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Había sido un largo día de tareas, entrenamiento y encargos para el Jonin Hatake. Había estado dando vueltas de un lado al otro terminando cosas que tenía pendientes antes de su fin de semana de descanso (cosa que esperaba que ninguna misión de urgencia interrumpiera)
Tenía ya planeado lo que quería hacer y con quién hacerlo... Aunque realmente no era la gran cosa: Esperaba poder pasar unos días junto a Iruka sin que nada ni nadie pudiera alejarlo de él.

Hacía ya unos cuantos meses que habían empezado a vivir en el mismo departamento. Al principio fue una cosa de amigos, "para abaratar costos". A ambos les convenía, tanto por cercanía a sus trabajos como por el hecho de poder tener compañía. Volver a casa sabiendo que hay alguien esperándote y no vas a encontrarte con las habitaciones frías, vacías y oscuras es una sensación muy reconfortante.
Eventualmente pudieron formar una relación un poco más íntima y sólida llegando a comenzar un noviazgo. Congeniaban muy bien la mayor parte del tiempo, salvando alguna que otra tonta discusión que rápidamente se arreglaba.

Volviendo al presente, Kakashi ya tenía en mente que lo único que deseaba en ese momento era poder descansar siendo mimado por Iruka. No pedía nada más, de verdad necesitaba cariño y a montones.

Saltando de tejado en tejado, llegó finalmente hasta el departamento donde residía y entró con rapidez.

— Estoy en casa... — Dijo en voz alta desde la entrada mientras se tomaba unos segundos en quitarse los zapatos.
A lo lejos se escuchó un "Bienvenido" por parte del otro muchacho en la casa.

El de cabello plateado siguió su camino hasta el living dónde se encontraba su pareja sentada en el sofá. Delante de él estaba la mesita baja llena de papeles y cuadernos, parecía tener bastante trabajo de la academia a pesar de ser fin de semana.
Kakashi ahora a paso más lento, se paró detrás del moreno mientras se quitaba el chaleco del uniforme y la bandana que cubría la mitad de su rostro.

— ¿Aún estás trabajando? — Murmuró mientras arrojaba la prenda a la silla más cercana. Luego se preocuparía de colgarla bien o ponerla a lavar. Su cabeza estaba con otras ideas dándole vueltas.

— Sep, pero no me falta mucho. Al menos por hoy ya hice bastante. — Murmuró concentrado el castaño mientras se golpeaba ligeramente la mejilla con el lápiz que tenía en la mano. — ¿Y tú? ¿Entrando por la puerta y no por la ventana? ¿Cómo persona normal? — Ahora sí, levantó la vista del cuadernillo en el que estaba escribiendo y miró hacía arriba para cruzarse con el más alto a su espalda.

El hombre de máscara frunció levemente el ceño mientras que con ambas manos apretó las mejillas del contrario. —  La ventana no estaba abierta y es tedioso destrabarla desde afuera. — El moreno rió mientras su rostro era apretujado. — Quería verte lo antes posible, así que entrar por la puerta era la mejor opción. —

Luego de soltarle, Umino volvió su vista al trabajo. Sus mejillas estaban teñidas de un rojo muy sutil, producto de las manos y palabras de su pareja.
Le faltaba terminar de llenar unos registros y ya tenía todo el tiempo del mundo para prestarle atención al de cabello claro.

Kakashi por su parte y para matar el tiempo, decidió ir a la cocina a preparar algo de té. Creía que algo caliente podría ser de ayuda para que Iruka se relajase.
Al rato volvió con las dos tazas, dejando una de ellas en un espacio vacío de la mesita. Sin decir nada más, se sentó junto al profesor, bajó su mascara y bebió de su propia infusión cerrando los ojos.
Lo único que había era silencio interrumpido a veces con algún murmullo del castaño o el movimiento de las diferentes hojas y cuadernos que esté abría o escribía.

— Se te va a enfriar el té. — Murmuró el peliplata abriendo uno de sus ojos para mirar a su pareja. Estaba sumamente concentrado en lo que hacía. Su carita de concentración y su perfil hermoso era algo que el jonin simplemente adoraba.

— Oh, lo siento... Gracias por hacerlo.— Dijo el moreno con una pequeña sonrisa en los labios y rascando levemente su propia cicatriz con un dedo algo apenado. Se sentía mal por estar "ignorando" de esa forma al hombre a su lado por trabajo, pero era algo que de verdad tenía que terminar.
Como respuesta recibió un pequeño movimiento de cabeza por parte del más alto a modo de "no hay de qué".

Al terminar de llenar el último formulario, ordenó un poco todo el papelerío y se dispuso a beber el té que le habían preparado. Estaba tibio, pero no se quejaba.

— Oye, Iruka... Este fin de semana lo tienes libre ¿No? — Volvió a romper el silencio Kakashi mientras dejaba la taza vacía sobre la mesa para luego apoyar su espalda contra el sofá, hundiéndose levemente en él.

El castaño se detuvo un momento a pensar y organizar mentalmente sus pendientes. Tenía que terminar de corregir algunos exámenes más, pero más allá de eso creía estar disponible.¿Qué tramaba Hatake?
Asintió un par de veces como respuesta antes de dar otro sorbo a su infusión.

Sin previo aviso y causando que el otro casi vuelque su taza ante tal movimiento, Kakashi se abalanzó sobre su pareja hundiendo el rostro en su pecho y respirando sutilmente su aroma. Rápidamente se abrazó a él con fuerza por la cintura mientras refregaba cual perrito su mejilla contra la ropa de Iruka. Le encantaba ese hombre, le hacía sentir tranquilidad absoluta y toneladas de felicidad solo con tocarlo. Claramente, todo el fin de semana estaría igual de pesado.

Luego de un par de insultos al aire y algún que otro "sermón" por ser tan descuidado por parte de Umino, este se rindió y dejando la taza en su lugar previamente, terminó por abrazar al jonin. Le costaba un poco decirlo muy suelto, pero Kakashi le parecía una persona maravillosa e impredecible. Todo era una constante caja de sorpresas y aunque a veces le hacía renegar, no podía decir que no le gustase.

Manteniéndose en silencio una vez más, el chunin comenzó a acariciar con cuidado y suavidad los cabellos grises de su novio. Este último cerró los ojos con una sonrisa plasmada en el rostro y también acarició la cintura y la espalda del otro por sobre la ropa.
Estos eran los momentos de mayor paz para ambos. Ninguno pensaba en nada, tenían el calor de alguien más y cariño de quién más querían. Nada de trabajo, misiones, problemas. Solo eran ellos dos y nada más.

Estaba tan relajado que podría jurar haberse dormido algunos minutos sobre el castaño. Al darse cuenta, levantó un poco la cabeza y apoyó el mentón en el pecho del contrario para poder mirarlo. La vista era preciosa ¡Iruka era precioso!

— ¿Te parece hacer esto todo el fin de semana? Porque estuve pensando todos los días en esto y de verdad me gusta mucho ese plan. — Murmuró cerrando los ojos nuevamente durante unos segundos antes de que le respondieran.

Luego de soltar un suspiro negando divertido con la cabeza, el moreno contestó.
— Mientras no vuelvas a casi volcarme todo el té encima por querer caricias, me parece buena idea. — A modo de "reprimenda" por ello, Umino despeinó el cabello del otro antes de pasar a acariciar una de las mejillas del más alto.

Kakashi, emocionado, decidió acercarse al instante para poder unir sus labios con los ajenos en un beso cargado de dulzura.

Definitivamente les esperaba un fin de semana muy intenso y cariñoso.
¿Que hicieron esos días? Se dedicaron toda la atención del mundo entre ellos. Hubieron besos, mimos, abrazos, mordidas, cosquillas.
¿Hubo algo más que solo caricias amorosas? ¡Claro que sí! Pero no vamos a entrar en detalles ahora.
¿Iruka pudo terminar sus exámenes? No. El jonin no dejo que tocara nada del trabajo ni un solo segundo.

Lo que sí ocurrió fue que el castaño estuvo toda la semana siguiente teniendo que ocultar bien su cuello repleto de chupones y marcas. El gracioso de Kakashi no tuvo ni que mover un pelo. ¡Toda la espalda arañada y el cuello marcado, pero su ropa del día a día cubría todo! Iruka consideró empezar a usar máscaras el también por un momento.

En fin, tendrían que repetir esos días de descanso otra vez. Realmente la habían pasado bien.

 KakaIru para llenar mí vacío emocional★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora