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  - ¡AH! Me haces daño - dije notando quemaduras en el pelo con cada pasada que daba con el peine-

- ¡Si estuvieses quieta! No se porqué tienes que moverte tanto. 

- ¿No puedes dejar que me peine yo solita ni un dia? - dije con tono burlón-

- Para eso estoy yo. Ya queda poco.

Todos los días igual, me levantaban a las 8:30am, me vestían me peinaban, me maquillaban, me llevaban a la cocina, me servían los platos, comía, hacía ejercicio... todos los días igual, cada día a la noche, cuando Sana, mi sirvienta, creía que me dormía y se iba de la habitación, me paraba a pensar en lo poco útil que me sentía en mi vida, todo me lo hacía Sana, a veces creía que no dormía y me preocupaba mucho por ella, pero desde que mi madre falleció y mi padre se fue de negocios, no estaba con otra persona durante todo el día. Ella era mi sirvienta, mi segunda madre, mi mejor y única amiga, ella tan solo tenía 19 años y trabajaba como una posesa para mí, eso me hacía sentir estúpida e inútil, en mis 17 años de vida me lo daban todo hecho, lo poco que sabía hacer era estar de pié una tarde entera, sonriendo y saludando a todos los invitados que mi padre invitaba cuando tenían evento en casa, controlando mi peso, las calorías que comía, bariando de ejercicio para estar perfecta para la gente, eso me agobiaba.

- Mina, ya he hecho el desayuno, puedes bajar a comer ya. -dijo con una sonrisa de oreja a oreja y muy sincera -

- Sana, no hace falta que te esfuerces tanto, me gustaría apañarme por mi solita, tengo 17 años, puedo valerme por mi sola. - dije sentada en el borde de la cama, mirando por la cristalera que daba al patio exterior donde había una fuente con forma de sirena y un campo de flores-

- Mina, ya sabes que es mi trabajo, no tiene que preocuparte, tu padre no quiere que te esfuerces en nada imprescindible, de verdad que me gustaría poder ayudarte, pero no puedo. -dijo con las dos manos cogidas en su barriga y mirando hacia abajo- El desayuno se enfriará, vamos.

Salí de la habitación cansada de que mi vida fuese un cliché, nunca experimenté lo que es tener amigos ni valerse por si misma.

Bajando por las escaleras podía llegar a oler el desayuno, olía a leche con cereales con zumo de piña, jamón y pan tostado con fruta, nunca entendí la abundancia de comida que se hacía solo para mí, no comía tanto.

- Sana, ¿pudes hacerme un favor? -dije mirándola a los ojos-

- Dime, Mina.

- ¿Puedes comer conmigo y hablar sobre nosotras? - dije suplicando -

- Mina, sabes que lo tengo prohibido, como tu padre se entere, me echará en un abrir y cerrar de ojos - dijo con tono preocupante bastante fácil de percibir -.

- Me haré responsable de todo, te lo puedo prometer por lo que quieras, no se enterará, por favor, necesito saber lo que es tener una amiga, desayunar con una amiga y hablar de nosotras, por favor - dije con tono suplicante y desesperado para que aceptase -

- Está bien, iré a por un plato, supongo - se levantó, cogió un plato y lo llenó de comida, no mucha y empezó a comer-.

- Sana, ¿que se siente al tener amigas?

- Es difícil de explicar, nunca fuí de tener muchas, es como tener un acompañante al que poder contar todo sin preocupaciones, es como... es como tener una hermana con la que poder compartir experiencias, risas y llantos, es verdaderamente bonito -dijo sonriendo con ojos brillantes mirándome a los ojos, se notaba que realmente le gustaba hablar de eso, al escucharla solo pude mirarla a los ojos y imaginarme a mi con una persona la cual compartir vida sin preocupaciones- Mina, nunca entenderé tu situación, pero debe ser muy frustrante solo tener a una sirvienta con la que compartir momentos, lo siento, de verdad me ha sorpendido tu pregunta, nunca me la han hecho.

- Sana, realmente eres mas que una sirvienta, eres mi mejor amiga y la única que he tenido, me preocupa una barbaridad saber que por mi culpa no puedas volver a tener a gente con la que compartir experiencias, me siento culpable. - dije con un tono sincero- Quiero que seas conmigo como eres con tus amigas, quiero compartir experiencias, aunque no tenga, quiero saber lo que es reirse con alguien sobre mis desgracias, quiero... quiero tener una amiga, no una sirvienta.

-Esto es un trabajo, Mina, algún día lo etenderás, de verdad, mi trabajo es facilizarte la vida, no contarte mis problemas, no quiero molestarte.

- Sana, realmente, lo que más feliz me puede hacer ahora, es que compartas tus experiencias conmigo, quiero saber lo que es tener una sonrisa sincera sin tener que fingirla, quiero reir hasta llorar.

- Mina...

- Sana, por favor -dije sin dejarla terminar su frase-

- Está bien. 

- ¡GRACIAS! -sonreí, me levanté y fuí corriendo a abrazarla, era la primera vez que la abrazaba en 4 años- Nunca había abrazado a nadie que no fuesen mis padres -seguidamente apreté más fuerte-

- Me alegro, yo hacía mucho que no abrazaba a alguien -dijo limpiándose una lágrima de la cara- 

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Esta es mi primera história, si has llegado hasta aquí, mis más sinceras gracias.

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