1. Primer Encuentro

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¿Qué es el destino? ¿Acaso las casualidades de nuestra vida se pueden definir exclusivamente a este término? ¿Si no, qué es lo que se encuentra detrás de ellas?

Oswald Cobblepot y Edward Nygma no sintieron ninguna conexión en su primer encuentro, sin embargo, los caminos de la vida les llevarán, sin ser conscientes de ello, a una común dirección.



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Oswald finalmente atravesó la salida del colegio, aunque con el ceño fruncido y apretando los puños de la rabia que había estado conteniendo por su propio bien.

El sol a aquellas horas ya amenazaba con esconderse, pero él sólo pensaba en volver a casa y ver a su madre para encontrarse con su típica sopa especial que le encantaba, y que ella habituaba a preparar entre octubre y noviembre.

Tenía sólo 14 años. Sólo por lo que ese número significaba su profesora quería creer que había sido realmente sin querer el que le clavara unas tijeras en la palma de la mano a su compañero de clase, pero aun así las dudas la condujeron a charlar con el chico en privado para saber si de verdad hizo aquello a propósito. Oswald se dedicó a mentir, a pesar de que su "monstruo interno" fuera muy difícil de esconder. Finalmente, la profesora le creyó, aunque ya nadie le vería de la misma manera que siempre, después de lo que había hecho como respuesta a las burlas constantes que había estado sufriendo en el ámbito escolar. A Oswald no le afectó demasiado, al menos no negativamente.

De hecho, le encantaba. Adoraba ser temido, aunque no más que respetado.

A su izquierda, escuchó ruidos, algo similares a otros que ya había experimentado. Giró la cabeza y observó cómo dos o tres niños de clase se cebaban con un compañero suyo. Era Edward Nashton.

Le tiraban al suelo, le molían las gafas y lo destrozaban física y mentalmente a patadas e insultos. Edward no hacía nada.

Oswald se quedó observando. Debería apresurarse en volver a su casa, estaba tardando más de lo normal y su madre era estricta con aquel tema, pero no se dio medio vuelta.

Al cabo de unos pocos segundos, uno de los niños levantó la mirada y se percató de su presencia, lo que ocasionó que avisara a los demás de lo que estaba viendo y los avisara para huir de ahí.

Edward intentó recomponerse una vez los abusones le dejaron, se colocó sus gafas semi-rotas y miró hacia arriba, encontrándose con Oswald, que se había estado acercando lentamente a él ya estaba bastante cerca. Edward se le quedó mirando.

—¿Cuál es tu nombre? —le preguntó Oswald.

—Umm... Edward. —respondió algo desorientado, para después mirar a su alrededor y ver cómo los abusones se alejaban del lugar.

Al asimilar mejor lo que acababa de pasar, recordó por qué le sonaba de algo el rostro que tenía delante suya.

—¿Tú nombre es...? —preguntó, esperando saber el nombre del chico.

—Yo me llamo Oswald.

—¿No te han expulsado?

—¿Por qué deberían? —contraatacó Oswald, que no se esperaba recibir una bienvenida así de entre todas las posibles.

—Bueno, antes he visto cómo le clavabas unas tijeras al que tenías al lado en clase. —Oswald entonó una sonrisa al escuchar aquello, pues hasta aquel momento todo el mundo había estado queriendo creer que aquel movimiento suyo fue algo nada voluntario. Era más fácil para él que eso ocurriera porque los engañaría más fácil, pero en este momento se había sentido gratamente sorprendido.

—Levántate, anda. —le dijo con un tranquilo tono de voz, e incluso tiró de su brazo con el suyo para ayudarle a erguirse. La mayoría de su ropa estaba teñida de un leve color de tierra, sus gafas apenas se mantenían con el apoyo de sus orejas y nariz y mantenía una mueca triste en su rostro.

No hubo más palabras entre ellos en aquel momento; Oswald se dio la vuelta y se dirigió para encontrarse con su madre, que la estaría esperando, y tampoco miró atrás en ningún momento. Edward se mantuvo mirando a la lejanía durante unos segundos, viendo como aquel chico que hacía llamarse "Oswald" se marchaba entre algunas hojas que caían de los árboles por consecuencia del presente otoño.

Aunque fue un momento inusual para los dos, se quedó como eso, un simple momento inusual. O al menos así fue para ellos en esa etapa de su vida.


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La Oscura Misericordia {Nygmobblepot}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora