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Por favor, tienes que ser tú.
Contesté la llamada con un nudo en la garganta.

-Hola?-

Su voz, aquella que estuve esperando en cada llamada, solo para saber si estaba bien, si estaba vivo.

-Hola.- una risa salió tímida entre mis labios.-Gracias por no morir chico.

- Gracias por no dejarme.

Y hablamos, aún conmigo en medio de la lluvia, aún sin saber quién era el, hablamos hasta que las gotas dejaron de caer, hasta que caminé a casa, hasta que me desplomé en mi cama, mojando las sábanas, la noche cayó con solo la luz de la luna iluminando mi cuarto, y dormí hablando con él, volvió a aparecer en mis sueños como la silueta de un chico.
Las llamadas se hicieron frecuentes, aprendí a dejar de buscarlo en mi tiempo libre, el lo notó.

-No necesito ver tu rostro, aunque me parece un poco injusto que tu puedas imaginar perfectamente el mío ahora- el rió un poco del otro lado.

- Lo siento- no lo hacía en realidad, le gustaba la forma en que cambiaba sus apodos frecuentemente, como intentaba adivinar algo tan común como el color de sus ojos.
Un relámpago cayó y también la llamada.

Cerré mis ojos con cansancio acumulado, un brazo cubrió mis párpados.
Aún así no quise dormir.

Me quedé en la misma posición imaginando una vez más al desconocido que me hablaba casi cada día.

Talvez unos ojos azules, talvez verdes o color miel, talvez tan oscuros que no sería capaz de ver su pupila sin mucho esfuerzo. Talvez con cabello rubio, o talvez café. Habían tantas opciones..

Así que me centré en otras cosas.

Su mirada feroz e insistente en mi, casi me estremecí al imaginarlo.
Con unas manos grandes y rasposas, tal vez un toque tierno, no demasiado fuerte. Cómo tocaría a una amante? Llevé mi mano libre a mi cuello, pasé detrás de mi oreja y en ese momento era su toque el que enviaba descargas eléctricas a mi pecho, baje un poco y toqué mi pecho desnudo, tal vez el admiraría la vista un momento y luego seguiría, trazaría mís clavículas una y otra vez, tocaría mis lunares, jugaría un poco, besaría y la mirada bajaría un poco más, enterraré mis dedos en su cabello el reíría bajo y acariciaría mis nudillos, tocaría mis caderas, sostendría mi pelvis y.. Notaría que no soy una mujer.

Abrí mis ojos con horror, mis dedos quietos cerca de la cinturilla de mi pantalón de pijama, miré mi cuerpo, un hombre.

No tenía las caderas grandes y la cintura pequeña, mi cuerpo estaba lleno de pequeñas vellos y definitivamente no tenía esos lindos pechos grandes y redondos, lindos, ni siquiera quise explorar más. Él también era un hombre. ignoré cada llamada por una semana entera, demasiado insistente, demasiado doloroso.
La vergüenza ardía hasta la punta de mis orejas.

Anne dejó que me fuera cuando su novio llegó, ella era su novia, eran una mujer y un hombre.
mis ojos ardieron y me enojó saber el motivo. El verdadero y no una de las tantas excusas que le di a mis amigos y a mamá, ella no estaba realmente preocupada.

Una ráfaga de viento pasó cuando un cuerpo chocó contra el mío, haciéndonos caer en un salón vacío una mano cubría mi boca y otra mis ojos

- No grites, soy yo- 

Pude escuchar su voz, más cerca que nunca, más real. Su aliento caliente rozaba mis labios, ahora descubiertos, los relamí en un movimiento inconsciente, a pesar de no poder ver nada, podía sentirlo, el peso de su cuerpo demasiado cerca del mío, un brazo al lado de mi cabeza y el otro cubriendo mis ojos. Alcé mis manos y toqué su camisa suave, su cuello, su mandíbula cuadrada, sus labios finos.

Drown in tearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora