Sonrisa
La primera vez que soñó con su padre, se lo imaginó alto, de cabello oscuro y mirada penetrante. Por alguna razón se lo imaginó tocando el piano, porque su madre le había contado que tocaba el piano. Y en otro momento se lo imaginó observando el cielo, porque eso también se lo había contado su madre.
Y una vez se lo imaginó leyendo.
Otras veces se lo imaginaba escribiendo.
Nunca podía imaginarlo cantando, o bailando, o si quiera sonriendo.
Por alguna razón, sentía que su padre tendría el ceño fruncido y la mirada fría como la de un vigilante de escuela.
Entonces se le ocurrió resolver su duda de la mejor manera que se le ocurrió:
—Mamá.
—Sí, ¿Augie?
—¿Papá sonreía a menudo?
Su madre se detuvo. Estaba lavando los trastes mientras él terminaba su desayuno. Entonces la vio levantar el rostro y observar a través de la ventana.
Siempre ocurría lo mismo cuando le preguntaba sobre su padre: ella detenía lo que estaba haciendo y de inmediato se abstraía. Era como si se transportara a otra dimensión. A otra era. A un lugar muy lejano del que Auguste jamás habría escuchado o visto.
Entonces su madre se volteó y sonrió.
—No, no sonreía muy a menudo... —dijo y luego se acercó y se agachó junto a él—. Pero cuando estaba con mamá, en privado, sonreía de vez en cuando.
—¿Sí?
Ella asintió.
—Y sus sonrisas... eran las más radiantes que he visto jamás.
Auguste sonrió.
—Parecidas a las tuyas —agregó su madre y luego pellizcó su mejilla.
Auguste sobó su mejilla con molestia y se quedó pensando en su padre.
Quizás entonces, la próxima vez, se lo imaginaría sonriendo...
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Bajo la piel
Short StoryRelatos cortos sobre personajes de mis novelas. Descubre los conflictos que hay bajo la piel de alguno de ellos. . Registrado en Safe Creative