capítulo 3

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Después de la cachetada que Mari le había dado, por atreverse a besarla, Adán, dio un paso hacia tras "cuando se recuperó del golpe bajo que recibió de parte de la morena" Y sea posiciono nuevamente detrás de su escritorio. La miro fijamente, con esa mirada vacía, sin emociones que lo caracterizaba. No obstante, Mari pudo visualizar al diferente, que no supo descifrar.

—Señorita...—intento hablar él con ella, para no perder la poca paciencia que aún le quedaba.

No sabía cómo, es que, esa mujer; de estatua baja, piel morena, ojos negros y una lengua filosa como una serpiente, pero con unos labios apetitosos, podían sacarlo de sus casillas con tanta facilidad y a la vez provocar en él, un deseo desenfrenado, del que no podía deshacerse, por más que se lo ha propuesto.

¡Maldita sea!

Se regañó Adán, furioso consigo mismo.

¿Qué demonios le estaba pasando a su amigo? — dijo sintiendo un ligero dolor en su zona baja.

Con tantas mujeres que tiene a su merced, tenía que antojarse precisamente de ella, con la mujer que más detesta en su vida.

¡Maldita, bruja!

Maldijo mentalmente, el rubio de ojos azules.

—Señorita nada— le grito nuevamente, como una fiera, furiosa—, ya me tiene alta, no lo soporto. Desde que usted llegó a este lugar, mi vida se ha convertido en un verdadero desastre...

—¿Por qué? —ahora fue el quien le pregunto en un tono peligroso—, ¿por qué reclamo más de ti o porque no soy igual que el antiguo jefe del hospital?

—Usted no es ni la quinta parte de lo que fue el señor Shestuan, él nunca, necesito humillar a nadie, para que estos, cumplieran con su trabajo. Él era una persona que amaba enseñar y lo hacía con amor, pero en cambio usted no pierde el tiempo en demostrar su superioridad, ante los demás. Pero que se puede esperar de un cavernícola como usted, cuando es evidente carece de sentimientos.

Mari rio con sarcasmo cuando lo vio apretar las mandíbulas

—... Perdón!, se me olvido que los tiranos como usted, no les hace falta experimentar esa clase de sentimiento... Es un tirano ¡NO!... Un demonio sin corazón...— grito esta como fuera de control.

—No siga o le aseguro que se va a repetir. Ya le he tolerado demasiado— dijo calcinó, mientras se levantaba de su escritorio nuevamente, camino hacia ella y con una voz escalofriante, le dijo— mejor vaya pensando cómo estará dos meses, con este cavernícola— dijo sin ninguna emoción en sus palabras.

—¿De qué diablos está hablando? — cuestionó incrédula. No entendiendo con exactitud lo que él quiso decir en su insinuación.

—No me diga que su compañero, Miguel, no le ha informado— alza una ceja, incrédulo y a la vez divertido.

—¿Y qué tendría que decirme? — lo desafío ella. A punto de perder la poca paciencia que tenía.

—Usted atenderá a mi sobrina por dos meses, en un viaje familiar que tendré—dijo simple y, se fue directamente al grano. Sin rodeos.

—¡No pienso ir con usted a ninguna parte y menos ser su niñera!

—No irá como niñera sino como la enfermera de mi sobrina— le dejó claro

—¿Qué tiene su sobrina? —pregunto, pero él no le dio respuesta.

—Le enviaré un informe detallado en la noche a su casa— vuelve hacia su escritorio y busca unos papeles, para a continuación depositar su atención en ellos.

El Cavernícola De Mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora