ᴛᴀɢ, ʏᴏᴜ'ʀᴇ ɪᴛ ❥ᴀʀɪsᴛᴇᴍᴏ [... sʜᴏᴛs]

ᴅᴏs

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♫ Mejor mirabas a través de tu ventana

Tenías la mirada atenta por un rato ♫

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Un año pasó. Un año dónde no podía dormir tranquilo. Un año viendo a su padre llorar casi a diario. Un año dónde miraba la habitación de sus hermanos con la esperanza de que al regresar de la escuela ellos estuvieran ahí haciendo de las suyas.

Pero el tiempo pasaba y las esperanzas no eran más que eso. El equipo de investigación que su padre había contratado debido a la incompetencia de la policia del pueblo, no había encontrado nada tampoco. Poner cárteles en cada poste, casa o cualquier cosa firme tampoco era una opción. Así como los reportajes de dos mellizos desaparecidos. Si alguien había notado el derroche de dinero que Francisco López estaba gastando en sus esfuerzos por recuperar a sus hijos, nadie comentó nada. Después de todo era un pueblo chico y entendía por qué existía el complemento de la frase.

Observando desde el columpio como el detective hablaba con su padre, Cuauhtémoc blanqueó los ojos. La bola de pelos que era fiel integrante de la familia y que resentia la ausencia de dos de sus dueños, jaló del pantalón a Temo.

—¿Quieres ir al baño, chico?—el gran labrador ladró en respuesta.

Con el perro a su paso caminó hasta el patio delantero, la calle solitaria siendo siempre un presagio de todo lo que pasaba en el pueblo. Las desapariciones de niños siendo más frecuentes, Betty Ripsom quien compartía pupitre con él en Biología le había regalado un dulce con una sonrisa tímida el pasado viernes al final de clases... A primera hora del lunes con su pupitre extrañamente vacío, un policía había llegado a la segunda hora diciendo que había desaparecido el mismo viernes después de la escuela.

—¡Ey Temo!—volvió en si para ver a Andrés en su bicicleta yendo hacia él.

—No se supone que tenías que ensayar.

Andrés era uno de sus mejores amigos, fue la primer persona que le había hablado el primer día de clase. Aristóteles había sido la primera en el pueblo y hasta el día de hoy él junto con Andrés, Diego y Mateo eran los mejores amigos.

La escala de popularidad en la escuela siempre había sido un asco. El solo hecho de ver como a una pobre chica le tiraban goma de mascar y a esa misma chica otro día le volvían a arrojar rocas dejaba mucho que desear. Siempre había sido una persona social, en su antiguo colegio tenía su grupo de amigos los cuales eran el más alto nivel en la escala. Ahora su grupo de amigos era el más bajo en esa escala. Diego era un pervertido que usaba lentes más grandes que su rostro, Mateo era un chico escéptico que vivía huyendo de las enfermedades y tenía una madre sumamente protectora, Andrés por otro lado venía de una familia religiosa y había crecido en un mundo de puritanos; y por último... Aristóteles Córcega el chico que vivía encerrado en su mundo, que amaba la música y la poesía aunque por otro lado le aterraba hablar en público, a tal grado de tartamudear cuando estaba nervioso.