Impaciente🍋

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-Uy estos cereales son nuevos- comenta Ox alargando el brazo izquierdo para coger el paquete -Deben de estar buenos- lanza la caja al carrito que empuja con la mano derecha. ¿ Vosotros queréis?

-Cógeme esos que ponen fitness.- el joven alza una ceja.

-Tengo que mantener este cuerpecito nene.

-Claro Gordo.

Salimos de este pasillo  a un espacio más amplio del supermercado. Giro la cabeza y veo a Mark con su sobrino hacer cola para pedir carne y nos unimos a ellos para esperar  nuestro turno. Encargan un montón de comida porque el domingo se hará barbacoa en la casa de los Bennetts, y tras acomodarla en el carrito nos dirigimos a la caja registradora.

Tras pagar, llevamos las bolsas al coche de Ox, o al de Joe, supongo que el coche es de los dos porque lo comparten todo, en fin, que colocamos todo en el maletero, quedándose Mark dos bolsas para nuestra casa.

-¿Os acercamos a casa?- pregunta Joe sacando las llaves del vehículo.

-Vamos andando, no os preocupéis- responde mi pareja, aunque seguidamente me pregunta por si acaso.  -¿Prefieres ir en coche?¿Estás cansado cielo?

-Estoy genial. No me trates como a un viejo Bennett- le doy una patadita sin mucha fuerza.

-Anda ven aquí, me acerca para darme un mordisco en el cuello.-Pues eso chicos- se despide Mark de los jóvenes- ¡nos vemos!

-Que vaya bien.- responden mientras suben al vehículo.

-Bueno gordi...

-Ojj, como te atreves- pongo mis ojos en blanco.

-Vamos a casita- estira su mano izquierda, alcanzando mi "no mano derecha" a la vez que carga las bolsas con la otra.

Comenzamos nuestra marcha no muy larga, pues Green creek no destaca por su inmensidad. Hoy es sábado y los comercios suelen cerrar algo antes que los días entre semana, por lo que aquellas tiendas que no están ya cerradas, se encuentran en ello. Caminamos la mayor parte en un silencio cómodo, intercambiando miradas y sonrisas, disfrutando de la agradable temperatura.

Al llegar a nuestro pequeño hogar, el cual nos recibe con un ambiente acogedor, él se ofrece a colocar la compra, aprovechando yo para darme una ducha rápida. Empiezo por el cabello, mi doy un primer ojo con champú, y tras aclararlo me aplico el acondicionador con olor a coco. No me juzguéis, huelo de rechupete. Han de pasar unos minutos para que haga su efecto, así pues me enjabono el cuerpo antes de aclarar la cabeza.

-¿Gordo?

Apago la corriente de agua y sobresalto la cabeza a través de la mampara para ver a Mark.

-Es Chris- dice alzando mi teléfono el cual se encuentra en su mano. Estiro el brazo aún chorreando y me lo acerco a la oreja, agradeciendo a Mark con un gesto.

-Dime Chris.

-Antes que todo, no te enfades.

-Dios mío, ¿Qué habéis hecho esta vez?

-¡Ha sido Rico!

-La madre del cordero, qué ha roto.

-A ver, respira- Mark escucha con curiosidad la conversación-  ayer vino un cliente al que se le había averiado la batería del coche.

-Ajá.

-Vale, pues al repartirnos las tareas, este le pertenecía a Rico. Entre hoy y ayer ha estado liado con más clientes, ya sabes, suele pasar.

Gordo Livingstone y Mark BennettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora