―Pasajeros del vuelo 26-10 con destino a Las Vegas, hagan el favor de abordar la nave ―se escucha el anuncio de nuestro vuelo y puedo notar cómo mi epinefrina aumenta descontroladamente por la emoción, sintiendo la necesidad de liberar todo el estrés acumulado por meses de arduo trabajo y de tensión emocional.
No me reconocía, yo no era así por ningún hombre. Todos visitaban mi cama una vez y, luego se esfumaban como el polvo en el viento, pero Steven arribó a mi vida para combatir mis sombras e intentar crear en mí la castidad, que hacía mucho tiempo había dejado en el pasado, aunque con él esa pureza era a medias.
―Caroline, camina. La hilera está avanzando. ―Rachel me apartó de mi inherente universo, haciendo que cayera en la realidad de los presentes acontecimientos. Sacudí mi cabeza, dando unos pasos hasta avanzar a la trabajadora, que chequeaba los boletos de pasaje. Me dio una expedita mirada y luego asintió, devolviéndome el papel que dictaminaba mi ubicación por los próximos cinco días. Avancé y me detuve para esperar a mis acompañantes, que no tardaron en aparecer ante mí. Ashley entrelazó su mano libre junto a la mía, éramos dos idiotas que no superábamos la etapa púber. Rachel y Jennifer caminaban a nuestro lado con expresiones risueñas. Andamos unos pasos más cuando unos jóvenes nos detuvieron, o mejor dicho, detuvieron a Rachel.
―Lo siento. Tú eres Rachel Anderson? ―preguntó uno de los chicos con una claridad emocional en su mirada. Y con una amable sonrisa nuestra amiga asiente―. Oh por dios! No puedo creerlo. Soy fan de tu historia, tus libros son excelentes. ―La expresión se notó en la voz del joven.
―Gracias por tus elogios y también por leer mi historia ―respondió ella con gratitud.
―Podrías firmarme los libros? Tengo la saga completa. ―Con una brillosa mirada emocional, ella sacó un marcador de su bolso de mano e hizo lo que su leal fan pidió.
De qué iba esa historia? Pues narraba la vida de una joven, que recién ingresa a la universidad. Convive con cuatro amigas y sus caseros, que son una pareja homosexual. En la fiesta de bienvenida a los nuevos estudiantes, conoce a Taylor, el hombre que la hace acudir a sus instintos más inusuales y oscuros, haciéndola conocedora de experiencias ajenas a ella. Por qué? Pues la chica es virgen y él le pide que sea su boceto para experimentar sus reacciones al estar cerca de un hombre. Al principio sólo fueron roces superficiales, que luego se convirtieron en caricias profundas y significativas. Pero lo que el promiscuo Taylor Holland no sabía era que la pura, inocente y virginal Grisel Larson sería la exhumadora del amor oculto detrás de su frío corazón. Los otros libros son las historias de sus amigas con los amigos de Taylor.
Luego del encuentro entre Rachel y su fan, abordamos al avión. Decidimos viajar en clase comercial, después de todo sería una travesía de sólo una hora. <<Odio los aviones pero mi trabajo me ha obligado a embarcar a la costumbre de estar en ellos, por lo menos dos o tres veces al mes>>
Caminamos por el pasillo del avión hasta que cada una encontró su asiento. Me tocó junto a la ventanilla y al lado de Ashley, quien cerró los ojos al plantar su trasero sobre el asiento. Me concentré en mirar el paisaje que me brindaba la naturaleza. Encendí mi iPhone para escuchar un poco de música y se reprodujo When the party´s over, de Billi Eilish, canción que alcanzaba que olvidara todo lo que sucedía a mi alrededor, aunque también hacia que disminuyera mi nivel emocional. Imité la acción de la persona que se encontraba a mi lado y visualicé la idea de lo que sucedería en la próxima semana. Fui cayendo y cayendo hasta no tener la noción de mis acciones. Abrí con lentitud los ojos cuando sentí un intenso azote en mi hombro, miré a mi alrededor exasperada y noté que mis oídos ya no percibían la desconsolada voz de Billi Eilish, ahora sonaba una de mis canciones favoritas: Without me, de Halsey.
―Ya despertaste? ―Miré a Ashley, quien hizo una pausa y mostro una risa malévola―. Ya estamos en Las Vegas, bebé. ―No lo creo. Tan profundo fue mi sueño que no noté la hora de viaje? Sin pensar dos veces, me levanté para desembarcar del pájaro metálico y, al descender de él, se mostró ante mis ojos la ciudad más loca y hermosa del mundo, donde puedo ser yo misma sin recatados comentarios y sin tratos de usted hacia los demás, puedo hacer lo que desee sin que afecte mi vida cotidiana.
Salimos del aeropuerto y tomamos un taxi hasta el hotel, en donde nos hospedaríamos. Las mariposillas de mi estómago revoloteaban sin cesar al notar el nombre de Ceasers Palace a la distancia. Caminamos por la recepción, donde se encargó de atendernos, con mucha amabilidad, una joven con cabello oscuro.
―Bienvenidas. ―Sonrió y luego continuó―. En qué las puedo ayudar? ―Apoyé las manos en el buró y respondí a su amable sonrisa.
―Hola. Reservé una suite a nombre de Caroline Watson. ―Ashley se acercó a mí y me susurró al oído:
―Joder, una suite? Por qué no aceptas que te tiras al jefe mayor. ―Obstinada, la miré para ponerle los ojos en blanco y la aparté lejos de mí.
―Lo siento, pero todas las suites están ocupadas ―dijo apenada. Sentí una pequeña lástima por todo lo que venía a continuación. Porque a pesar de saber que no era su falta, la irritación no cabía en mí y tenía que descargarla con alguien.
―Cómo que no queda ninguna suite disponible? Sabes hace cuánto tiempo hice mi reservación? No pueden hacer bien su jodido trabajo? Dime. Qué hago yo ahora? ―le recriminé exaltada.
―Lo siento. Por favor tranquilícese. Podemos brindarle dos habitaciones para dos personas. ―Miré hacia atrás y todas mis acompañantes asintieron sin molestia alguna. Respiré profundo para organizar mis ideas y volví a voltear hacia la victima de mis reproches.
―Sí, denos dos habitaciones para dos personas ―dije rendida hacia mi resignación.
―Pagará ahora o al final de la estancia? ―preguntó aún apenada.
―Pagaré cuando termine la estancia. ―Puse mi mano en mi boca y resoplé buscando paciencia en mí misma. Me entregó dos llaves magnéticas y regresé con las demás para decidir cómo nos compartiríamos los cuartos.
―No quiero que suene mal, pero no quiero compartir con Rachel, ella y yo no tendríamos nada de qué hablar ―dijo Ashley sin analizar antes de hablar.
―Sí, lo sé. Sé que soy una estrella que brilla demasiado para ti ―respondió Rachel con un tono de autosuficiencia, ella es la persona en la faz de la tierra más presuntuosa que conozco, pero sé que mi mejor amiga no se queda callada ante nadie que la ofenda o dañe su orgullo.
―Querida, si tú eres una estrella yo soy el sol que opaca tu brillo cuando hace acto de presencia.
―Vamos chicas, esto no se trata de pelear, sino de pasarlo súper ―mitigó Jennifer la situación, a mí verdaderamente me da igual, por eso nunca interrumpo en los momentos de tensión―. Rachel viene conmigo y tú vas con Caroline. Estás bien con la decisión? ―interpeló a Ashley, la cual asintió satisfecha con la compartición hecha por mi hermana mayor. Cada una tomó su equipaje y nos dirigimos a nuestras habitaciones para reunirnos en la piscina en treinta minutos. Posé la llave en la cerradura y empujé, mostrándose ante mis ojos un hermoso aposento. Nos adentramos y cada una eligió una cama.
―Por qué te comportas, a veces, como una mala persona? ―Sin entender, Ashley se dio la vuelta para observarme y ató cabos a lo que quería le decir.
