¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una T/N se encontraba caminando a casa, con la brisa de aquel día removiendo su cabello mientras que solo podía pensar en que le diría su hermano ahora, tenía un corte nada lindo en el labio y la mejilla.
— ¡Llegue! — dijiste como aviso a tu familia. Al entrar viste a tu mamá de espaldas cocinando y a tu hermano ayudándola con lavar los platos.
— ¡Tu gato hoy se ori...! — paro de inmediato al ver tu rostro, aunque ya te hubieras lavado aún una pequeña hilera de sangre salían. — Báñate primero.
Pude notar su molestia en su mirada y volvió hacer lo anterior. Sin a ver entrado a casa aún, me saque los zapatos de la escuela y los cogi con mis manos para llevarlos a una esquina de la entrada, subí por las escalarlas mientras sacaba un pequeño cuaderno de mi mochila, era como mi diario así que lo llevaba siempre.
Cerré la puerta de mi habitación y tiré la mochila encima de mi cama, tan solo entre a el baño de una vez y tal vez empezar a cerrar las ventanas de mi casa.
Deje el libro en uno de los estantes por un momento y empecé a desvestirme mientras me miraba por el espejo. ¿Cuantas heridas mi cuerpo tubo que cerrar?. Al final de todo no era tan estúpida de cortarme pero lo había tomado como una opción.
Empecé sacándome unos pequeños pendientes de mis ojeras, para luego desabotonar los primeros botones de mi camisa, desde hay puede ver mis clavículas y mi piel blanquecina. Proseguí a quitarme rápidamente y ahora sacarme la falda por la cremallera de atrás de esta, lo deslice por mis piernas, así hasta quedar sin ropa.
Me metí a la bañera e inmediatamente empezó a salir agua un poco caliente de esta. Por suerte ya que era épocas de otoño. Me empecé a lavar el cabello dando suaves masajes con el shampoo de vainilla, para luego enjabonarme con un jabón líquido con olor a caramelo suave.
— ¿Terminaste?. — dijo mi hermano detrás de la puerta, pude escuchar que se recostó contra esta.
— Si, ya salgo — salí de la ducha para agarrar mi bata blanca y mi cabello aún mojada lo acomode un poco.
Abrí la puerta y ahora lo pude ver sentado en el borde de mi cama, supongo que quería hablar así que me senté al lado de el.
— Jungkook, no tienes por qué... — Solté un suspiro y lleve mis manos a mi rostro, para luego mirarlo — Esta vez solo me caí de las escaleras.
— ¿Porque mientes tan mal niña? — para acercarse más a mi y abrazarme, así que recosté mi rostro en su hombro derecho. — Yo a tu edad solo me la pasaba saliendo con mis amigos en las tardes. ¿Porque tú no haces lo mismo?
— Porque no es fácil, señorito popular. Tan solo las chicas venían a casa ofreciéndote su cuerpo. — me separe de él para cruzar los brazos.
Escuché una pequeña risa de el — Nada es fácil, linda...¿Quien te hace eso?.
Si, era coincidencia que las que me molestaban sean las hermanas de sus amigos. Tan solo las reconocería por sus apellidos.
