Personaje: Rill
Advertencia: Ninguna
JessicaAguilar798No sé por que la primera vez que puse black clover rill en pinterest me salió pura ropa 🤔
Bueno, espero mes guste y que todos se encuentren bien 😊✨
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Desde hace un tiempo veía esos cuadros, siempre me parecían preciosos. Mientras mis padres se quedaban hablar con los dueños de esa casa, yo recorría el lugar y un día fue que encontré esos cuadros, solo había escuchado que eran hechos por el más joven de la familia Boismortier, que desde que había conseguido su grimorio no dejaba de pintar, pero siempre cuando iba nunca lo llegaba a ver. Quería conocer a esa persona y poder entender mejor lo que quería transmitir con sus pinturas.
Caminaba tranquilamente por los largos pasillos, aunque ya conocía el lugar casi bien, no quería quedarme en la sala y escuchar la plática de los adultos, tenía 11 años, lo que menos que quería ahora era aburrirme. Veía las puertas que se encontraban, viendo en cual podría entrar y buscar algo para distraerme, pero una puerta me llamo la atención, no sé qué era exactamente, pero llegaba a escuchar pequeños ruidos que venían del otro lado, mi curiosidad aumento y coloque mi mano sobre la manija, pero antes de abrir escuche una voz.
-¿Le gustaría una taza de té, señorita?- escuche atrás de mí, me gire y pude ver a Walter, el mayordomo de la familia-. Claro que con la compañía de unas galletas que acaban de preparar.
Mis ojos se iluminaron por escuchar que habría galletas, me encantaban, pero la curiosidad de saber lo que había del otro lado era mayor. No sabía qué hacer, desvié mi mirada del mayordomo y la dirigí a la puerta atrás de mí.
-Yo le recomendaría no entrar, aparte de que debería de disfrutar el té con el hermoso clima que tenemos ahorita.
Si me recomendaba no entrar, era por algo y eso hizo que mi curiosidad no se esfumara. Pero sabía que no me dejaría entrar, buscaría la forma de entrar otro día que viniéramos. Camine a un lado de Walter por los pasillos, bajando y saliendo al patio de la casa donde había una mesa y algunas sillas de un color blanco, donde podía ver el té ya preparado y un plato con algunas galletas. Me senté y tomé un poco del té después de comer una deliciosa galleta, mi mirada se dirigió a los últimos pisos de esa casa, esperando descubrir lo que había del otro lado de esa puerta.
Pasaron unos cinco días escuchamos que Rill había destruido parte de la casa y que Walter había sufrido un daño. Unos días más tarde fuimos y podía ver que la casa se encontraba bien, los adultos fueron a la sala de siempre para hablar y yo subí las escaleras para llegar a la puerta del otro día. Abrí lentamente la puerta y pudo ver algunos lienzos en blanco sobre el piso, algunos pocos ya tenían algo pintado, me acerqué a estos y pude apreciar los trazos de la pintura, se veían diferentes a los que había visto, pero me gustaban más estos. Vi un caballete y en ese reposaba un lienzo con una pintura que todavía no estaba terminado, podía apreciar el degradado de los colores, las suaves pinceleadas que le habían hecho, especialmente en los detalles.
-¿Te gusta?- escuche una voz, por lo que me sobresalte. Me voltee para ver a un chico unos años más grandes que yo en la entrada de la habitación. De un momento a otro mi corazón palpitaba rápidamente, ver ese cabello alborotado de un color celeste, ojos que tenían un color purpura claro y esa gran sonrisa, no sé por qué de repente sentía un ligero calor en mis mejillas.
-S-Sí- apenas pude contestar a su pregunta, sentía que mi voz se iba.
Él se acercó feliz y viendo el cuadro incompleto, no me había dado cuenta, pero traía unas pinturas en sus manos, lo más seguro es que se le acabo y fue por más. Después de ver el lienzo, se volteó bruscamente hacia mí, dejando nuestros rostros algo cerca, eso me sorprendió mucho y pudo sentir que mi corazón podía salir y que el calor invadía más mis mejillas.
-¿Qué te parece quedártelo cuando lo termine?- pregunto con esa sonrisa que no se quitaba de su rostro.
-N-No puedo aceptarlo, no sería... adecuado- conteste nerviosa.
-Es un regalo- dejo la pintara en una mesa y otra vez me miro, no entendía, pero esos ojos hacían que me ponga nerviosa-. Por cierto, no sé tu nombre. Yo soy Rill Boismortier.
Al escuchar su nombre pude comprender que por fin pude conocer a la persona que buscaba todo este tiempo.
Pasaron los años y conocía mejor a Rill, hablábamos de todo, yo lo iba a visitar o él a mí. Entendí después que ese sentimiento cálido que me invadía cuando estaba con Rill, era porque me gustaba, pero pensé que ese sentimiento se iría, ya que era solo un enamoramiento cuando era pequeña y fue a primera vista, pero el sentimiento crecía.
Cumplí 15 años y conseguí mi grimorio, quería ser un caballero mágico y estar en la orden donde ahora Rill era capital, en los Ciervos Celestes. Pero mis padres me prohibieron ir a la prueba, estaba enojada por eso, me decían que ese lugar no era para mí. Yo solo quería estar más cerca de él, no importaba qué, pero lo intentaría el próximo año.
Eso era lo que pensaba, ahora estaba agradecida con mis padres por haberme prohibido hacer esa prueba. Después de lo de los elfos, Rill vino a ver que estuviera bien, algo que me hizo muy feliz, ya que se preocupaba por mí y con eso me bastaba, pero después de unos días cuando ya la casa se estaba arreglando, vino a visitarme y me conto sobre una joven que había robado su corazón, sentía como se desvanecía, como mi corazón se apretaba, dejaba de escuchar su voz. Durante estos cuatro años de conocerlo me enamore de él, pero nunca pensé que él le interesara alguien, nunca vi que le encontrara importancia a esas cosas. Tenía que pensar que esto podía llegar a pasar, fui una tonta.
-______, ¿estás bien?- pregunto después de ver que mi mirada se encontraba perdida.
-Sí, solo estaba analizando esta situación, nunca creí llegar a este momento- solté una risa nerviosa.
-Yo tampoco, pero simplemente paso. Es algo inesperado, llegaras a entenderlo cuando seas más grande.
-Créeme, lo entiendo perfectamente- susurre.
-¿Eh? ¿Qué dijiste?
-Nada, solo que estoy feliz por ti- sonreí falsamente, golpeando mentalmente por lo que solté.