―Yo no soy una mala persona, sólo que no me gusta que me traten como si yo fuera un desperdicio. Además yo dije lo que pensaba, sólo fue eso.
Ignorándola, tomé un bikini blanco de mi maleta y fui al cuarto de baño para cambiarme de ropa. Coloqué el traje en mi cuerpo y me quedó genial. El blanco contrasta perfecto con el color canela de mi piel, pensé que quedaría mal, ya que éste lo había comprado una semana atrás y todavía no lo había probado, pero era ideal para mí, ya que conocía a la perfección mis tallas. Salí y regresé a mi equipaje para extraer de la maleta unos shorts jeans y una blusa bordada de color negro. Me vestí y del baño salió Ashley con un hermosos body de color azul-violeta, que hacía una estupenda combinación con su piel pálida. El body se ataba por la parte delantera y se ajustaba como si fuera un corsé, el cual se adecuó estupendamente a su delgada figura.
―Mujer, si sigues mirándome con esa intensidad voy a pensar que te gusto ―resoplé burlona, pero decidí cambiar de tema.
―Qué haremos hoy además de estar en la piscina? ―pregunté ansiosa. Después de todo, ella era quien había mirado los planes de recreación del hotel.
―Primero iremos a la piscina. ―Tomó una liga y recogió su corto y trigueño cabello―. Luego iremos de compras y nos prepararemos para ir al club en la noche. ―Tomó su vestido y lo colocó en su cuerpo―. Ya podemos irnos.
―No vas a llevar tus gafas de sol y tu bloqueador? Si tomas mucho sol, después vas a parecer una langosta ―farfullé burlonamente.
―Sí, ya me olvidaba.
Recogimos las cosas necesarias para el cuidado de nuestra piel y nos encontramos con las demás. Coloqué un poco de bloqueador en mi cuerpo y me acosté para beber un poco de jugo. Mientras iba absorbiendo el líquido que se encontraba en la copa, mis ojos se iban perdiendo en el paisaje a través de la gafas oscuras que llevaba, pero no encontré algo que llamara mi atención, ninguno de los hombres presentes hacían sobresaltar algún deseo en mí.
―Estás en épocas de casería, amiga. ―Bajé un poco mis gafas y miré sonriente a la dueña de la voz.
―Como si tú no lo estuvieras, Ashley. ―Sin más, regresamos las vistas al frente.
Pasaron las horas y nada se mostró aberrante, por lo que en decisión colectiva pasamos al próximo plan.
Nos adentramos en una hermosa boutic y nos dividimos para que cada cual buscara una prenda a su gusto. A la distancia vislumbré una tela roja oscura. Me dirigí con marcados pasos hasta estar en frente de una majestuosidad de vestido, sin vacilar, lo agarré y entré a una puerta para probarlo en mi cuerpo. Encerrada en el vestidor de la tienda, luché contra el cierre del vestido que elegí, fatigada por el inútil trabajo. Abro la puerta distinguiendo la figura de mi hermana y salgo llamando su atención, dando un giro para darle la espalda.
―Puedes cerrar mi vestido? –Siento cómo sus manos tocan la parte trasera de mi torso y noto cómo el vestido se adhiere a mi definido cuerpo, observándose a la perfección todas mis curvas. En mi reflejo veo que mi decisión fue la correcta. No pude haber elegido mejor. La ropa llega a la mitad de mis muslos, con dos aperturas en la parte baja. Sus mangas son largas pero no se siente caluroso.
Pasamos por una heladería y disfrutamos de un cremoso helado que concluyó con el desierto interno que sentíamos las cuatro. Hablábamos de cosas triviales cuando miré hacia afuera y capté a una persona, que llamó mi atención. Mi mirada embobada se quedó fija en él hasta que nuestras miradas se cruzaron por milésimas de segundos.
―Carol, te estoy hablando. ―Sobresaltada, regresé del mundo de fantasía a donde me había llevado aquel desconocido caballero.
―Disculpa, no te escuché. ―Rachel puso los ojos en blanco y negó.
―Mejor regresamos, que aún nos quedan cosas por hacer. ―Ashley se levantó y fue a pagar la cuenta.
De regreso al hotel mis pensamientos no coordinaban con los movimientos de mi cuerpo. Caminaba por inercia, ya que sólo pensaba en la majestuosidad del hombre que habían percatado mis ojos. Aunque había sido a la distancia, pude percibir algunos rasgos físicos que nunca olvidaré. Lo que más me duele es que nunca volveré a ver a ese pedazo de bombón.
Estábamos en nuestra habitación acomodándonos para ir a conocer el club. De mi ondulado cabello caían gotas de agua fría, que morían en el suelo. Tomé el secador y lo pasé hasta que el cabello quedó húmedo. Me maquillé, me puse la nueva joya de mi armario y unos tacones altos de color negro, sólo faltaba rociar un poco de perfume y estaba lista. Ashley se tomó una eternidad para arreglarse, por lo que decidí tomar mi móvil y revisar mis redes sociales. Nada nuevo, sólo lo mismo de la otra semana, uno que otro seguidor en Instagram, pero nada particular.
―Ya estoy lista ―dijo Ashley pasando las manos por un hermoso y ajustado vestido blanco. Sus ojos color miel resaltaban por encima de su delineado negro. Se veía perfecta como siempre.
―Al fin terminas ―expresé con tono recalcitrante―. Tardas dos horas para hacerte el delineador en cada ojo.
―Ya. No seas borde, de todas formas tenemos que esperar por tu hermana y Rachel.
Resoplé cansada por la espera pero, no transcurrió mucho tiempo cuando se sintieron toques en la puerta. Me levanté de la cama, ya que Ashley estaba vertiendo una bebida en cuatro vasos pequeños. Al abrir me llevé una gran sorpresa, las dos mujeres que estaban ante mí se habían modificado por completo. Mi hermana ya no llevaba gafas y, el vestido negro que traía la hacía verse como una modelo de pasarela, en cuanto a Rachel, no podía describirla con otra palabra que no fuera magnífica, me encantaba la tonalidad de azul que llevaba, se me volvía raro verla con una prenda de ropa diferente, que no fuera unos jeans acompañados por una camiseta y unos converses bajos, por lo que casi muero al verla con ese hermoso vestido. Entraron sin ser invitadas, quedando yo como una inútil hasta que cerré la puerta.
―Ustedes dos van a conquistar a todos los chicos que estén allí. ―Mi hermana nos alagó como si fuéramos las únicas que estuviéramos guapas.
―Parece que no te miraste al espejo antes de salir ―me limité a decir y ella contestó con una tímida sonrisa. Noté la cercanía de Ashley y cuando miré sus manos percibí una pequeña bandeja y las bebidas que anteriormente había servido, brindó una a cada una y todas aceptamos sin vacilar, levantamos las copas al aire y ella misma dio el discurso del brindis.
―Brindaremos porque esta noche sea la más alocada y extraña de nuestras vidas, que conozcamos a personas especiales. ―Un coro con salud se escuchó y luego el ruido del cristal chocando. Bebí sin dejar una gota de líquido en el envase. Salimos de la habitación para ir al ascensor, las puertas se abrieron y todas entramos. Me empecé sentir rara pero no le tomé importancia y continué mi camino hasta el club, pero al estar dentro todo fue diferente. El flacheo de las luces y la elevada música aumentaban más la extraña sensación que sentía. Tenía ganas de correr, de gritar, de todo a la vez. Mi adrenalina se encontraba fuera de control y la garganta se me volvía seca. Me acerqué a la barra y pedí un Long Island, me entregaron el pedido y, sin meditar, lo tomé de un trago. Sentí una cálida mano en mi hombro pero al voltearme un gran mareo se apoderó de mi cabeza, volviéndose todo oscuro a mi alrededor.Desperté lentamente con una gran resaca, si fuera por mí saliera de mi cuerpo. Todo gira sin sentido y mi estómago pide ser auxiliado por algún medicamento. Mi vista comienza a enfocarse y todo se torna desconocido, esta no es mi habitación. Desorientada, me siento y noto todo mi cuerpo desnudo bajo una tela de seda, miro a mi alrededor y no hay nadie, pero escucho el escurrido de una ducha que proviene de una puerta en la habitación. Me levanto con rapidez y veo a un lado mi sujetador y del otro mi vestido, tomo las prendas de vestir y me las coloco, pero aún me falta mi ropa interior inferior. Busco por todos lados pero no encuentro la diminuta tela de encaje rojo, sigo buscando cuando mis oídos perciben el abrirse de una manija. Con preocupación, me giro y Dios! El coro de Hallelujah hace acto de presencia en mi campo auditivo. De dónde ha salido este hombre? Tiene una toalla sujetada a su cintura y con otra seca su cabello color chocolate. Sus pectorales resaltan, su piel dorada brilla debido al agua, sus brazos musculosos me invitan a caer en ellos a pesar de ser desconocido. El abdomen muestra todos los músculos que existen en él. Ocho, son ocho lo que observan mis ojos. Mi vista continúa bajando y los ojos me queman, lo que veo me convierte en la pecadora superior del planeta.
Levanté la vista volviendo a detallar con la mirada las cualidades físicas del ser que estaba frente a mí. Sus iris color aceituna se cruzaron con mis pardos ojos y sólo quedé atónita con lo que tenía ante mí. Este hombre debe haber sido esculpido por la propia diosa Afrodita, en él se resume las palabras maravilloso, sexy y sensual.
―Si continuas mirándome de esa forma me voy a desgastar. ―Mi cerebro hizo una explosión al escuchar su masculina voz.
―Lo siento, pero… qué pasó ayer? ―Mi voz sonó en un hilo, me extrañó que contestara mi pregunta.
―Qué crees que pasó ayer? No te dice nada despertar desnuda en la habitación de un hombre. ―Su sensual tono provoca extraños deseos en mí.
―Esto fue un error, sol… ―Me interrumpe.
―Ayer no decías lo mismo, de tu boca sólo escuché gemidos y mi nombre. ―Cerró los ojos y mordió su labio inferior. Hasta a mí me dan ganas de morder esos carnosos labios. Con sólo cerrar mis ojos puedo regresar el tiempo atrás.
―Dije tu nombre? –Sonreí con ironía-. Si ni siquiera lo conozco y dudo que sepas el mío.
―Caroline es un hermoso nombre, digno de la reina que lo porta. ―No sé por qué, pero me gustó escucharlo decir eso, me hace sentir especial. Se acercó con lentitud y me tomó por la cintura.
―Me encantó lo que hicimos anoche, espero que lo volvamos a repetir. ―Me besó el cuello y mis labios me traicionaron, dejando escapar un pronunciado gemido, lo aparté con suavidad tocando su fuerte pecho.
―No creo que nos volvamos a ver ―dije triunfante y con una sonrisa malévola.
―Créeme cuando te digo que sí. ―Pasó la lengua por su labio inferior, gesto que provocó que toda mi atención se dirigiera a su linda boca. Sacudí la cabeza e ignorándolo, tomé mis zapatos para salir de la habitación, notando que esto era una maldita suite. Sin pensar más, me decidí a caminar cuando se abrió otra puerta y de ella salió mi hermana, con el cabello removido y el maquillaje ligeramente, nos miramos y sin decir nada, caminamos hacia la puerta principal para salir. Ya en el corredor sentí una rara sensación en mi parte íntima, es algo frío y ya entiendo cuál es la razón. No llevo bragas, no las encontré en ningún rincón de la habitación. Ese hombre me desconcentró por completo, pero lo más raro es que ese rostro lo conocía de algún lugar, pero… de dónde?
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Mr Jones
Romance*Historia de mi autoría *No adaptación, en caso de querer adaptarla pedir permiso. *Historia con contenido adulto,leerlo esta bajo su responsabilidad