Jamie: ¿Te preocupa algo?
Flora: No. En realidad, no. Solo estaba pensando en el hombre tonto, hermoso y demente con el que me casaré mañana. Lo amo, más de lo que pensé que podría amar a alguien. Y lo loco es que él me ama de la misma manera. Tuvimos suerte. A veces, cuando estoy sentada a su lado, en ese silencio cómodo que solo tienes con esa persona, que te quiere tanto como tú, me entra un miedo aterrador de que... antes que yo, ¿y qué haré entonces? ¿Cómo seguir viviendo sin él? No sé qué me pasa. Parezco una loca.
Jamie: No, no digas eso. Yo lloro todo el tiempo, sin motivos. No deberías concentrarte en esa situación. No dejes que eso afecte tu felicidad ahora. Disfruta esos silencios con él. Lo que tienen es excepcional. Pero, cuando llegue el momento, dentro de muchos años, será difícil cada día, y no se hará más fácil. Luego, con el tiempo, irás encontrando pequeños momentos, pedacitos de tu vida, que te recordarán a él. Y serán tontos, bobos o tristes, y llorarás por horas. Pero seguirán siendo pedacitos de él. Y los atesorarás. Será como si estuviera ahí contigo. Aunque ya no esté.
