Día 03: Cita a Ciegas

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Día 03

Cita a ciegas

...

Kagome no dejaba de mandar mensajes a través de su celular, se suponía que se iba a reunir con sus amigas en esa cafetería, pero nunca habían aparecido y temía que estuvieran, otra vez, en plan de conseguirle una pareja.

¿Por qué no entendían que ella no podría querer a nadie más que a Inuyasha?

Con el problema de la perla de Shikon, y sus tres días perdida en la oscuridad, Kagome había tenido que contarles a sus amigas quien era Inuyasha en realidad, que hacía ella cuando no estaba en clases y todo lo que había vivido ese tiempo en la época feudal.

Sabía que, si no fuera porque sus amigas habían visto desaparecer el pozo y escuchar la voz de Inuyasha a través de la tierra, nunca le hubieran creído ni una sola palabra. Pero, ¿qué podía hacer ella?

Había nacido en un templo, lugar de miles de reliquias, leyendas y profecías... Estaba en su destino salvar Japón del mal, en la época antigua. En esas ocasiones, se preguntaba si la leyenda que tantas veces su abuelo le contaba y que ella curiosamente siempre olvidaba se debía al poder de la perla en su interior, o si tal vez, esa leyenda la había iniciado ella y por un tema de líneas del tiempo y paradojas temporales, las olvidaba a propósito.

Como sea.

Sacudió su cabeza, haciendo que su cabello atado en una coleta alta se meciera de un lado al otro. Estaba por indicarle a sus amigas que se marcharía cuando escuchó una voz que la hizo paralizar.

—¿Kagome? —la mencionada, aun petrificada elevó la mirada soltando la respiración al ver un joven nada que ver con lo que esperaba. Ese cabello oscuro corto y esos ojos azulados no eran de él.

—¿Sí? —dijo, tratando de no demostrar su falsa impresión. ¿Por qué había sentido la voz de Inuyasha, ¿Tanto lo extrañaba? No necesitaba responder a eso, sí día tras día iba al pozo esperando que las energías se activaran y le permitieran verlo una vez más, ni siquiera había tenido tiempo de despedirse de él.

—Sé que no sabías de esta cita a ciegas —continuó el chico de ojos azules un tanto nervioso—. Pero, no tiene que ser en plan de nada que tú no quieras, si deseas podemos ser amigos y...

—No tengo intención de conocer a alguien para enamorarme —le aclaró de inmediato—, pero puedo ofrecerte mi amistad si eso quieres.

Aquello pareció animar al joven que tras pedir algo para comer, comenzó a hablar con Kagome de él mismo, ella trataba de prestarle atención, pero su mente divagaba mucho. ¿Qué estarían haciendo sus amigos? ¿Miroku y Sango ya estarían casados? ¿Tendrían algún hijo? Seguramente. E Inuyasha... ¿Se sentiría muy solo?

—Me comentó Eri que vives en el templo Higurashi, ese sitio es toda una verdadera leyenda —ante aquello, la atención de la chica finalmente se fijó en el joven frente a ella—. Me gusta mucho la historia de Japón, la época feudal es mi favorita.

—¿De verdad? —exclamó, sin poder creer que tuviera esa fascinación. ¿Será por eso que sus amigas lo habían elegido de blanco esa vez?

—Sí, cuando termine la preparatoria quiero ingresar a estudiar historia a la universidad, quiero ver si puedo investigar más a fondo—le contó, encantado de haber tenido la atención de Kagome, finalmente—. Se dice que el templo Higurashi fue el centro de una gran batalla de demonios hace quinientos años en el pasado.

Kagome solo sonrió. Claro que ella lo sabía.

Decidió unirse a la plática mientras el pastel y el café que habían pedido se iban acabando y una segunda ronda de comida llegó a su mesa. La conversación estaba tan fluida que Kagome se sintió muy feliz por un momento, hasta que...

—Me intriga saber que pasó después, que generó que los demonios inmortales desaparecieran y solo se mantuvieran en leyendas —planteó al aire, haciendo que la sonrisa abandonara los labios de Kagome— ¿Algo pasó? ¿Algún cataclismo? ¿Una lucha a muerte entre todos?

Las preguntas del joven hicieron que Inuyasha volviera a su mente, se apoyó contra la silla y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Si lo pensaba con determinación, era muy obvio que todos ya habían fallecido, la anciana Kaede, Sango, Miroku, Rin... ¿Qué sería de Inuyasha y Sesshoumaru? ¿Cómo ellos habían desaparecido? ¿Habrían acabado con sus vidas mutuamente? ¿Qué habría sido de Shippou?

Cuando la primera lágrima surcó su mejilla derecha, el joven frente a ella se preocupó, buscando un pañuelo en el bolsillo de su chaqueta.

—Toma —le ofreció, Kagome lo tomó secando su mejilla totalmente ausente. Necesitaba salir de ahí, así que se puso de pie tomando la bufanda y el abrigo que tenía colgado en el respaldo de la silla— ¿Te vas?

—Lo siento —se disculpó, apretando los labios—. Estoy enamorada de alguien y así será hasta que me muera.

Salió de la cafetería con rumbo a su casa, hacía frío, su abrigo a penas la cubría de la tempestad de las calles y solo quería meterse a su cama a llorar. La pena hizo que las escaleras hacia el templo se le hicieran eternas, como si cargara una pesada mochila en la espalda y no una pequeña cartera en su hombro derecho.

Fue al pequeño templo donde estaba en pozo devorador de huesos y lo observó, solo había tierra en su interior, no había señales del portal que la solía llevar al pasado, a donde estaba Inuyasha.

Lo extrañaba tanto... y esa noche tan helada solo hacía extrañar la calidez que emanaba su cuerpo, lo cómoda que se sentía cuando se recostaba sobre su hombro.

Las piernas se le quebraron por la pena y cayó al suelo sin poder evitar las lágrimas que caían, sin parar, por sus mejillas.

Eso era una tortura, solo había pasado un tiempo con Inuyasha, llevaba incluso el doble de tiempo separados y, aun así, parecía todo lo contrario.

Dolía tanto como le quemaba. Trataba de estar bien, de no demostrarle a su familia ese sufrimiento que le causaba la separación, pero estaba agotándose cada vez más.

Ella no quería citas a ciegas...

Ella no quería conocer a alguien nuevo...

Ella quería que el maldito pozo se abriera otra vez y le dejara ver a Inuyasha, aunque sea una sola vez más.

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Y con esto acabó el tercer one shot de esta colección, si lo siento, fue medio dramático, pero es lo que me salió cuando leí la consigna de este día.

Este one shot cuenta con 1060 palabras.

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Día 04: Regalo. A publicarse el 8 de Febrero 2021

Su primer cumpleaños lejos de su familia... pero sin duda, con el mejor regalo que había recibido.

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Espero que me acompañen hasta el final~

Gracias por leer~

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Aquatic~

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06 de Febrero 2021

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