Te quiero a ti y a todos tus defectos | shigadeku week 2021

Día 3: ❝Te necesito❞

NOTA:
Aquí se abordará al personaje de Tenko como un omega y a Izuku como un beta. No hay escenas +18, por lo que, si les desagrada ver a cierto personaje como bottom, no tienen de que preocuparse.

Probablemente el final sea amargo, depende de como lo vean, lo dejo a su interpretación. Ojalá les guste y como siempre, gracias por leer.

Día 3:
Omegaverse

🦋

Te necesito
Izuku recibió una llamada de Tenko en medio de la madrugada, quién parecía demasiado agitado por alguna razón. Exactamente... ¿Qué pretendía con eso?

Cuando la llamada finalizó, no supo cómo sentirse. Quizá asustado, sorprendido e incluso molesto. Pero no tuvo tiempo de pensarlo mucho, porque en cuanto su celular volvió a apagarse, corrió con todas sus fuerzas hasta llegar al departamento de Tenko. 

Vivían a tan solo dos cuadras de distancia, así que el tiempo no fue un problema. El verdadero problema fue, en realidad, estar frente a su puerta. Tocó un par de veces y no recibió respuesta.

Frunció el ceño extrañado por si acaso existiera la posibilidad de haber malinterpretado la llamada. No había manera. No.

¿O sí?

Izuku, ven, por favor.
Te necesito.

Tocó por tercera vez y esperó.

Escuchó unos pasos que se acercaron hasta la puerta con suma lentitud, como si estuviera arrastrándose y le costaa andar.  

La puerta se abrió, dejando ver a un Tenko con el cabello desordenado (a diferencia de otras veces, esa ocasión era un verdadero desastre), unas profundas ojeras bajo sus rubíes y las mejillas sonrojadas, como si hubiese dicho algo indebido.

Tragó saliva nervioso y retrocedió un paso.

Izuku era un beta, pero supo de inmediato lo que estaba sucediendo.

Tenko estaba atravesando su celo.

No fue capaz de descubrir el aroma que lo caracterizaba como omega, ni tampoco las feromonas a su alrededor envolviéndolo como si se tratara de un hechizo. No. Sin embargo, no pudo evitar sentirse atraído con la vista. Incluso su piel lucía más lechosa que otros días, invitándolo a morder y arañar. Rápidamente desechó esos pensamientos cuando un cosquilleo se instaló en su bajo vientre.

Después, sin detenerse a analizar cada detalle, lo empujó con suavidad de vuelta al departamento y cerró la puerta tras sí.

—¿Tomaste tus supresores? —cuestionó, casi sin aliento, tratando de ignorar su mirada lasciva.

Frente a él, el chico pareció confundido con la pregunta. Se notaba que mantenerse de pie era un tormento. Decidió entonces acercarse despacio y temeroso, pidiendo permiso con la mirada para sujetarlo por los brazos. Tenko aceptó.