VII

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Durante el día siguiente, todo era normal; comían juntos, charlaban, salían al mismo balcón para apreciar el amanecer, sin embargo, no volvieron a tener relaciones después de esa noche, así durante dos semanas, en las cuales Yoshiki había vuelto a autocomplacerse viendo a Manson teniendo ese sexo tan sucio con aquellas mujeres. Durante la noche, antes de que el hombre llegara a su habitación, lograba escuchar los roncos gemidos del pelinegro en la otra pieza, si no quería salir de la suya, se limitaba a quedarse recostado en la cama masturbándose; algunas veces sólo atendiendo su miembro, y algunas otras metiendo los dedos de su mano libre en su interior, como hoy era el caso.

-Ahhh mmgh~ ahh ahh

Aumento el vaivén de sus manos al sentir que pronto se correría, mas no se había percatado que los gemidos de Manson habían cesado. Él simplemente se dejó venir arqueando la espalda y mordiendo su labio inferior, ahogando un lago gemido.

-Vaya, querido- escuchó la voz del hombre al umbral de la puerta- No creí que mi hermoso ángel estuviera despierto a esta hora tocándose de esa forma

-Mgh... Usted ha tenido la culpa- dice con la respiración ligeramente agitada y un sonrojo en sus mejillas- No se ha vuelto a acostar conmigo y no puedo evitar sentir la necesidad de hacerlo al escucharlo con ellas

-Querido, te expliqué el motivo- se sienta a la orilla de la cama, soltando un suspiro- Siento que, con esa única noche, ya he ensuciado tu cuerpo, pero...- dirige su brillante y macabra mirada hacia él- Hay muchas cosas que necesitas saber

Después de que se limpiara y pusiera unas prendas más ligeras, salieron para recorrer la mansión, donde aún pudo ver a varias de las empleadas de aquí para allá, en cuanto las mujeres se dieron cuenta de su presencia, se pararon alineadas a la pared para cederle el paso.

-Vayan a descansar por hoy- su voz había sido fuerte, lo hizo sobresaltarse por ello mientras que las mujeres daban una reverencia y se marchaban a paso rápido- Sigamos

Caminaron por el largo pasillo con calma, mirando los cuadros de las paredes prestándoles un poco más de atención, hasta que volvió a hablar.

-¿Sabes? Siempre he sido alguien muy solitario... O bueno, estaba solo, no porque quisiera, sino porque la gente comenzó a alejarse de mi poco a poco, ¿por qué? Por todo y por nada a la vez. Desde pequeño me obsesioné por las cosas oscuras, dejé atrás todas mis creencias religiosas y me hice independiente muy joven, todo porque mis padres nunca me aceptaron como era en realidad. Por un intento de no estar solo, me volví adicto al sexo, a lo perverso, a las putas que encontraba en la calle que se acostaban conmigo por dinero, entonces comencé a ganar mi propia fortuna en el mundo del entretenimiento y la música, por lo que pude comprar ésta casa donde mayormente contrato mujeres, no sólo para limpiar, sino para complacer mi necesidad de sexo, pero eso no me quitaba el sentimiento de estar abandonado- salieron al jardín de la parte trasera del lugar y tomaron asiento en una banca cercana- La gente se dio cuenta de lo que hacía, y comenzaron a acusarme de satánico, vulgar, violador y... Alguien sin sentimientos, sin amor propio ni para brindar, todo junto en una sola frase; "sin alma", y tal vez no estén tan lejos de la realidad, pero eso no quiere decir que no quiera hacerlo; amar a alguien como ellos dicen hacerlo, "hasta que la muerte nos separe", sin embargo, por mi forma de ser eso jamás pasará, pues mi muerte ya nos habría separado desde el primer momento

Yoahiki estaba sin palabras, mas no lograba entender por completo, simplemente aquellas palabras se escuchaban tan profundas, y cierto dolor en cada frase.

-Déjeme aprender a amar junto a usted...

-¿Aprender a amar? Siendote sincero, ni siquiera lo intenté nunca

-¿Y no quisiera?... Quiero decir, yo siento algo muy profundo y especial por usted, señor Manson, y realmente me gustaría seguir experimentando

-He salido tan lastimado cada que alguien dice esas palabras

Ambos quedaron en silencio un momento. El suspiro desanimado de Yoshiki fue lo que único que rompió ese silencio por un breve instante.

-No me molestaría en lo absoluto... Yoshiki, déjame amarte ¿si?

¡Vendido al hombre de negro! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora