Capítulo 1

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Había pasado dos semanas estudiando para el examen de inglés, pero el maldito profesor Andrew decidió reprobarme.

Seguramente porque mi prima, su novia, lo había engañado con su hermano. Yo no tenía la culpa de sus problemas amorosos.

Mi nombre es Gina, tengo 17 años y odio total y completamente al joven profesor de 25 años.

El timbre indicó la salida hacia un perfecto fin de semana, tomé mis cosas y esperé a que todos se fueran para hablar con Andrew. Me acerqué con el ceño fruncido hasta su escritorio.

-¿Quién crees que eres tú para reprobarme?-me mira molesto.

-Tu profesor-dice con cinismo.

-¿Sabes cuánto tiempo pasé estudiando?-seguramente ya me había puesto roja.

-No, y no me importa...

-Eres un maldito, ni te imaginas cuánto te odio.

-Odiame más, cariño.

Quería llorar de tanto coraje, ahora tendría que soportar los regaños de mis padres. Pero esto no se quedaría así.

-Si tan enojado estás con mi prima, desquitate con ella, no conmigo-salí azotando la puerta.

Cuando llegué a casa subí directo a mi habitación, no le contaría a mis padres sobre el examen, porque iba a arreglar todo.

Anna, mi amiga, convenció a mis padres para que yo me quedara en su casa el fin de semana, y por suerte aceptaron.

Estaríamos solas en su casa así que nos arreglamos para ir a una fiesta a la que sólo habían invitado a ella. Me obligó a ponerme un vestido negro muy ceñido y escotado, que muy apenas cubría la mitad de mi muslo. Planché mi cabello castaño y lo dejé suelto.

El lugar parecía ser una mansión que estaba llena de chicos mayores de edad. Todos guapos y sexys. Decidimos sentarnos hasta que su novio llegara, cabe mencionar que él tiene 22 años, aunque sea mayor la quiere mucho.

-Perdón por hacerte esperar-le dice y la besa.

-No hay problema-le contesta Anna sonriente.

-Hola, Gina-me dedica una cálida sonrisa.

-Hola, Christian.

-Nosotros vamos a bailar-dice Anna-, ¿quieres venir?

-No, vayan ustedes-realmente no quería quedar como el mal tercio.

Me quedé ahí sentada con la vista en el celular, nunca en mi vida había estado sola en una fiesta y era vergonzoso. Se supone que vas a una porque tienes a alguien con quien estar.

Estaba, sola, aburrida e incómoda con el vestido, nada podía ir peor.

Sentí que alguien se sentó a mi lado.

-No voy a bailar con nadie-dije sin mirar quien era.

-Tranquila, solo te haré compañía-reconocí esa horrible voz burlona. Lo miré.

-¿Ni fuera del instituto me dejarás en paz, Andrew?-dije molesta.

-No está en mis planes hacerlo...-mira mis senos.

-Idiota-volví la mirada al celular y traté de ignorarlo.

Hizo movimientos circulares con su dedo índice sobre mi pierna, sentí una corriente de electricidad por todo el cuerpo y me estremecí.

-¿Por qué tu vestido es tan corto?-pregunta en mi oído. Me alejo un poco de él.

-Me lo prestó Anna-me justifiqué.

Se puso de pie y comenzó a subir por las escaleras. Lo miré.

-¿Piensas quedarte ahí para que te droguen y te lleven a la cama?-pregunta. Lo pienso bien antes de pararme y seguirlo.

Entramos en una habitación con una gran cama y con un balcón por el que entraba un aire fantástico y que dejaba ver la enorme piscina.

Caminé hacia el balcón y me apoyé en el barandal. La sensación era muy agradable.

-¿Te diviertes?-pregunta detrás de mí. Me giro y me doy cuenta de que está muy cerca.

-Sí-susurro. Se acerca un poco más y nuestros labios chocan.

No estaba segura de lo que estaba pasando hasta que puso sus manos en mi cintura para pegarme más a él. Por dios, besaba tan bien que no podía parar. Bajó sus besos hasta mi cuello y supe que debía parar, se suponía que lo odiaba.

-Para-le dije. Pero no respondía.-Para-levanté la voz y puse mis manos en su pecho para alejarlo.

-¿Qué sucede?-pregunta con la voz ronca y mirándome directamente a los ojos.

-Eres mi profesor y te odio-en realidad ya no estaba segura de lo último.

-Aquí no soy nada tuyo-vuelve a tomarme de la cintura y a besarme con fuerza introduciendo su lengua en mi boca. Esta vez no podría parar. Pongo mis manos en su nuca y lo pego más a mí. El gime.

Besa mi cuello con rudeza, yo sólo muevo la cabeza hacia atrás.

Tomo su cara entre mis manos para que me bese en la boca y nuestras miradas chocan, provocándonos sonrisas. Me carga y enredo mis piernas en su cintura podiendo sentir su excitación.

Caminamos hasta que me pega a una pared. Trato de desabotonar su camisa pero se pega más a mi cuerpo obligándome a abrazarlo.

Me lleva hasta la cama dejándose caer de espaldas, me mira con una sonrisa y las mejillas sonrosadas. Beso su cuello y succiono para dejar una marca de dulce venganza. Ahora sí logro quitar su camisa por completo. Se gira bruscamente dejándome sentir el calor de su cuerpo debajo de él.

Me besa la boca con delicadeza por en momentos, luego baja por mis mejillas hasta llegar a mi cuello. Con la misma delicadeza que me hace temblar besa, muerde y succiona, provocandome soltar una risilla.

-Me haces cosquillas-digo.

-¿Quieres más?-pregunta, entonces pone sus manos en mi estómago y comienza a hacerme cosquillas.

-No, para, por favor...-apenas puedo hablar. Siento que me moriré de risa, literalmente. El ríe y cuando para vuelve a besarme los labios.

Pone sus manos en mis pechos y los acaricia sacándome un gemido.

-No llevas sujetador, ¿cierto?-dice pícaro. Niego con la cabeza.

Baja el cierre del vestido y me lo quita. Besa mis senos.

-Linda piel blanca y lindos lunares. Linda combinación-dice. La verdad es que tengo muchos.

-Gracias-beso su hombro y el vuelve a mis labios haciendo un camino de besos por el cuello.

Se sienta en la cama y le ayudo a quitarse el pantalón para que ahora los dos estemos igual, el con bóxer y yo con bragas.

-¿Tu primera vez?-pregunta entre besos.

-No-digo con la respiración entrecortada, gimo cuando muerde mi labio inferior muy fuerte.

Se aleja un poco y saca un preservativo de sus pantalones. Se quita el bóxer y se lo coloca para luego sacarme las bragas de un jalón y sentarme arriba de él.

-¿Lista?

-Lista-aseguro.

Entra en mi con delicadeza y comienza a moverse cada vez más rápido. Atrapa mis labios para silenciar nuestros gemidos. Nos besamos hasta que llegamos al orgasmo. Me ayuda a recostarme y se acuesta a un lado mío. Nuestros pechos suben y bajan mientras intentamos regular la respiración.

Maldito profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora