7. "cargado y sin azúcar"

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MADISON.

El sol brilla sobre mis ojos, es sábado.

La mañana era agradable y como todos los días a primera hora, regresaba de mi caminata matutina, en algunas ocasiones llevaba a los perros pero hoy había decidido salir sola. Correr por el bosque era lo más reconfortante después de una noche abrumadora.

El roció matinal en mi rostro.

El aire limpio.

El sentimiento de libertad.

Podían llevarse todas mis penas y sacarme de mi realidad aunque sea por un momento.

Bañada y con ropa limpia me dispongo a hacer el desayuno mi madre no tardaba en despertar, cocino de más. Porque en tan pocos días le había tomado tanto efecto a Dominic, que compartía las tres comidas diarias con nosotras. La casa estaba limpia y no había ropa que lavar todo estaba en orden y eso solo podía pasar cuando Kevin no estaba aquí.

Tocan a la puerta.

Exhalo y voy hacia haya, estaba segura que era él.

─ buenos días─ sonrió─ el desayuno casi está listo, adelante─ me hago a un lado para que pueda pasar.

─ no quiero causar ninguna molestia, yo puedo ir sin problema a la cafetería del pueblo─ su tono es serio y se muestra inexpresivo.

─ tonterías─ trato de mostrarme tranquila y despreocupada, aunque por dentro estaba hecha un caos─  mi madre no te lo perdonaría─ sonrió─ ¿te ofrezco un café?─ pongo mi cabello tras mis orejas.

─claro─ tan serio como siempre, asiento y voy directo a la cocina a medio camino regreso a donde él.

─ puedes sentarte donde quieras, en la sala o pasar al comedor. Como gustes─ agradece y camina hacia la sala, regreso a la cocina.

¿Cómo toma el café?

Me muerdo el labio.

Seguramente cargado y sin azúcar, amargo como el.

Me quito el delantal dejándolo a un lado, tomo la charola y camino de regreso a la sala puedo ver mi rostro sonrojado en uno de los espejos al pasar.

No podía controlarlo, era algo que me pasaba solo en su presencia por mas ridículo que parezca, dejo la charolita frente a él.

─ no sé cómo tomas el café, así que te eh traído un poco de todo─ me alejo, y sus ojos avellana están en mí se muestra inexpresivo como siempre y me atrevo a decir que mi presencia lo disgusta lo puedo sentir, lo puedo notar.

Que difícil.

El golpe en el piso de arriba suena por toda la casa, llamando la atención de ambos.

Madre.

Corro escaleras arriba hacia su habitación, trato de abrir la puerta pero esta tiene el seguro la muevo con fuerza.

─ ¡madre!─ grito─ ¡madre!─ golpeo la puerta con fuerza al no recibir respuesta.

─ ¿tienes otra llave?─ yo niego asustada ella no contestaba, no se podía escuchar nada del otro lado─ hazte a un lado─ hago lo que me dice y de una patada la puerta se rompe.

Entro rápidamente el cuerpo en el piso me alarma.

─ ¡MADRE!─ me acerco a ella, y levanto su cabeza, hay un pequeño rastro de sangre en su frente, entro en pánico─ ¡MADR, MADRE!─ repito con lágrimas en los ojos, ella no responde.

JLO©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora