ψ RεD ϜεΔTHεRS ψ ΗΔωϏϟ

Ψ⫷Ⅰ⫸Ψ

—Enji, haz el favor de venir—habló una señora pelirroja con ojos azules al héroe número 2.

—Estoy ocupado, no tengo tiempo para esas tonterías—respondió el héroe con el ceño fruncido. 

—Tu sobrina no es una tontería, le haría mucha ilusión que fueras, aunque sea unos minutos.

—Sí, es una tontería, con su don podría haber llegado a ser heroína y lo malgasta para tocar ese estúpido piano que no sirve para nada, deberías haberla exigido—esto enfureció más a la hermana del pelirrojo.

—¡Mi hija es libre de hacer lo que quiera, no la podemos obligar a hacer algo que no le gusta, algo que no le fascina como lo hace el piano!—gritó  con furia para luego darle la espalda al héroe—¿Sabes? Creo que tienes razón—esto hizo sonreír con egocentrismo a Enji.

 —¿Lo ves? Te lo di-—fue interrumpido.

—Tienes razón, no debería venir, no creo que a Hoshi le haga tanta ilusión ver a alguien tan horrible como tú—eso borró la sonrisa del héroe y la pelirroja caminó hacia la puerta de la casa de su hermano. Al abrirla se encontró con un chico de pelo bicolor—Oh, hola Shoto-kun, me alegro de verte—Saludo con una sonrisa.

—Buenas tardes, Nagareboshi—devolvió el saludo el chico de forma educada.

—Shoto, me puedes llamar por mi nombre, somos familia.

—Está bien, Aratani—dijo con una pequeña sonrisa.

—Bueno, me tengo que ir, dentro de poco se tiene que presentar Hoshi, no quiero llegar tarde—Se despidió de su sobrino con un abrazo y salió por la puerta.

—Ah, Aratani, dile a Hoshi que también iré a verla, intentaré llegar antes de que termine su turno—Avisó Shoto antes de que su tía se fuera.

—¿En serio?¡Me alegro mucho, seguro que eso la motivará mucho más!—su rostro mostraba alegría y se fue de ahí con ilusión para decirle a su hija.

Hoshi estaba esperando su turno mientras practicaba imaginando tocar un piano y murmurando los sonidos de las notas. No iba a mentir, estaba nerviosa aunque esta no fuera la primera vez que lo hacía delante de tantas personas. La razón era que el héroe número dos, su tío, iba a ir a verla, o eso creía ella.

—Venga, Hoshi, no te pongas nerviosa, no es tu primera vez haciendo esto, tú puedes—la castaña se dio ánimos a si misma.

—¡Hoshiiiiiiiiiii!—una chica de pelo blanco se acerco corriendo a la nombrada.

—¿Rumi-?—preguntó confundida al ver a su amiga ahí—¿No tenías que hacer tu patrulla?

—Tranquila solo será unos minutos, no me perdería tu presentación por nada—dijo la heroína restándole importancia.

—Rumi, ¿qué te dije sobre saltarte el trabajo? También se lo he repetido a mi hermano un millón de veces.

—Venga, Hoshiiiii, solo será esta vez, unos pocos minutos—suplicó juntando sus manos.

—Solo esta vez, ¿pero qué pasaría si pasara algo en la ciudad? No creo que llegaras a tiempo a no ser que fuera cerca—preguntó Hoshi preocupada poniendo sus manos en su cintura.

—Por eso no te preocupes, le he pedido a un amigo que me cubra—dijo mientras guiñaba el ojo y enseñaba el pulgar hacia arriba haciendo suspirar a su amiga.

—Está bien, pero no lo vuelvas a hacer—

—Está bien...—respondió de mala gana.

—¡Nagareboshi Hoshi, es tu turno!—grita alguien su nombre haciendo que las chicas se sobresalten.

—¡Venga, tú puedes!—Rumi levanto sus pulgares que señal de ánimo sacándole una sonrisa a su amiga.

—Muchas gracias—Antes de salir al escenario respira ondo—Tú puedes Hoshi, solo estará mamá y el tío, que es el héroe número 2, nada de que preocuparse—se da ánimos a si misma.

Entra al escenario acompañada de aplausos caminando al piano que se situaba en medio del lugar. Hoshi dirige su mirada al público en busca de su madre y tío. En medio de todas esas personas se encuentra con el pelo rojizo que caracterizaba a su madre, estaba muy emocionada mientras saludaba y señalaba a su izquierda. Ahí se encontró con su primo quien saludaba con una pequeña sonrisa. Esto hizo muy feliz a la joven, pero cuando giró su mirada al otro lado, no encontró al héroe.

—Habrá tenido una emergencia—se dijo a si misma intentando creer eso.

Aratani al ver que la sonrisa de su hija se iba lentamente, realmente maldijo a su hermano. Ella le dio una sonrisa triste, Hoshi lo entendió, él nunca querría ver a su sobrina tocar el piano cuando podría haber sido una gran heroína y estar en su agencia. Claro que no, ¿cómo siquiera pensó que vendría? Para no preocupar a su madre, puso su mejor sonrisa e hizo una reverencia al público para luego sentarse y empezar a tocar el instrumento que más la hacía feliz.