prólogo

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Siento mis parpados pesado, me cuesta abrir mis ojos, me siento mareada. ¿Qué paso? Solo recuerdo estar en el estacionamiento de mi escuela, abriendo la puerta de mi auto, cuando de pronto, siento alguien que me tapa la boca con un pañuelo y de repente todo se volvió oscuridad.

Y lo recordé todo, siento mi cuerpo temblar, porque no sé dónde me encuentro, ¿seguiré en el país? ¿Estaré en otra ciudad? ¿mi padre sabrá que estoy desaparecida? ¿me estarán buscando? Dios mío estoy muy asustada, siento las lagrimar rodar por mis mejillas.

Me levanto tambaleando, y me sostengo de una pared, todavía mi cuerpo se siente pesado y todo me da vuelta, por lo que puedo observar estoy en una pequeña habitación deteriorada, un colchón en el piso, una silla, una pequeña mesa, una bombilla con poca luz y una ventana cerrada con tablas, me acerco rápidamente y empiezo a jalar, pero están muy pegadas.

Me dirijo a la puerta para intentar abrirla, pero está cerrada con seguro por fuera y no abre, como saldré de aquí, ni siquiera se quien lo hizo, será un secuestro, pedirán dinero a mi padre por mi rescate, no es que seamos ricos, pero tampoco vivimos tan mal, con el trabajo de mi padre mi hermanito y yo vivimos bien, no nos falta nada.

Pero ¿Quién pudo hacerme algo como esto? soy una chica tranquila no le hago daño a nadie, no tengo enemigos o eso creo, apenas soy nueva en esta ciudad, al menos que, y de repente sentí un escalofrió que recorrió todo mi cuerpo, y entonces lo supe fue el.

El desconocido, el que me ha estado atormentado desde que llegue, el mismo que me envía las cajas misteriosas, con aquel cartero, que toca mi puerta cada semana a la misma hora, no sé quién es, ni como se llama, por eso lo bautice como el desconocido. Me deslizo por la pared hasta caer en el colchón, me pongo a pensar, en como fui tan estúpida, porque no le conté de esto a mi padre, o a mi amiga Amelia, o a ese idiota que se robó mi corazón a pesar que desde el principio creímos odiarnos. si tan solo hubiera hablado quizás no estaría en esta situación con esta certidumbre, estaría con mi padre y mi hermano mirando una serie en Netflix o quizás con Kilian abrazados sobre su sofá, riéndome y besándonos hasta el cansancio.

Pero no, aquí estoy secuestrada sabrá Dios donde, por un desconocido que se obsesionó conmigo, había momentos que me sentí observada y perseguida, no sé porque hace esto, solo hubiera querido despedirme de mis seres querido. De repente me entraron unas ganas de llorar, solo quiero salir de aquí, entonces empecé a gritar.

-¡ayuda! ¿Alguien me escucha? - escuche unos pasos que se acercaban a la puerta, me aleje cuando vi que la manija de la puerta empezaba a girar, mis pies quedaron pegados al piso y cuando la puerta abrió, mi mundo se detuvo, no pude creer lo que mis ojos observaban.

-tu..tu..- tartamudee.

-me extrañaste princesa- me dijo con una sonrisa perversa.

El Desconocido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora