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Emma's POV

Un rayo de sol entraba por la ventana, abrí mis ojos despacio intentando acostumbrarme a la claridad de la habitación, intenté moverme, pero sentí un peso presionando mi cuerpo. Dirigí mi mirada a ello y pude sentir ese olor a frutas que me dejaba sin aire más de una vez al día.

Lia estaba allí, completamente dormida, abrazándome y apoyando su pierna izquierda sobre las mías, su rostro descansaba en mi pecho. Daría todo por tener el derecho de amanecer así cada mañana de mi vida. Acerqué mi mano libre a unos mechones rebeldes que se regaban por todo su rostro, se veía en paz, desprendía felicidad por los poros. Aproveché el momento de inadvertencia para darle un beso en la cabeza y lo saboreé por unos minutos cerrando mis ojos y aspirando todo su olor. Me volvía loca esta niña, y moría de ganas de volverla loca a ella también.

Tenía tanto miedo que se enterase de mis sentimientos por ella, estaba segura que ella no se sentía de la misma manera por mí y eso estaba matándome lentamente.

La sentí estremecerse y apretar su agarre en mi cuerpo, cerré los ojos absorbiendo todos los sentimientos hermosos que emanaban dentro de mí en este instante perfecto.

La puerta de mi cuarto se abrió suavemente y dejé los ojos cerrados haciéndome la dormida. Quien estuviese husmeando se quedó por unos largos segundos y luego la puerta volvió a cerrarse. Estaba segura que era mamá, últimamente estaba mucho más atenta a mis movimientos, sobretodo cuando Amelia andaba cerca. No quería que se diesen cuenta de mis sentimientos, pero se que muchas veces era muy obvio, por lo menos para ella. Mami era mucho más ingenua y siempre apostaba por darle el beneficio de la duda a todos y en todas situaciones, pero mamá era totalmente el contrario, se fijaba en todo, se daba cuenta de todo, era muy difícil ocultarle algo a ella, pero me encantaba que no me enfrentaba, simplemente me apoyaba sin palabras y lo podía sentir en cada mirada que me regalaba. No me juzgaba, era mi soporte en la mayoría de las situaciones por las que pasaba, me sabía leer tan bien que había dudado tantas veces de que no fuese mi madre biológica, y aunque no lo fuese, así lo sentía, era completamente de ella como si hubiese salido de su mismísimo vientre.

Amelia se estremeció sacándome de mi tren de pensamiento, esta vez sus movimientos fueron más sólidos, por lo que supuse se estaba despertando, me hice la dormida y sentí su cabeza levantarse de mi pecho.

Unos segundos pasaron y sentí unos labios en mi mejilla, me regaló un beso suave y mi corazón casi se detiene, siguió dándome muchos besos en el mismo lugar.

- Sé que estás despierta – susurró muy cerca de mi piel, sentí el calor de su boca y no pude evitar sonreír. Abrí un ojo y apreté el otro. Tenía una sonrisa enorme dibujada en sus labios, volví a cerrarlo – Em, abre los ojos – volvió a darme otro beso y luego sentí sus dientes mordiéndome.

- Ouch – me quejé, su risa invadió todo el lugar. Abrí los ojos y se levantó un poco más, pero aun estaba encima de mí.

Se acomodó apoyando uno de sus brazos en mi cuerpo y el otro en la cama sosteniendo su cara con él. Me acarició la mejilla.

- Tus ojos son más brillantes en las mañanas – sonreí.

- Sólo cuando estás conmigo – volteó los de ella.

- No seas tonta – negué.

- Es cierto – volví a sonreír.

- ¿Por qué no quieres ir al prom?, pero quiero que me digas la verdad – bajó su mirada a mi pecho y comenzó a dibujar círculos con uno de sus dedos desde mi cuello hasta el inicio de mis senos. Respiré profundo con su caricia.

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