Fase uno

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—No creo que vaya a ser algo difícil —comentó el castaño—. La música siempre ha sido algo que alegra a la gente. Así que, supongo que tendremos que empezar haciéndote amar la música.

—Es más fácil decirlo que hacerlo —bufó la chica apoyando su rostro en su mano derecha—. Hacer que ames algo que odias es difícil, te lo digo por experiencia.

—¿Experiencia? ¿Has pasado por algo parecido por esto? -la chica asintió-. ¿Y cuál era la situación? ¿Lograste que lo que no te gustara te empezara a gustar? —preguntó pregunta tras pregunta, antes había dicho que era difícil, no imposible, así que había posibilidades de que lo consiguieran.

—No —negó la chica tanto verbalmente como gestualmente—. La situación era, desde bien pequeña odie las matemáticas, y ahora las sigo odiando, pero ese no es el punto, había una etapa de mi vida que me iba realmente mal en mates, y tenía que ponerme las pilas si quería aprobar, pero era difícil, era difícil sentarte en una silla durante más de una hora, mirando la hoja de ejercicios en blanco, sin nada escrito a excepción de los enunciados, y con eso, una imposible estar tanto rato, entonces lo dejaba antes de llegar a los cinco minutos. Mi madre me regañaba por eso, me dijo que necesitaba que me gustara las matemáticas para poder tener la paciencia para poder hacer los ejercicios —explicó la chica—. Y nunca me terminaron de gustar, pero ni yo misma sabía cómo lograba aprobar los exámenes.

—Ya veo —comentó Eiji con una mano en la barbilla—. Pero esto es diferente —dijo, la chica lo miró con intriga, la chica no entendía dónde estaba esa diferencia, ya que las dos cosas lo odiaba—. Las matemáticas es algo que a mucha gente no le gusta, pero la música no, para mucha gente, la música les ayuda, los relaja, los anima, los comprende... —empezó a nombrar algunas de los millones de emociones que siente la gente al escuchar música.

—Ya, puede que en ese punto de vista es diferente, pero si tuviera que elegir cuál de las dos cosas me gusta más, matemáticas se llevaría la victoria —aclaró, realmente no quería tener ningún parecido a Nanami.

—¿Pero sabes qué? —preguntó el castaño mirando al cielo, la chica lo miró curioso—. La música, no te estresa a diferencia de los ejercicios de matemáticas. Vayas donde vayas, habrá música. ¿Sabes por qué? —la chica negó con la cabeza confusa—. Es sencillo, porque la música no es solo las canciones que hacen los cantantes, se le puede llamar música a los melodiosos ruidos de la naturaleza, como el sonido de las olas, el canto de los pájaros, el aullido de los lobos, etc —el chico pauso un rato para volver a mirar a la chica—. Estoy seguro de que tu no odias ninguno de esos sonidos, ¿cierto?

La chica agachó su mirada, lo que decía el menor de los Otori era cierto, no solo se les llama a las canciones—. No, no los odio —respondió al fin la peli-azul.

—Entonces no odias la música —dijo seguro Eiji—. Solo odias parte de ella —la chica asintió ante sus palabras, la ____ que pensaba que era imposible que dejara de odiar la música, estaba dudando—. Bien, eso ya es un gran paso, pero...si queremos dar el siguiente, tienes que confiar en mi y contarme lo que pasa entre tú y esa chica que tanto odias.

—Lo siento, no puedo —contestó con un hilo de voz, tenía la mirada gacha, para que el castaño no pudiera ver sus ojos.

—P-pero, si me lo contaras posiblemente te podamos ayudar —suplicó el chico, pero la chica no contestaba, pasó unos minutos así, la oji-amarillo callada con la mirada perdida mirando al suelo, Eiji arrepentido de pedirle a la chica que le diga algo que claramente ella no quería contar, habló—. ¿Sabes? No hace falta que me lo digas, pero si necesitas ayuda, siempre estaré dispuesto a ayudarte en lo que sea —la chica miró hacia arriba, encontrando con una sonrisa cálida dada por el oji-morado.

—Gracias —soltó la chica devolviéndole la sonrisa—. Deberíamos volver ya, ¿no crees? —el chico asintió con la cabeza.

—¿Quieres ir a por un helado? Es lo mínimo que te puedo ofrecer después de haberte hecho pasar un mal rato —explicó el castaño, la chica soltó una pequeña risita.

—No hace falta que me des nada por lo que pasó antes —aclaró ____—. Además, con este frío, ¿un helado? —la cara de Eiji se volvió de un color carmín intenso—. Te ves adorable así.

—Por favor para —pidió el castaño más avergonzado aún, puso sus manos en su rostro para tapar su sonrojo, pero era imposible, el color rojo estaba por todo su rostro.

—De acuerdo —respondió la chica dejando su cara de enternecida por una normal—. Pero bueno, si me apetece un chocolate caliente, así que...¡vamos a por unos! —exclamó la chica, el chico se destapó la cara, el color de sus mejillas se fueron reduciendo.

—¡Claro! —respondió alegremente—. Sígueme, conozco una cafetería que venden los mejores chocolates caliente de la ciudad. De pequeño iba muy a menudo allí con nii-chan.

—¡Bien vamos! —gritó y empezó a correr en línea recta.

—¡Espera! ¡____-san! ¡No se va por allí! —gritó el castaño, la chica frenó en seco, pero se resbaló y terminó cayendo al suelo, el chico rápidamente se acercó a ella y la ayudó a levantarse—. ¿Estás bien? 

—Si, estoy bien —respondió mientras se quitaba el polvo de la ropa—. Jaja, perdón, pero hacía frío, y quería entrar en calor corriendo —comentó rascándose la nuca.

—Está bien querer entrar en calor corriendo, pero tienes que tener cuidado —avisó el chico—. Ahora vayamos a la cafetería.

—¡Vamos! —exclamó eufórica la chica, sacándole un pequeña risa al chico.

(A lo lejos)

—Fase uno, completado, Kira, tú eres el siguiente —habló el mayor de los Otori.

—Vaya —dijo el peli-salmón—. Yo pensaba que con Eiji ya valdría para convencerla, que royo, Kira, más te vale solucionar este problema, este asunto no necesita en lo más mínimo los encantos de Nagi, así que, convencedla antes de que llegue la fase de Nagi.

—Estamos perdidos —habló el más alto del lugar—. Si Eiji no pudo convencerla, nadie podrá.

—¿Eh? ¿Por qué no? —preguntó el castaño.

—¿Cómo que "por qué no"? Es obvio Van, es porque Eiji es el que mejor que se lleva con ella entre todos nosotros, además, el último de la fase es él —dijo señalando al cuatro ojos.

—Yamato, te puedo oír —dijo el señalado, con el ceño un tanto fruncido—. Y para tu información, yo soy el último porque soy el que más oportunidades tiene —explicó orgulloso de él mismo.

☆☆☆☆☆☆
Hola.

Lo siento mucho por no haber actualizado la semana pasada. La inspiración no me llegaba, así que, lo siento, pero bueno, al menos para esta semana ya tengo capítulo, así que creo que eso es mejor que nada.

Que tengáis todos una hermosa semana~♡
Chao~♡

¿Música como arma de venganza? (Utapri x Tu) (Cancelada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora