Luego de que Andrew intentara que no salga corriendo, y que se disculpara por robar los pasteles - que dicho sea de paso, no hicieron que me dejase de rugir el estómago - terminamos en la sala donde harían el proceso.
Consistía en sacarme un poco de sangre, y poner un poco en cada uno de los miembros de mi nueva familia.
- Relájate, será peor si te pones nerviosa. - Me decía Andrew.
¿Que si estaba nerviosa? Ya hubiera mandado al diablo todo de no ser porque el edificio tenía un enorme sistema de seguridad.
<< Claro, tienen la suficiente seguridad para evitar que huya de aquí pero no para evitar que mi nuevo "amigo" robe unos pasteles. Pff >> pensé.
- ¿Me puedes explicar por qué diablos hacen todo esto?
- Será después, lo prometo. Sólo acabarán con este proceso y saldremos de aquí.
- De igual forma ella vendrá con nosotros ¿verdad? - preguntó un hombre como de unos cincuenta años , supuse que era el padre de la familia.
- Sí, sólo debo hablar con ella antes. - le respondió serio. El hombre no volvió a hablar.
Miré a toda la familia. Aparte del hombre, estaba su mujer - calculo unos cuarenta y cinco años - Su hijo mayor, una hija casi de mi edad, y una pequeña como de dos años.
No quería ir con ellos, no me sentía cómoda.
- agh - hice una mueca cuando me introdujeron la aguja. No miré porque sabía que me iba a desmayar. No llego al punto de ser hemofóbica, pero digamos que estoy lo más cerca de serlo.
- tranquila, niña. Ya pasó. - me dijo la hostil enfermera. La miré de mala gana y se fue para colocar las muestras en otras jeringas.
- Escucha, nena, sabemos que esto es nuevo para ti y que...- empezó a decir la mujer y la interrumpí.
- No me llame nena. No es nada mío. Y esto es más que nuevo, es inaceptable.
- June... - me regañó Andrew y bufé.
- Como decía, tendrás que acostumbrarte, además... es por tu bien.
- ¡¿quieren dejar de decir eso?! - vaya que me enojé. - Basta, ustedes no saben qué me hace bien o mal.
- Pero yo sí. - me dijo el moreno. - Hablaremos luego, recuérdalo. - suspiré.
La enfermera se acercó hacia la familia y les fue haciendo la transfusión. Me fijé en su hijo mayor. Estaba nervioso, casi tanto como yo.
- Mierda...- susurró llevando la mirada hacia otro lado.
- No pasa nada Theo, no seas nena. Ni siquiera Tamika hace muecas. - le dijo su padre.
Ahora seguía la pequeña. Admito que me causó algo de pena verla llorar cuando sintió el piquete.
- Oh cariño, tranquila. Ya está todo bien, ya pasó. - la mecía su madre. Contuve el impulso de sonreír ya que estaría contradiciendo mi opinión sobre ellos.
Aparentemente se veían buenos. Demasiado para ser verdad, me decía mi subconciente.
- Hey, nena... - la miré seria. - perdón, June. ¿quieres cargarla? - me preguntó. ¿quería? Lo pensé bien, no tenía nada que perder.
<< Haz un esfuerzo por llevarte bien con ellos. >> me había dicho mi madre antes de cerrarme la puerta en la cara. Cabe resaltar, que sigo sin superar que lo haya hecho.
Asentí con la cabeza y la mujer me entregó a la bebé. Dejó de llorar de un momento a otro.
- Hola, pequeña - le dije con la voz más amable que me salió.
- Se llama Taylor. - me dijo el hombre.
- ¿Tienen una obsesión por la letra "T" o algo así? - rieron. - Hablo en serio, más vale que no me quieran cambiar el nombre.
- Quién sabe... ¿Prefieres Tess o Tephy? - me dijo el hombre. Y abrí mucho los ojos, por lo que volvieron a reír. Incluso Andrew. - Es broma, tu nombre es bonito.
- Ahm gracias, supongo. - respondí.
Luego de un rato nos indicaron que podíamos irnos.
No hablé con ninguno de la familia en todo el trayecto que caminábamos en el laboratorio.
Nos paramos en una puerta que, sin que la hayamos tocado, se abrió de golpe y salió un hombre alto, rubio y con bata blanca.
- Tú debes ser June. Hola, linda, pasa ya. Tenemos que decirte por qué estás aquí. - me tocó ligeramente la cara. Sentí asco.
- No la toque. - Andrew le apartó la mano. Yo entraré con ella.
- Mi querido Messer, claro que también puedes entrar. Vengan. - cerró la puerta atrás de nosotros y nos sentamos en el sofá.
- A ver, June, estás aquí por dos razones. La primera, es que tu madre quiso una mejor vida para ti. Claro, ¿quién no querría una mejor vida para su hija después de que sabe lo que pasará con el lugar donde vive?
- ¿de qué habla? - me extrañé.
- ¿No estabas enterada? - fingió sorpresa. - Planeamos... experimentar con algunas personas. Ya sabes, lo usual.
- ¿qué? ¡Usted no puede hacer eso! ¡No son animales! ¡No permitiré que haga eso con mi familia! - golpeaba la mesa con furia.
- Claro que puedo, niña. Y tú no puedes hacer nada. Más bien, deberías agradecer que te salvaron de eso. Si no, ya estarías siendo clonada o algo mucho peor.
- Basta, pare con eso. - le dijo Andrew en un tono fuerte. Él rió casi macabramente.
- Como decía, la segunda razón es porque fuiste la segunda ciudadana con una inteligencia superior a los demás.
- ¿y qué con eso?
- Quiere decir que nos puedes servir de algo, tal vez y te haga mi asistente personal. O seas mi sucesora. - sonrió, de nuevo la sonrisa macabra.
- Ella no va a hacer eso. - Lo contradijo Andrew.
- No es tu problema, Messer. En fin, no te voy a dejar todo tan fácil. No vaya a ser que quieras hacer que mi trabajo se vaya por la borda para que no le haga nada a la gente que dejaste en el otro lado.
- Ganas no me faltan. - dije entre dientes.
- Eres lista, chica. Pero no tanto como yo. - rió. - A un tris de alcanzarme, si bien es cierto, pero no tienes experiencia.
- Póngame a prueba. - ¿qué demonios acabo de decir? Levantó una ceja.
- June, no caigas en eso. Esta jugando contigo.
- Qué mal de tu parte, Messer. Deja que la chica se divierta. Igual sé que no lo logrará. No te desesperes querida June. Tu batalla está cerca. Cuida tu mentecita, y prepárate.
- Cuide su boca. Si me busca, me encuentra.
- Qué agresiva, cielos. Bueno, creo que nuestra plática ha acabado. - Nos levantamos- Cuídala, Messer. Y a tí también. No caigan en distracciones. - guiñó un ojo. - Andrew lo miró mal y salimos de ahí por fin.
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Laberinto de sufrimiento.
General Fiction¿Cómo escapar de este laberinto de sufrimiento? Decía en mi libro... - ¿sabe cuál es mi manera de salir de este laberinto de sufrimiento, Doctor? - le dije mirándolo a los ojos. Por obvias razones, no respondió. - hacer sufrir mucho más al causante...