Adultos Enamorados[ Law x Luffy ]

U -Capítulo Tres.

Capítulo Tres:''De Compras''

•     ———   🌿    ———    •

Miércoles 3 de marzo. 20:46

•     ———    🌿    ———    •

Corrieron como estúpidos bajo la lluvia, llegando rápidamente al auto estacionado de Luffy.

Law ni siquiera lo pensó mucho, simplemente abrió la puerta del copiloto y rogó al cielo por que todo salga bien.

—Disculpa si hay desorden... Tengo dos hijos un poco... Bueno... — Luffy pareció dudar de sus palabras. A decir verdad, el desorden del vehículo era su culpa—... Ellos a veces son... energéticos— Soltó una risilla, pensando que culpar a sus hijos por el desorden no era mala idea.

—Descuida.

Un olor agradable llegó hacia Law. Todo el coche tenía olor a niños, como si Luffy utilizara colonia para bebé. Un olor masculino, pero delicado; tierno, tal vez...

Law sonrió enternecido ante la idea de un Luffy rociandose colonia para bebé. Su psicólogo parecía muy tierno en sus pensamientos...

... Y luego se sintió como un pervertido. ¡Santo cielo, Luffy era su psicólogo! ¡¿En qué estaba pensando?! ¡Lo conoció ese mismo día y ya se lo imaginó en una situación extraña!

—¿No tenías más pacientes después de mí? — Preguntó curioso Law, intentando no pensar en Luffy llamándolo Daddy.

¡Por dios, Trafalgar tienes 37 años! ¡Un cuarentón pensando en cosas indebidas! Mucho peor, ¡el protagonista de su fetiche estaba a un lado suyo!

—Heh, en realidad habían dos pacientes más después de ti... Los miércoles son días duros, tengo muchas consultas estos días— Luffy sonrió brillante, sin despegar su mirada de la mojada carretera— Pero realmente me gusta...

Law sonrió también, ese chico tenía algo especial, y él pensó que descubrirlo sería imposible.

Definitivamente el cambiar de psicólogo no estaba en sus planes. Luffy lo había entendido y además, Corazón siempre volvía muy feliz luego de sus consultas.

—Hmmm... Tal vez deberíamos cambiar mis citas al martes por la tarde... O sábados— Sugirió Law, dejando su respuesta cifrada— ¿Qué dices?

Luffy sonrió aún más grande, entendiendo el mensaje a la perfección. Monkey era torpe, no un idiota; y que Law hubiera decidido volver a su consulta lo llenó de alegría.

—¡Los martes estarían perfectos! Espero poder ayudarte Torao. ¡Daré mi mejor esfuerzo para que te sientas a gusto! — Luffy detuvo el vehículo, mirándolo como la mejor obra de arte— Gracias Torao.

—¿Por qué me agradeces, Luffy-ya?

A Luffy le aterró como Law pronunció su nombre. Le aterró porque le gustaba más de lo que debería.

—Por dejarme ser tu psicólogo. ¿Por qué más? — Luffy tomó su cartera, dejándola en el bolsillo de su gran abrigo— ¿Vamos?...

—Claro

Law se sentía muy abrumado por ese psicólogo. Le hacía decir cosas que pensó que nunca diría. Y lo peor era que se habían conocido ese mismo día.

Ambos hombres ingresaron al local, tomando cada quién su carrito. Y sin pensarlo mucho, se pusieron a recorrer las estanterías del lugar juntos. Los carritos iban a la par, mientras que sus dueños pensaban qué debían llevar a sus hogares.