Esto es el colmo

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 Este capítulo está dedicado a Paloma, una gran amiga, que ayer fue su cumpleaños.

¡Felicidades preciosa!

-Dylan Parker tiene un… 9,9. Le felicito señor Parker sin embargo como estuvo molestando toda la media hora que duró el examen no me queda más remedio que descontarle una décima. Así que me temo que tiene un 9,8.-dijo el profesor mientras la campana anunciaba el fin de la primera hora de clase.

Me quedé prácticamente boquiabierta, No, espera. Respira Iria, respira. ¡NO! Dylan se giró para mirarme con una enorme sonrisa que le adornaba el rostro. NI DE COÑA. No pensaba besarle. Cómo cojones era eso posible. Tenía un puto 9,9, más nota que yo. Me apetecía destrozarle esa sonrisa burlona tan sexy que adornaba su cara en aquel momento.

 

¿Te importaría borrar esa bonita sonrisa de tu cara?-dije bruscamente.

 

Así que crees que es bonita-

 

He dicho estúpida, estúpida sonrisa en esa cara de retrasado mental-dije mientras me disponía a ir a mi taquilla, pero como era  de esperar el subnormal de Dylan me siguió.

 

Has dicho bonita….-dijo en tono infantil

 

Uno, he dicho estúpida, y dos habíamos acordado que me dejarías en paz de una puñetera vez

 

Ahh, incorrecto. Acordamos que me darías un beso-dijo incorporándose de la taquilla en la que estaba apoyado.

 

Eso era si superabas mi nota, pero has sacado la misma que yo. Y ya que eres tan listo, 9,8 es igual a 9,8 no más-dije cerrando de golpe mi taquilla

 

Pero tenía un 9,9- dijo desesperado, me encantaba ese tono desesperado en su voz.

 

¿Y a mi qué? no haber sido tan gilipollas como para que te bajaran la nota.

 

Sabes que quieres besarme.

 

¡No! nunca va a ocurrir algo entre nosotros, ni un mísero beso. Asúmelo- dije alejándome de allí.

 

Nunca digas nunca costa.- y dicho eso me guiñó el ojo y se fue.

 

Subí las escaleras hasta el pasillo de la habitación, tenía una hora libre y quería hablar con Less acerca de lo ocurrido el día anterior.

 

No había nadie en el salón ni en nuestra habitación, tampoco estaba en el baño. Oí un ruido horrible, como si un millón de cuervos graznaran a la vez y se comieran los unos a los otros. Me acerqué despacio a la habitación de Penélope, estaba frente al espejo con una toalla en la cabeza y un albornoz rosa chicle, con que a esto se dedicaba cuando Less y yo no estábamos, sujetaba en cepillo con una mano e intentaba “cantar”  como si fuera un micrófono, además de hacer una especie de baile extraño, una danza… ¿espiritual? aún intento olvidar aquella cosa. Me largué de allí cuando empezó a  hacer ejercicios vocales, porque comprendí que si me quedaba allí más tiempo tendrían que operarme del oído.

OPTIMUM FUTURUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora