Una oportunidad que te puede salvar.

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Había pasado ya por lo menos un mes desde el incidente que tuvieron con el de lila, habían salido sin cargos. Pero eso no fue la señal que esperaban para dejar de hace el tonto por la ciudad.

Todos los días era un problema nuevo, a veces no iban a comisaría, pero la mayoría del tiempo estaban allá, hasta se sabían el camino de la recepción al despacho del superintendente. Caminaban como San Pedro por su casa en ese establecimiento repleto de oficiales de policía.

Habían dejado de trabajar de basureros, ese trabajó era un asco, y ahora por lo que les había dicho Trujillo fueron a por el empleo de buzos, el sueldo no era lo mejor del mundo pero preferian eso a que seguir viviendo todos los días con el olor a desechos que desprendia basureros.

Con lo que ganaban era suficiente para un pequeño hogar y pagar una que otra multa, claro no todas pero se mantenían a raya para no ir a federal.

Pero últimamente no les iba bien el el trabajo, y con el estrés de tener para comer se olvidaron de multas que podían pagar y cada vez se les acumulaban más, y lo peor es que este dúo junto con sus camaradas seguían haciendo el tonto por aqui y por allá.

Hoy era un día nuevo para el dúo, estaban desayunando en el pequeño recinto dónde se alojaban, hacían sus rutinas de siempre y como todos los días salían tarde por culpa de Horacio.

Ese día habían despertado con ganas de hacer el loco, bueno como si no lo hicieran todo el tiempo. Pero primero tenían que ir a trabajar para ganar dinero y satisfacer sus necesidades básicas. Se reunieron con su amigo de confianza, Segismundo, robaron un coche y fueron directo al muelle para empezar su jornada.

Todo normal, a excepción de que tuvieron problemas con las lanchas, lo único interesante del trabajo. Ya estaban listos con sus tanques y partieron a mar abierto buscando "tesoros" para llevarlos a la orilla y que les pagarán.

Un rubio tenía el presentimiento de que algo bueno iba a pasar ese día, pero no tenía pinta de que ocurriría ya que el día que estaban teniendo no era del todo bueno, se decía que tenían mejores.

Ya terminado el horario de trabajo y haber cobrado lo que les correspondía, fueron a por el auto que anteriormente habían pedido prestado pero al no encontrarlo tomaron otro.

Ya en las calles de los Santos, Gustabo iba manejando mientras sus compañeros cantaban y bailaban las canciones que se estaban reproduciéndo en la radio del automóvil.

Daban simples vueltas por las calles de esa alocada ciudad. Llevaban un buen rato así hasta que encontraron a la víctima perfecta. Gustabo procedió a hablar con el, agarrar confianza y subirlo al auto. Iban haciendo el tonto y pareciendo que no sabían nada, cuando de repente tomo una ruta que los llevaba a un lugar donde ni siquiera el alma de un muerto pasaba.

Bajaron y procedieron con el show.

-Sabes..... hace poco me integre a una nueva religión- el gran actor Gustabo estaba haciendo de las suyas.

-En serio? Y te gusta como para quedarte ahí? - el chico que con inocencia pregunto no se esperaba lo que estaba apunto de caerle encima.

-Si me encanta. En especial por qué hay algo que hacer. Y es muy importante.

-Y que es? Si te gusta a ti, talvez me una.

-Bien te contaré. - luego de eso saco su móvil para que después empezara a teclear en el - ok lo que se necesita para estar en la religión es hacerle honores a los dioses de la muerte.

-Pero.... cómo es eso de honrarlos?

-Con un sacrificio humano- después de eso se empezaron a escuchar una canción proveniente del celular del rubio, eso era lo que antes tecleaba - y cuando está canción suena, no queda de otra mas que darles lo que quieren- y así fue como saco una navaja, sus amigos los alentaban, no lo iban a matar solamente lo iban a dejar colgando del hilo de la vida- y tú eres el sacrificio perfecto.-

Affectus Perierat - INTENABO AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora