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Allí estaba Chuuya, mirando  como si quisiera decapitar al más alto, Dazai por su parte solo seguía holgazaneando, se mantenía sentado al borde de su enorme cama mientras bostezaba sin considerar que tenía un invitado, en serio, no puedo creer que sean hermanos, aunque es notorio que no son de sangre, pensó el más bajo. Fyodor había sido una persona bastante amable y cálida ante los ojos azulados de Chuuya, lo invitó a pasar ofreciéndole algo para beber, hace unos días había acabado el verano pero aún hacía algo de calor, aunque el pelirrojo se negó ante la vergüenza que sentía, también le había ofrecido a tomar asiento, solo le pudo decir que esperaría a su compañero y minutos más tarde una de las sirvientas lo guió al cuarto de Dazai. 

—¿No vas a disculparte por hacerme esperar?—frunció el ceño, esperando respuesta del alto. 

—¡¿Eh?! ¿pero que hice? apenas respiré—Dazai formó un puchero con sus labios, eso hizo irritar al chico de cabello cobrizo. 

—Me repugnas—escupió mirándolo con desdén—En fin, espero hoy podamos terminar esa tonta investigación que nos hizo hacer Sakunosuke— expresó con desinterés. 

—Será mejor que te refieras a él de forma respetuosa—el semblante despreocupado de Osamu había cambiado drásticamente a uno intimidante, sus ojos color caoba eran ardientes, Nakahara sentía que se iba a quemar si lo seguía mirando directamente a los ojos, no era como la mirada profunda y fría de Fyodor, era una que no podía descifrar, pero le inquietaba, y ni hablar de su tono de voz, eso le había puesto los pelos de punta—Entonces...¿que deberíamos hacer?—y volvió a cambiar a esa actitud energética y despreocupada que siempre mostraba, el ojiazul se había quedado sin habla—¿Qué pasa? ¿Acaso te comieron la lengua los ratones? para tu información este cuarto pasa limpio así que de seguro tú los atrajiste. 

—¡Claro que no, bastardo!—finalmente volvió en si, gracias a ese último comentario, quería romperle las costillas para que deje de respirar y en consecuencia dejarlo callado.

—No eres para nada amable

—Lo dice el que me dejó casi una hora esperando en la puerta y siquiera se disculpó—fue directo, esperaba finalmente una disculpa, pero como siempre, fue tan ingenuo esperar algo de Dazai. 

—Te lo mereces por irrumpir mi sueño de belleza—para los ojos de Chuuya, la cara de Osamu tenía un cartel gigante de "golpéame" 

—Déjame decirte que no está dando resultados, en vez de verte "hermoso" te ves como un saco de boxeo, pero uno que ha sigo golpeado tantas veces que ya ni relleno tiene.

—¡Eso fue cruel! —fingió estar dolido, con el fin de que el más bajo tuviera algo de compasión. 

—Como sea, ¿tienes los archivos que prometiste?—un silencio sepulcral invadió la habitación ante la pregunta de Chuuya, el susodicho no quería adelantarse a los hechos y pensar que no los tenía, trató de relajarse y dejarlo hablar.

—¡Eso fue una muy buena pregunta!—golpeó su palma con su puño de forma delicada—La verdad es que...—se rascó la nuca—No se que contestar así que pasemos a la siguiente. 

El pelirrojo pareciera que estuviera sacando humo por su cabeza, apenas estaba conociendo a ese tipo pero había roto su medidor de paciencia, agradecía que había aprendido artes marciales para reventar al castaño a golpes, no era una persona que acudiera a la violencia, por el contrario, siempre fue alguien que prefiere el dialogo o ignorar el problema como lo había hecho hasta ahora, pero hoy estaba siendo obligado. Dazai obviamente notó como el enano estaba a punto de estallar, quería reírse de la reacción pero sabía que le echaría más leña al fuego, a pesar de que su nuevo hobby sea molestar a Nakahara Chuuya.

guerra fría | soukoku/fyoya. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora