4. Oportunidad

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A Edward no le gustaban las calles de Gotham; eran demasiado sangrientas y crueles para cualquiera, fuera rico con una mansión, o pobre viviendo en la calle. Una vez su vida parecía dar un giro de los acontecimientos, Edward intenta ver lo positivo de la situación, pero era casi imposible encontrar una linterna apagada y con pilas en una habitación grande y totalmente oscura.


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El festival de Gotham empezaría en justamente dos días. El aire se sentía frío y, mientras que para unos aquello presagiaba noches de decadencia, oscuridad y sangre, Edward veía en el festival una oportunidad entre un paisaje oscurecido. Como la débil luz en la penumbra.

Aquel mismo año Edward había cumplido la mayoría de edad y pudo independizarse de su progenitor -si aquella era la palabra adecuada para referirse a él-, se mudó a un apartamento de mala muerte que redecoró a su manera ligeramente, con algunos de los trofeos que ganó cuando estaba en la escuela en concursos y un poco de papel de pared para cubrir las cicatrices que algunas termitas o humedades habían dejado en la débil madera. A partir de ahora, sólo le quedaba seguir estudiando o buscar trabajo, o las dos cosas.

Al menos eso era lo que había pensado en un primer momento, pero ya no estaba tan seguro de si debería continuar con sus estudios, al fin y al cabo, él era lo bastante inteligente para no necesitar de un título o una carrera para así decir que es un genio en cierta área. Claro que, el título era lo único que valía a los ojos de los demás. Por desgracia.

También tenía prisa por mudarse, a pesar de haberlo hecho hace poco menos de unos meses. Gotham estaba plagada de criminales, claro, pero en unas áreas más que en otras, y Edward, que no tuvo suerte a la hora de querer acabar en una zona un poco segura, empezaba a estar cansado de tener que dormir con un ojo abierto y con un sistema de seguridad que él mismo inventó a partir de chatarra en su mayoría para evitar confrontamientos directos con gente problemática.

A veces escuchaba tiros y gritos, incluso se encontró un cuerpo sin vida en el pasillo que se encontraba al salir de la puerta de su casa. Pero mientras no estuviera él en peligro, todo estaría bien.

Y pues, así era Gotham. ¿Qué caminos podría tomar Edward, una persona que deseaba avanzar en la vida, en las peligrosas calles de Gotham, en las que tanto detestaba vivir? Honestamente, tampoco estaba muy seguro de su futuro si es que conseguía salir de la ciudad y mudarse lejos de allí, y eso frustraba mucho a Edward la mayoría de su tiempo.

Lo único que Edward tenía claro de lo que el futuro le tendría preparado, es que no tenía ni idea de cómo sería. Así que el único camino que iba a tomar sería el de seguir adelante.

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Tenía la idea más que planeada para su puesto en el festival; no era algo demasiado complejo, pero tampoco fácil. Era lo justo para los gothamitas, al fin y al cabo, Edward solía considerar a todos ellos unos tontos, al basarse en su propia experiencia personal y punto de vista.

Solamente se trataría de unas pequeñas y rápidas rondas de preguntas de cultura general, con la estereotipada recompensa de un peluche. Unos pocos los pagó, con la esperanza de recuperar el dinero perdido dentro de poco, otros los cogió prestados discretamente de un apartado abandonado cerca del suyo, los lavó y preparó para tener un aspecto decente. Al fin y al cabo, nadie iba a echarlos de menos.


El establecimiento era, cuanto menos, pequeño. Unas cuantas telas verdes y blancas, tablones de madera para construir una mini-plataforma para mirar por encima a la gente y arriba un cartel con signos de interrogación para simbolizar su juego de adivinanzas.
Aquél sería el lugar donde soportaría a personas toda una noche durante casi una semana.



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La música resonaba por todo el lugar con el alto volumen que esta llevaba, una pequeña multitud se paseaba por el lugar con una limitada variedad de planes, y los colores de las atracciones más variopintas que empezaban a encontrar su pre-establecido lugar en el área empezaban a asentarse
Aún ni había llegado la tarde-noche, pero a Edward le empezaba a preocupar lo poco que su pequeña atracción destacaba sobre las demás, ahora que las veía emerger finalmente. Edward se agarraba a lo que suponía su novedad para la feria que habitualmente sólo disponía de las atracciones de siempre, ¿Pero acaso era suficiente?
Aun así, de todas formas, encontraría una forma de llamar la atención, por muy poco que aquello le gustara.

No quería seguir pensando en lo que se vería forzado a hacer si su pequeña inversión no salía bien. Era tan difícil salir adelante en Gotham, que hasta era complicado salir de la ciudad misma. Y las oportunidades no existían, por lo que sólo podía pensar en algunas de las acciones más desesperadas que se le podrían ocurrir a un hombre desesperanzado: robar. Y con suerte, sólo tendría que robar y no caer en nada peor.

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La Oscura Misericordia {Nygmobblepot}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora