Capítulo XXXIV

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Lauren hacía su maleta para marchar temprano al otro día. No les voy a mentir, estaba vuelta un manojo de nervios, mi relación con Lauren todos los días se volvía más y más obvia, el tiempo de explicarle y contarle a Emma, se estaba acercando. Si no es que ya se había dado cuenta, la niña no era para nada tonta.

Emma brincaba por todas partes y yo la seguía. Estaba llena de energía esta niña.

- Em, despacio, no vayas a caerte o a romper algo – decía Lauren, concentrada en sus cosas.

- Te atrapé – grité cuando la tuve en mis brazos. Comenzó a moverse muy rápido y logró zafarse. Continuó corriendo y brincando por la cama. En un momento de mucha amenaza a ser atrapada, se sacudió, cayendo arriba de uno de los trajes de Lauren.

- ¡EMMA, para ya! – gritó Lauren. Nos detuvimos de golpe y los quedamos paradas una al lado de la otra, Emma arriba de la cama y yo en el suelo, ambas con nuestras manos escondidas en la espalda. Está de más decir que el traje quedó arruinado – Estrujaste mi ropa, ahora debo empacar otra –

Emma abrió sus ojitos muy grande, dirigiendo su mirada a la mía. Su carita se fue arrugando lentamente, hasta que comenzó a llorar y a gritar. Me acerqué a ella, y la sostuve en mis brazos.

- Pues empacas otra y ya – le contesté, sosteniendo a Emma en mis brazos y sacándola de allí, lejos del monstruo malhumorado, esperé unos minutos dándole muchos besitos hasta que se calmó - ¿Tienes hambre, Em? Compre un mix de galletas que podemos preparar, ¿te gusta la idea? – levantó su cabeza de mi hombro y me vio con ojos iluminados, aun llenos de lágrimas y una sonrisita.

- ¡Preparemos galletas! – gritó. La puse en el suelo y fuimos a lavarnos las manos.

Saqué el mix de la nevera y comenzamos a prepararlas.

- GUAO, nunca había preparado galletas, Mila – sonreí ante sus palabras.

- Luego podemos ir a comprar moldes de las formas que quieras para preparar las galletas – propuse. Colocó sus manitas en su cara y abrió la boca en forma de sorpresa.

- Quiero galletas de Olaf – sonreí ante la mención del muñeco de nieves.

- Pues haremos galletas de Olaf –

- Ay, pero luego no quiero comerme a Olaf – frunció el ceño con preocupación y sonreí, tenía lógica lo que decía, yo tampoco me comería a Olaf. - ¿Podemos coleccionarlas? – sonreí.

- No, Em, las galletas se dañan, esta hechas para comérselas – colocó su dedito en sus labios.

- Me como las galletas de Olaf si me regalas un juguete de Olaf – volví a sonreír, es una sabichosa.

- Está bien, compramos un mini Olaf, y nos comemos las galletas – dije pacíficamente, le di mi mano para que cerráramos el trato.

- Pero quiero un Olaf grandote – respondió haciéndome un puchero.

- Em, deja de manipular a Camila – Lauren entraba a la cocina. Dirigimos nuestras miradas a ella.

- ¿Escuchas algo, Em? – Emma sonrió grandote.

- No Mila, no escucho nada – se cruzó de brazos, mostrando suficiencia en su cara. Lauren se acercó a ella y se puso a su nivel.

- Disculpa por gritarte, mi amor – la tomó en sus brazos y le dio un beso en sus buchitos – No puedes manipular a las personas para que te compren cosas – Emma hizo un puchero.

- Pero quiero un Olaf gigante y tú no me lo quieres comprar – sonreí, era una biblia.

- Te dije que lo compraría para tu cumpleaños, tienes muchos juguetes con los que puedes jugar ahí – señaló a su habitación. El puchero seguía ahí.

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