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RenJun se encontraba fuera de lugar. Es decir, no debería estar dejándose besar por alguien menor que él, ¿Cómo era eso posible? ¿Que no era él quien debía dominar?

JaeMin seguía besándolo entre desesperado y con esperanza. Tenía la esperanza de que RenJun le devolviera el beso puesto que la primera reacción de RenJun al beso fue estar rígido, estático y sin saber qué hacer. Fue así después de algunos segundos en que RenJun decidió rendirse ante JaeMin y seguirle el beso. 

Pero, ¿Por qué se dejaba? Su mente le repetía que era algo imposible que el niño al que cuidaba de pequeño estuviera encima suyo agasajando de sus labios.

Na pasó una de sus manos bajo la camisa de Huang, acariciando su cintura suavemente, el repentino tacto de JaeMin sobre su piel le causó un sobresalto que le hizo disfrutar de más el beso.

¿Estaba bien sentirse así?

RenJun había pasado tanto tiempo sin besar que sentía que los labios de JaeMin sobre los suyos se moldeaban a lo sublime. Le gustaba.

Al principio fue rudo dado que JaeMin ya estaba muy exasperado con la espera, tenía tantas ganas de besar a RenJun desde semanas atrás más este nunca se lo permitía así que sencillamente se alejaba y permitía darle su espacio y tiempo.

En ocasiones, RenJun se escapaba o sino alguien entraba a la habitación de JaeMin.

Y como si sus pensamientos lo hubieran invocado la puerta de la habitación fue abierta.

— JaeMin, hijo, tu y Re-... ¡Ah! —gritó JiEun conmocionada.

La voz y el grito de la madre de JaeMin consiguió lo que RenJun no pudo hacer antes de que el menor se lanzara a besarlo. Empujó a JaeMin de encima suyo, saliendo de su opresión del menor.

— Lo siento mucho, señora Na, cuídese y adiós. —dijo una vez estuvo parado recto. Sin dar marcha atrás salió de la habitación y de la casa de los Na.

JiEun miró a RenJun extrañada por cómo se había expresado, no le tomó interés y miró a su hijo con desaprobación.

— ¿Qué? —dijo ingenuo—. Lo asustaste. —acusó.

— ¡Ja! —rio fuerte, estaba indignada— ¿Lo asusté yo, Jae? —preguntó y su hijo asintió— ¿Cómo te atreves a besuquearlo en la casa? —se acercó a JaeMin y jaló una de sus orejas fuertemente.

— ¡Ah! —se quejó— ¡Mamá, eso duele! —volvió a quejarse— ¡Suéltame! Ya no lo vuelvo a hacer. —rogó aún con dolor.

A su madre no le molestaba en lo absoluto las preferencias de sus hijos y tampoco era de su incumbencia lo que les gustara o no, ellos eran libres de decidir lo que quisieran.

Lo que le molestó fue que besara a RenJun cuando se supone que deberían estar estudiando.

—¿Por qué te besó? —inculpó JiEun y soltó la oreja de JaeMin, cruzándose de brazos.

— ¿Disculpa? —cuestionó indignado— ¿Crees que él me besó? —preguntó y su madre asintió— Madre, creaste a un activo, no a un pasivo —recalcó—, yo lo besé.

— ¿Por qué JaeMin? Se supone que debían estar estudiando o yo qué sé.

— Eso hacíamos antes de que llegaras, en serio. A parte ya terminé mis tareas, señora JiEun. —aclaró.

— Si lo dices así, está bien —entrecerró sus ojos mientras daba media vuelta para salir de la habitación—. Y no juegues así con el pobre de RenJun, salió despavorido por tu culpa, no por la mía. —aclaró y se fue.

reversus    [renmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora