Poesía etérea

Tsunami

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Hermano, por favor, ¡¡No te vayas!!
¿Que hice yo para ser castigado así?
porque te dije que no te vayas,
y aún así me dejaste ir.

Los dos estábamos allí, corriendo,
intentando evitar el agua,
mientras las olas crecían
y las casas se derrumbaban.

Tu estando descalzo,
con heridas por doquier,
me alentaste a seguir
antes de que el agua toque nuestra piel.

Las calles no se veían
y la gente lloraba, asustada,
mas yo aún pensaba
que la ciudad ahora era
una más abandonada.

Unos gritos guturales
se escucharon detrás nuestro
y yo me quedé en shock
pero tú me alzaste para seguir.

Los dos estábamos allí, corriendo,
intentando evitar el agua
mientras las olas crecían
y las casas se derrumbaban.

Todo pasó tan rápido,
y tan lento a la vez,
para cuando quise pensar
a ti ya no te encontré.

Hermano, por favor, ¡¡No te vayas!!
¿Que hice yo para ser castigado así?
porque te dije que no te vayas,
y aún así me dejaste ir.

Quise que mi mente
en esos momentos fuera positiva,
mas la pesadez que poseía
llegaba hasta la otra esquina.

Hermano, por favor, ¡¡No te vayas!!
¿Que hice yo para ser castigado así?
porque te dije que no te vayas,
y aún así me dejaste ir.

Ahora por fin te encontré,
con tu rostro reflejando paz,
pues habías cumplido tu propósito
de dejarme en un seguro lugar.

Ahora, por favor,
espero que te vaya bien
¿Qué hice yo para merecer
tan magnífico ser como hermano?

Porque, aunque no sabía,
tú acabaste de salvar mi vida.

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🌊 Ilustración de Yuta Onoda (Pinterest). 🌊