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Las siguientes noches, Sangyeop no volvió a ver a Wonsang. Estaba volviéndose loco de la angustia. Quería verlo, quería saber qué había pasado, quería saber qué sentía en ese momento.

Tampoco comprendía muy bien lo que estaba pasando con él mismo. Había una constante guerra de sentimientos en su interior. ¿Le gustaba Wonsang o solo le había gustado el beso? Porque admitía que ese beso había sido increíble. Pero, ¿cómo podía gustar de alguien que apenas conocía y con quien solo se encontraba por las noches? ¿Era posible sentir algo por alguien a quien nunca había visto en realidad?

Comenzaba a pensar que sí. 

Fue entonces cuando Gwangil descubrió su diario y lo leyó. De principio a fin. Todo. 

—¿Así que no estaba pasando nada interesante? —le preguntó a Sangyeop apenas este atravesó la puerta del departamento. Yeop se estaba quitando los zapatos y el abrigo en la entrada, así que no estaba prestándole mucha atención a Gwangil. Pero cuando se volteó, pidiéndole que repitiera lo que dijo, y vio a su amigo con su diario en la mano, se quedó congelado y comprendió.

—¿Qué estás haciendo con eso? Es mío.

—¿Por qué me mentiste?

—¿Por qué lo leíste? No es de tu incumbencia.

Sangyeop se apresuró a quitarle el cuaderno de las manos a Gwangil, pero él fue más rápido y lo esquivó.

—Ahora muchas cosas tienen sentido.

—¿De qué estás hablando? Gwangil, puedo explicarlo todo. Dios, no tendrías que haber leído nada. Estoy muy enojado ahora mismo.

—Wonsang, estoy hablando de Wonsang.

—¿Qué pasa con él?

—Sabía que algo andaba mal con él también. Debí haberlo imaginado.

—Espera, ¿conocés a Wonsang?

—Es mi amigo. Vamos a clases juntos, él vino a casa la vez pasada. Es el que me llamó hace algunas noches, ¿te acordás? 

Sí, Sangyeop recordaba eso, pero no entendía qué tenía que ver.

—No entiendo.

—Wonsang me dijo que había conocido a alguien, un chico extraño, que solo lo veía por las noches cuando salía a dar un paseo. Wonsang tiene insomnio, ¿sabías? Y él me contó que la persona que conoció lo ayudaba, decía cosas raras, lo hacía reír. Esa persona le dijo que valía la pena vivir cuando ya no aguantaba más. Me dijo que le gustaba esa persona pero no sabía cómo decirle o siquiera pedirle una cita. 

Sangyeop estaba paralizado. ¿Gwangil y Wonsang eran amigos? ¿Wonsang había hablado de él con su amigo? ¿Wonsang gustaba de él? Mucha información para su pobre cerebro atiborrado. 

—No se me habría cruzado nunca por la cabeza que vos fueras esa persona. 

—Yo... no sé qué decir.

—Podrías haberme dicho antes, Yeop.

Era mucho para procesar, muchas emociones lo asaltaban a la vez. Pero Sangyeop tenía algo claro: necesitaba verlo, necesitaba decirle todo lo que había estado dando vueltas por su cabeza. 

—¿Dónde vive Wonsang?

—¿Para qué necesitas saberlo?

—¿No es obvio? Voy a decirle que a mí también me gusta.

—Sangyeop, es tarde, no creo que...

—Entonces tendré que verlo en sueños. 

Sin decir nada, Sangyeop caminó directo a su habitación. Estaba demasiado confundido como para hacer algo. Se tiró en su cama y, mirando al techo, comenzó a darle vueltas a todo lo que había pasado.


Diario de un sonámbulo || LUCYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora