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Yibo había gozado de un fin de semana tranquilo, demasiado para ser sincero.

Fuera de todo lo que se trataba de la facultad, jugando videojuegos, bailando unas horas e incluso dando alguna vuelta alrededor de su cuadra en su monopatín.

No se había percatado que en esos dos días no tocó ni por un segundo su celular. Quizás porque dentro de sí cabía la posibilidad de mandar un mensaje a Xiao Zhan y preguntarle qué tal estuvo esa bebida que le obsequió... definitivamente una terrible y tonta excusa para iniciar una conversación de la cual no estaba seguro si deseaba hacer. Yibo no estaba listo para afrontar aquello, ni creía poder estarlo pronto. Porque después de todo era imposible no sentir cierta atracción hacía ese Gege.

Xiao Zhan era el prototipo perfecto de hombre, no había alguien que no pudiera rendirse ante él, era bueno cantando, actuando en obras de teatro, tocando instrumentos, cocinando e incluso era uno de los mejores estudiantes de su generación, su amabilidad sobrepasaba los límites, era atento y respetuoso, todo eso acompañado del increíble cuerpo esbelto pero nada frágil que tenía y un rostro dotado de hermosura. La persona que no dejara caer su saliva por él de seguro estaba mal de la cabeza.

Pensar tanto en Zhan hacía que sus orejas enrojecieran y un cosquilleo inundara toda su piel como si tuviera escalofríos. Su mente no se encontraba en calma, ni podía encontrar esa paz que al menos antes intentaba tener. Yibo jamás había intentado por sí mismo acercarse a Xiao Zhan, nunca había tenido esa intención. Él se conformaba con verlo de reojo cerca de las bancas donde solían comer él y los chicos, pues tal y como lo dijo Ji Yang, ¿A quién no le gustaba ver esa carita tallada por los mismísimos griegos?

Además, él y ese Gege se conocían de hace algún par de años pero no sobrepasaban los saludos de lejos, eso quizá porque no creían necesario intercambiar palabras tan seguido, algún que otro choque de puños, de vez en cuando algunas sonrisas y también miradas... esas que lograban encender el brillo en los lindos ojos de Zhan cuando lo miraba y cuando se percataba de ello los pómulos redondos de Yibo se teñían de rosa pastel en el segundo en que se conectaban.

Ok... entre más lo pensaba más extraña la situación en su cabeza se volvía.

¿Realmente le gustaba Xiao Zhan de esa forma?

Era la primera vez que esa pregunta tomó lugar dentro de sus pensamientos. Quizás y sólo quizás, sí era así. Porque regresando a su propia afirmación 'Es imposible no sentir atracción por ese Gege' Yibo se encontró a sí mismo dentro de ese porcentaje de personas.

Y entonces Yibo sintió aquello que oía cuchichear a las chicas, sentía mariposas y su revoloteo frágil en la boca de su estómago, sentía su pecho caliente cual taza de chocolate con bombón entre sus manos en pleno invierno, era demasiado agradable y para nada incómodo. Ah, definitivamente esto no era del todo bueno. En verdad le gustaba Xiao Zhan.

Después estaba esa tonta regla que había despertado su curiosidad pero que no tenía sentido, al menos no para él...

¿Será que para Xiao Zhan él era un chico demasiado ordinario como para tomarlo en cuenta? ¿Será por eso que él no lograba sacar ese lado tímido de Xiao Zhan?

Ah, eso lo hizo sentir demacrado. Tenía que empezar a olvidar ese tema a la de ya.

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Durante el transcurso de la semana Yibo disfrutó de una normal estadía en la facultad en donde el atractivo Gege no apareció a su alrededor esos días y él podía concentrarse por completo en la clase de Bowen sin esperar ser expulsado a mitad de la misma. Pero cuando llegaba a casa... no paraba de observar el contacto de Xiao Zhan en el celular. ¿Habría enfermado? ¿Por qué no lo había visto?

Three seconds || ZhanYi ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora