Corro en lo más profundo de mis sueños, rogando que alguien me escuchara. Pero los gritos son aún más fuertes, las personas con sus caras desgarradoras me miran y no tengo escapatoria. Me piden ayuda, intento escapar.
Por el rabillo del ojo izquierdo veo que una luz brillante se hace presente, volteo y puedo ver la figura de un hombre, se dirije a donde estoy.
Siento manos que rodean mis tobillos y pies; salen desde la tierra. Están quemadas y ensangrentadas y no quieren largarme. Vuelvo a voltear, la figura está más cerca y no puedo huír, las manos están alcanzando mis rodillas y me siento aferrada a la tierra, como ellos. ¿Cómo podré huír?
Se acerca, está a unos pasos de mi cuerpo, puedo ver que posee alas, ¿alas?
Aunque no son muy visibles.
Me estira su mano, ya que no tengo escapatoria la acepto, aún no veo su rostro, solo sus facciones.
Toco su mano, su piel es extraña, como si no estuviera tocando nada. Siento que las manos comienzan a llegar a mi garganta, cierro los ojos, el miedo recorre todo mi cuerpo...7:00 am; la alarma del despertador suena haciendo su ruido particular de gallina. Extiendo la mano lo más que puedo para no moverme de mi lugar, cuando toco piel.
Me sobresalto.
-¿No piensas en levantarte?- su voz chillona logró que me tapara aún más.- a esta altura terminarás recibiéndote a los 30.
Hannah, corre su pelo exageradamente, característico de ella.
Hannah Mcgiller es una morena, de pelo corto y grandes ojos verdosos. Es mi mejor amiga desde el infante, desde que me invitó a jugar en las hamacas no nos hemos separado.
-¿Quién coño te ha dejado pasar?- bufo mientras tapo mis manos con mi cara.
-Tu puerta siempre está abierta, algún día encontrarás un ladrón observándote dormir.- largo una carcajada cuando la escucho. Si tuviera una madre despistada como la mía, estaría acostumbrada a dormir con la puerta abierta.
-Iré a la cocina a preparar café, levántate o te arrastraré de los pelos.- acto seguido, tira de mi frasada dejando al descubierto mi pijama de palta.- y mejor quítate rápido esa ridiculés que si viene Leo, te sacará una foto.- la puerta principal se cierra, ambas nos miramos.
-Lía, llegué! Hoy tenemos clases...no te haz levantado aún?- el ruido de la cafetera de encendido. Leo había llegado.
Leo tiene un año más que yo, al igual que Hannah, 23. Hannah estudia Historia al igual que yo, mientras que Leo estudia una Licenciatura en Teología. Leo se ha unido a nuestro grupo de dos hace 8 años,en una fiesta de cumpleaños. Desde entonces, también somos inseparables. Debido a que mi madre, trabaja todos los días, ellos prácticamente conviven conmigo.Busco en el desorden de mi ropa algo que esté planchado y limpio, mientras escucho que Leo y Hannah se ríen por lo bajo.-¡Los estoy escuchando!- sus risas aumentaron.
Un jean y un remerón de los Stones adornan mi outfit. Calzo mis vans, mi bolso, y salgo disparada al ver que faltaban 5 minutos para salir.
Bajo las escaleras, mis considerados amigos habían dejado un café sobre la mesada, y una galleta comida a la mitad. Que graciosos.
Los bocinazos en la puerta hicieron que tomara mis cosas y saliera rápido.
-Vamos palta, llegaremos tarde.- mi cara se transformó.
-No tienen comidas en sus casas o qué? Siempre me dejan sin desayunar.- subo al mini-cooper de Leo. Mi auto estaba averiado, y hoy llegaría del mecánico.
-Si te levantas 5 minutos antes de salir princesa, nunca desayunarás. Anda, cuéntale Han, lo de esta noche.- Han, abreviación de Hannah, larga un grito de emoción.
-Te acuerdas del estudiante de periodismo, Ty?- la miro asintiendo- dará una fiesta esta noche, en el antro abandonado, ¿¡¡no es genial!!?
Cruzo miradas con Leo, hoy será una larga noche.
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Exsilium
SpiritualLía, una joven de 22 años de edad, se ve sumergida en una nueva parte de su vida; donde dejará de ser espectadora de novelas y se verá envuelta en el papel de protagonista principal. ¿Qué sucedería si todo lo que alguna vez negaste se presenta en l...