ᴛʀᴇs

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Carlota pedaleo todo lo que sus piernas pudieron. Era de mañana y tenía que llevar la carne lo más pronto posible. Y sobretodo tenía que evitar a los bravucones. Se detuvo al costado de la puerta de servicio, tratando de amontonar en sus brazos los paquetes, lastima que ese auto tan conocido como odiado estuviera acercándose.

Tomó su bicicleta rápidamente para esconderse en el callejón, no quería lidiar con Bruno en este momento de su mañana, gracias. Se acercó a la puerta lateral para desempacar, ya sintiendo el regaño de su abuelo si se atrasaba en su misión.

Un sonido de cadenas le alertó. Se volvió hacia la puerta detrás suyo, la cadena estaba colgando y meciendose con un viento que no había, trato de acercarse para ver qué sucedía, retrocediendo en el acto cuando la puerta se azotó.

Una mano cubierta de ceniza salió de la puerta, seguido de cientos de ellas.

Su ritmo cardíaco se disparó, los gritos de ayuda y agonía que pertenencian a su madre le alteraron por no saber que sucedía. De la puerta salía humo y el color de las brasas iluminó el marco, las manos estaban erráticas por escapar, los ojos de Carlota se llenaron de incredulidad cuando la puerta se cerró de golpe.

Sus pies inestables dieron un salto cuando la puerta nuevamente se abrió está vez para dejar ver su interior. En el fondo, detrás de una cortina hawaiana, había algo colgando. El movimiento fue suave al principio y pensó que era solamente un trozo de carne cualquiera, para su horror el borrón blanco y rojo levantó lo que presumiblemente era su cabeza, resistió el impulso de correr cuando sea lo que sea esa cosa le miró con lentitud.

Su corazón voló de su cuerpo cuando el conocido auto casi le arrolla. De la ventana trasera Bruno emergió arrojándole algo que casi le cae en el ojo. La rabia contenida del tipo fue acordé con el derrapon que dió el auto cuando salió del callejón.

Carlota volvió la vista a la puerta, de ella emergió el Señor Díaz mientras se limpiaba las manos con un trapo.

—¿Estás bien hija?

Por supuesto que no estaba bien.

¿Qué demonios había sido eso?

•••

Andrés creía que había cosas peores que ser hijo de fanáticos religiosos. Después de todo, podría ser peor siempre.

—No has estudiado, Andrés—reprochó su padre con decepción—. Con que cara estaré frente a todos el día de tu confirmación si no puedes ser dedicado en tu única obligación.

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⏰ Última actualización: Aug 28, 2023 ⏰

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ᴛᴀɢ, ʏᴏᴜ'ʀᴇ ɪᴛ ❥ᴀʀɪsᴛᴇᴍᴏ [... sʜᴏᴛs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora