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Refunfuñando, una chica iba caminado hacia sus clases de piano, odiaba las clases, la profesora la machacaba con canciones y tareas de repasar en su casa. Ella siempre repasaba más de cuatro horas diarias, pero al parecer, ese esfuerzo no servía para nada, ya que cuando la pieza le salía bien, la profesora pedía que lo volviera a repetir, y claro, como que cuando repites una cosa a la segunda vez, nunca sale tan bien como la primero, eso quería decir que en la segunda cometía uno o dos herrores que no había cometido antes, pero a la profesora no le importaba eso, solo quería criticar.

Esa profesora y sus clases, hicieron que ____ empezara a odiar el piano, un instrumento que siempre amó desde pequeña. La chica al estar en sus pensamientos, no se fijaba demasiado bien por donde corría, y es normal que en esos estados chocarse con alguien. Aunque parezca que la chica no se iba a caer por la energía que llevaba de la carrera, de alguna manera u otra terminó en el suelo, mientras que el que debería haber caído, estaba de pie, cuando la chica vio a la persona con la que había chocado, se sorprendió, ya que no aparentaba ser una persona muy fuerte, pero esa persona había aguantado el choque que se había producido.

En menos de un segundo, la chica se olvidó de todos esos pensamiento, se puso a recoger rápidamente sus partituras, mientras pedía disculpas al chico por haber chocado con él.

El chico tambores se agachó para ayudarla a recoger las partituras repartidas por el suelo. Y una vez que terminó de recoger todo, en vez de devolver las hojas a su dueña, se quedó analizandolas.

—Disculpe —llamó la chica—. ¿Me podría devolver eso? —preguntó apuntando a las partituras que tenía en sus manos. El chico asintió y le devolvió los papeles.

—¿Tocas el piano? —preguntó después de devolver los papeles.

—Si —respondió—. Y ahora mismo estoy llegando tarde a una clase, aunque si por mi fuera no iría —lo último lo dijo en un susurro—, Así que...me tengo que ir.

—Por qué no quieres ir —preguntó, la pregunta del peli-celeste dejó desconcertada a la chica, ya que no podía creer que la había escuchado—. ¿No aprendes piano por que te gusta?

—S-si me gusta. Solo que odio las clases —explicó la peli-____—. Más concretamente, odio las clases de la profesora. No me importa practicar cinco horas al día, pero no soporta la enseñanza de esa profesora.

—Ya veo, ¿entonces por qué no te vas a otra academia? —preguntó, la chica ya le daba igual que hiciera que llegara tarde a la clase, incluso se lo agradecía.

—Porque mi madre dice que la profesora no tiene la culpa, sino que la tengo yo, porque yo soy la que no puede aguantar, y si no puedo aguantar, en cualquier momento puedo dejar el piano, y eso muestra que no me gusta el piano tanto como creía. Así que estoy aguantando para demostrar que si amor por el instrumento es muy fuerte.

—Eso es impresionante —comentó—. Cualquier persona normal ya lo hubiera dejado —después de decir eso, el chico se quedó un rato en silencio—. Mmm... de acuerdo —se autodijo a si mismo—. A partir de ahora, yo te enseñaré a tocar el piano -la chica se quedó unos segundos procesando la información.

—¡¿Eh?! —exclamó sorprendida—. ¡¿Qué?! ¡¿Cómo?! ¡¡Por qué?! —empezó a soltar las típicas preguntas que uno suelta cuando le sorprenden con una noticia impactante. La chica respiró hondo para relajarse, para poder luego formular preguntas más claras—. ¿Por qué me enseñaría? Nos acabamos de conocer —replicó la chica—. Además, ¿sabes tocar el piano?

—Sí sé tocarlo —afirmó—. Y a lo otro, estoy curioso en ti como sujeto de prueba —esas palabras desconcertaron a la chica, no entendía a que se refería.

¿Música como arma de venganza? (Utapri x Tu) (Cancelada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora