentos pero no lo suficiente como para que las personas dentro se impacientaran, Yan HeQing acomodó su portafolio negro y tomó asiento en el juego de sofás que quedaban justo frente a la enorme ventana, la cual le daba una vista nítida de todo lo que pasaba afuera.

Su figura se encorvó, y los pliegues en su traje negro no tardaron nada en llegar, puso su maletín sobre la mesa de madera y rápidamente retiró el saco que llevaba puesto.

Un suspiro lleno de cansancio salió de su boca, frotó sus ojos con la palma de sus manos y por último, acomodó su cabello grisáceo hacia atrás. Tal vez, había malgastado la mayor parte de su vida preocupándose por conseguir un buen puesto, que, sin saberlo, descuidó las cosas importantes.

Si tan solo se hubiera dado cuenta de eso antes...

Sus dedos comenzaron a balancearse uno tras otro, dando ligeros pero rápidos golpes sobre la superficie que estaba justo enfrente de él, su cabeza estaba ladeada, podría ser que en esa posición su cuello descansara de haber estado rígido por casi ocho horas seguidas o simplemente era una manía que había adquirido con el tiempo.

Sin darse cuenta, un folleto de papel envuelto en un forro de plástico fue depositado sobre la mesa. Los colores en él eran tenues, una sola gama de tonos que combinaba con el ambiente del lugar. Por alguna razón todo estaba escrito en inglés, al inicio, a Yan HeQing se le hizo algo extraño, pero luego de varios meses de frecuentar esta cafetería, era lo más normal del mundo.

Sin hacer nada más que un gesto de saludo, sin voltear a ver a la persona que estaba a su lado derecho, el cual, sin duda alguna era un camarero. Yan HeQing sujetó el menú, sabía de memoria qué era lo que ordenaría, pero, siempre le echaba un vistazo, tal vez, esperaba que algo nuevo hubiese sido añadido.

Aunque si eso sucediera, dudaría que ese nuevo añadimiento superara en sabor a sus órdenes de siempre.

Podía ser que estuvo haciendo lo mismo durante más de treinta segundos, y el carraspeo de la otra persona le avisó que debía apurarse. Sus labios se contrajeron, haciendo que minúsculas y rosadas arrugas se apoderaran de ellos.

Tardó un segundo más en decir su orden, con esa voz ronca y profunda que tanto le caracterizaba. "Un té de burbujas con perlas de tapioca y una orden de panecillos de canela".

Sus ojos se alzaron, el color gris pálido relucía a través de sus anteojos, una mirada cansada que podía incluso rozar lo estricto.

"¿Yan-ge?", la figura de un hombre de no más de treinta y cinco años con una camisa blanca y un delantal café que hacía juego con sus pantalones le habló. Era esa misma voz que Yan HeQing creía que había olvidado.

"¿Xiao Yuan?".

Tal vez, la vida le estaba dando una segunda oportunidad, o, simplemente era una manera cruel de recordarle lo que había perdido y que ya no podía recuperar.

Y, no necesariamente había un nuevo añadimiento en el menú, pero, ante los ojos de Yan HeQing ese 'algo' nuevo, era mil veces mejor que un simple té y una porción de panecillos.

- One Shots [𝑸𝒊𝒏𝒈𝒀𝒖𝒂𝒏] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora