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Jimin y Jungkook son un matrimonio divorciado y desde entonces su relación ha sido mucho más perfecta que cuando estaban casados, nunca habían congeniado tan bien desde que firmaron legalmente aquellos malditos papeles de divorcio, los cuales fueron hace 6 meses.

No tenían parejas por separado.

Pero si tenían un hijo, Jeon Minguk, su pequeño bebé de un año y dos meses que los uniria eternamente.

Su separación había sido algo sencilla de decidir viendo la gravedad del problema que los había llevado a tener constantes peleas frente a un bebé que no tenía nada que ver

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Su separación había sido algo sencilla de decidir viendo la gravedad del problema que los había llevado a tener constantes peleas frente a un bebé que no tenía nada que ver. La decisión fue unanime por el bien de Minguk, el pequeño bebé aún no entendía nada pero ambos sabían que si seguían juntos a largo plazo su hijo sería el más afectado y no podían permitirse aquello.

— Si, Kookie solo trae las papillas y los jugos en caja que le gustan a Mimi. — decía Jimin con el celular en la oreja y una de sus manos preparaba dos tasas de café.
— okey te espero en 20 aquí, hasta pronto.

Colgo sonríendo dejando su celular en la isla de la cocina, SeokJin quien había ido a visitar a Jimin lo miraba curioso, en si el nunca había entendido el porqué ambos había decidido divorciarse pero supuso que debió ser grabé para orillarlos a estar otra vez alejados del uno del otro, aunque eso era lo que supuso que pasaría pero no, Jungkook y Jimin ahora eran más unidos que cuando eran esposos, ahora no habían peleas tontas o algun tipo de riña entre ambos.

— ¿Sabes Jimin?

— Mmm.. —respondio Jimin bebiendo un sorbo a su café y dejando una tasa tibia del mismo en la mesa frente a Jin.

— Jungkook y tú, son la mejor pareja de divorciados que eh conocido jamás. — dijo irónico, bebiendo también el delicioso café que le había dado Park.

— Puede ser, pero tampoco hay motivos para llevarnos mál, todo lo hacemos por Mimi. —dijo sonriente viendo a su bebé en el sofá de la sala de estar a unos pasos de la cocina, Minguk yacia viendo sus caricaturas favoritas.

— Bueno tampoco dejan de ser extraños, ustedes dos están mejor que cuando se casaron Jimin.

— No es así, solo que somos lo suficiente maduros para hacerlo funcionar de esta manera, para que nuestro hijo no note ningún cambio y nos tenga a ambos juntos. —dijo simplemente, pero en si era algo de cierto no todo pero si un poco serio.

— ¿Puedo hacer una pregunta indiscreta?—pregunto SeokJin curioso.

— Suéltalo

— ¿Tu no extrañas a Kook como a tu pareja?...

Y solo aquellas palabras hicieron a Jimin suspirar y bajar la mirada disimuladamente, claro que lo extrañaba de todas las maneras pero que el siempre estuviera presente en su casa y junto a su hijo, hacia menos difícil todo, el sentia que el pelinegro nunca se había ido, que aún estaba junto a él.

Hasta que tú boda nos separe || Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora