Incluso los condenados necesitan contar su historia.
Atenea
Me quedó helada al oir sus palabras. Trago duro y asiento suavemente ante su orden. Me acerco a la puerta cerrando esta. Me giro y camino de nuevo hacia su mesa, dejando estos finamente en ella. Levanto la mirada y veo que sigue mirándome, como lleva haciendo desde que he pisado un pie en este despacho. Respiro hondo y me armo de valor para poder decir algo. 《 No hundas y no te hundas 》
-¿Qué tanto mira señor Crawford? ¿Puede decir de una vez si necesita que haga algo más y así ambos no perdemos el tiempo?
No obtengo respuesta o eso creo. Tras varios minutos el señor Crawford se levanta quedando a mi altura. Se acerca a mi y me mira directamente a los ojos. Noto un escalofrío en mi cuerpo y trago duro. Fijo mi mirada también en sus ojos durante varios minutos hasta que aparto esta. Respiro hondo una vez más y me separo de él
-Esto es una completa estupidez.- murmuro y poso mis manos en mi cintura. El Demonio sonríe de lado y de apoya en su mesa.
- ¿El qué, señorita... Jonfron? ¿Johnson?
- ¡Mi nombre es Atenea Samuels, no Johnson! ¡Aprendase los nombres de los trabajadores de su empresa si quiere que lo traten con respeto - digo casi hecha una furia y me sonrojo tapando mi boca tras darme cuenta de lo que había hecho. Me había tomado bastante en serio el consejo de Stefannie. El Demonio borra su sonrisa de su rostro y da un paso hacia mi. Yo retrocedo pero me doy cuenta de lo que hago. Permanezco donde estoy. No iba a darle la satisfacción de intimidarme. No más.-Señorita Samuels... no sabe usted con quien está hablando aparte de con su jefe. La próxima vez que vuelva a faltarme el respeto como ha hecho ya dos veces, la despediré y me encargaré de enviar una mala recomendación de usted. Así que, mejor que se vaya por donde ha venido antes de arrepentirme de dejarla ir sin un castigo.
Las últimas palabras que salen de su boca hacen que mis mejillas se tiñan de un color rojizo. Asiento y salgo de ahí rápidamente. Cierro la puerta cuando salgo y respiro hondo volviendo a mi puesto de trabajo. No quería dejar que me intimidara y que me tratara de esa forma tan repugnante como hace con todos sus trabajadores. Pero era mi jefe. Mi puñetero jefe.
Llego a mi planta y veo a Jake. Suspiro aliviada al ver una cara conocida y este se acerca a mi colocándose bien sus gafas.-Hola Aten... ¿Estás bien? Tienes mala cara - suspira haciendo una mueca. Ponia notar en su rostro la preocupación que sentía. Tan adorable y considerado como siempre.
- Hola... estoy bien, bueno. No lo sé. Acabo de volver del despacho del Demonio y me ha advertido de que me podría echar. - respiro hondo y paso mis manos por mis hombros. Camino a su lado - pero olvidemos eso, ¿qué tal te va por aqui?
Me acompaña hasta mi puesto de trabajo y se lo agradezco. Jake trabaja en la sección de cálculo, al otro lado de la empresa y de vez en cuando viene a mi planta a hacer algún recado, aprovechando así para verme y hablar conmigo, además de pasar algún que otro descanso juntos. Era el único compañero de la empresa con el que hablaba y conocía. Jake es encantador y muy dulce. Nunca hemos tenido la oportunidad de vernos fuera ya que además de estar en esta empresa, tengo lío en la universidad y el poco tiempo que tengo lo empleo estudiando y organizando esta pequeña "doble vida" que tengo.
Al llegar a casa me doy una ducha larga después del día tan malo que he tenido. Al salir de la ducha hago algunos apuntes de la uni. Llevaba días que no seguía el ritmo pero era imposible trabajando en esa oficina. Suspiro dejando de escribir al rato, dándole vueltas a las palabras del señor Crawford hacia mi persona. Tenía razón en que no sabía con quién estaba hablando pero él tampoco sabe nada de mi para que de por hecho que voy a dejar que me trate de forma despreciable. Tras un rato dándole vueltas llamo a Steffanie y hablamos un rato sobre la intensa conversación que tuve hoy con mi jefe. Mientras hablo con ella suena mi puerta y me levanto algo confundida. Me pongo la bata de levantar y cojo el teléfono de nuevo. Lo hania dejado en la mesa mientras Steffanie hablaba, no se había dado cuenta. Me diribo hasta la puerta y al abrir no veo a nadie. Bajo la mirada y veo una caja en el suelo. Cojo esta y entro dejando el móvil a un lado aún en llamada con Steffanie. No se daría ni cuenta. Abro la caja y veo una nota:
Ex nihilo nihil fit.
-CC.Bajo la nota, habia un vestido precioso azul.
Respiro hondo mirando el vestido y tras varios minutos reflexionando sobre quien podia haber sido, su nombre sale de mi boca inconscientemente:
-El Demonio.
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Un Ángel Para Un Demonio
ChickLit✧ || ❝ Á𝐧𝐠𝐞𝐥 𝐲 𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨; 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐡𝐚𝐛í𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐭𝐚𝐧 𝐣𝐨𝐝𝐢𝐝𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐞𝐥𝐥𝐚. ❞ Ella tan solo tiene 19 años cuando comienza a trabajar para él en su oficina como becaria leyendo manuscritos y h...