Quizás
Su ataúd está cerrado. Junto a él, se halla el cuerpo encorvado de Anthea, y aunque algunas personas son capaces de acercarse a ofrecerle a algunas palabras nerviosas de condolencia, nadie se acerca al ataúd con su cuerpo oculto.
Tres tiros en la cabeza, dijeron, su rostro quedó irreparable. Mejor no ver nada. Mejor ocultar la realidad.
Aún podía sentir la carta de Ariadnne en su bolsillo, pidiéndole con desesperación por alguna noticia, algo, lo que fuera. Pero todo lo que quizás podía hacer era seguir en silencio, estar ahí y esperar porque aquella horrorosa imagen fuera una mentira despiadada de algún loco.
Luego, quizás, al menos podría dar un par de pasos hacia delante, y cuando finalmente llegara hasta la silla dónde se hallaba la cabellera rubia de Anthea, conseguiría decir algo como: «lo lamento».
Entonces, tal vez ella respondería algo como: «Gracias por venir, Donatien». Y ni siquiera voltearía a verlo.
Quizás... tal vez...
Pero la culpa que siente es agria y lo vuelve un cobarde.
Así que solo da media vuelta y no hace nada.
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Bajo la piel
Short StoryRelatos cortos sobre personajes de mis novelas. Descubre los conflictos que hay bajo la piel de alguno de ellos. . Registrado en Safe Creative