Lovo-calypse.

Not Really that bad.

Los pequeños azabaches siguieron corriendo por sus no vidas e intentando esquivar cada ataque que les lanzaban sus perseguidores, siendo casi inútil puesto que la mayoría de estos lograban lastimar alguna parte de sus cuerpos.

Flin era quien se veía más lastimado puesto que cuando su hermana se distraía el tenía que sacarla del camino recibiendo el los ataques. La cosa no pintaba bien para los pelinegros y todo empeoró cuando una espada casi le corta el cuello a Flin.

De un techo bajó un joven de cabellos blancos y una venda en los ojos.

-¡¿Qué clase de puntería es esa?¡- gritó la pequeña azabache después de ver los ojos vendados del chico.

-¡No lo se, solo sigue corriendo Lin!- devolvió con un grito desesperado el otro azabache.

"Speeds" fue el nombre que se le vino a la cabeza a el chico pelinaranjo cuando vió la velocidad a la que corrían los hermanos.

No era normal que los caminantes fueran tan rápidos, pero tampoco era tan anormal.

Y mientras los pelinegros seguían corriendo e intentando salir del cuadro de batalla, llegaron una chica y un chico a bloquearles el paso.

-Bien hecho Fran, Rakkun; estos son los últimos caminantes que quedan en el camino- dijo el peli rubio apuntando con el arma a Lin.

Ambos pelinegros tenían miedo a perder la no vida que tenían, Lin se replanteaba todo lo que había vivido como humana y como caminante y se dió cuenta que el único error que ella había cometido era haberse convertido en un caminante, lagrimas salieron de su ojo al saber que va a morir sin antes poder vivir una vida linda y no en un apocalipsis.

Lin abrazó a Flin y cerro su ojo aún llorando esperando su segunda muerte.

Sonó un disparo.

Olor a plomo en el aire.

La sensación del frio y rasposo suelo de concreto.