quarantacinque

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Seulgi, la ahora pelinegra, bajó del auto rápidamente al ver que llevaba algunos minutos tarde. A su mejor amiga seguramente no le importaría, pero igualmente no quería dejarla esperar.

Le escribió a la castaña preguntándole dónde se encontraba, cosa que fue totalmente innecesaria porque segundos después la vió sentado en una banca junto a algunas cinco maletas y dos bolsos.

– ¡Seulgi!

La menor se levantó con una enorme sonrisa y rodeó el cuerpo de la pelinegra en un cálido y tierno abrazo.

Se extrañaban.

– Te odio, ¡no te vuelvas a ir!, te extrañé demasiado.

Se separaron del abrazo y limpiaron algunas lágrimas que se habían escapado.

– ¿Nos vamos?

Seungwan negó.

– Tengo que esperar a...

– Amor, ¿ya vino tu amiga?

Seulgi, quién aún estaba limpiando sus lágrimas, volteó lentamente hacía donde se dirigía aquella suave y dulce voz. Visualizó una peli ceniza secando delicadamente sus finas y blanquecinas manos. Llevaba el pelo ligeramente desordenado, el cual bailaba al compás de la tibia brisa de aquella tarde de primavera. Sus marrones ojos transmitían una paz indescriptible que podría hipnotizar a cualquier ser viviente que esté en sus cinco sentidos, o tal vez no, porque no tienes que estar en tus cinco sentidos como para quedar hipnotizada por aquella pequeña, basta saber de su simple y divina existencia. El gran abrigo que llevaba puesto la hacía ver más pequeña, haciéndola ver tan adorable que a cualquiera le podría causar una sobredosis de ternura.

Después de varios segundos admirándola y de analizar la más mínima cosa de aquella pequeña, la pelinegra cayó en cuenta de varias cosas, de tantas cosas que de solo pensarlas le vino dolor de cabeza.

El solo hecho de haberla admirado más de cuánto quisiera, la hizo sentir extraña, pero no estaba cansada de analizarla de pies a cabeza, al contrario, podría seguir y aquí es donde entra el siguiente punto: ¿Por qué tanto interés?

Creo que era ya más que obvia aquella respuesta.

Su destinada.

Su preciosa y magnífica destinada estaba allí en aquel momento. Aquella persona que estará junto a ella por el resto de su vida, aquell que compartirá la más mínima ocasión a su lado.

Aquell destinada que es novia  de su mejor amiga. Son Seungwan.

L'unica forza che ho Chaesoo AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora