4. "Salvaje y siniestro"

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MADISON.

― ¿La abuela está preparando lasaña?― tomo la toalla más pequeña color azul cielo y la muevo por su cabello tratando de quitar cualquier exceso de agua― ¿Papa vendrá?― me detengo, el me mira atento esperando una respuesta afirmativa de mi parte. Niego con la cabeza y triste se aleja de mí, no dice nada al respecto ya estaba acostumbrado a esto me parte el corazón verlo de esa forma.

― Tu papa tiene mucho trabajo cariño, pero hable con el me prometió que mañana él te llevara a tu partido sin falta y pasara todo el fin de semana contigo― él sonríe pero no era la sonrisa que yo esperaba era una sonrisa triste, no creía más en eso; beso su frente y acaricio su rostro con ternura. 

― No llores mami―toma mi rostro entre sus manos y su sonrisa es grande─ el siempre regresa no importa cuánto tarde, lo voy a esperar.

― ¡Kevin! espera a que baje la abuela― sonríe mostrando todos sus dientes y deja el pedazo de pan caliente sobre la mesa sonrió y tomó el cucharón de madera todo estaba listo.

─muero de hambre, la abuela tarda demasiado― lo escucho quejarse, me quito el mandil de la cintura y justo en ese momento el timbre de la puerta suena.

─ yo abro quédate aquí─ camino por el pasillo hasta la puerta, era muy tarde para tener visitas y afuera estaba a punto de caer una tormenta. Abro y mi sorpresa es grande al ver a Dominic.

─ Hola, buenas noches...─ me mira de tal forma que me hace estremecer, este hombre me llena de intriga tan misterioso y sombrío─ ¿te puedo ayudar en algo?─ da un paso hacia mí me doy cuenta de lo alto que es, sus ojos color avellana están fijos en mí y sin darme cuenta estoy mirando la forma de sus labios gruesos, sus facciones masculinas y sus pestañas largas y rizadas, me fijo en cada detalle de su rostro y cuando nuestras miradas se encuentran me siento nerviosa y avergonzada por mirarlo de aquella forma tan minuciosa.

Mi boca se siente seca.

─ Dominic, que bueno que si pudiste venir─ mi madre habla tras de mi─ pasa por favor, la cena esta lista─ me hago aun lado, y no soy capaz de mirarlo a los ojos otra vez. Pasa por mi lado y yo cierro la puerta con cuidado estoy tras de él─ ¿hija esta bien?─ mi madre me mira con el ceño fruncido y yo solo asiento más avergonzada que antes paso junto a ellos hasta la cocina.

Me siento inquieta y una rara corriente de calor me recorre el cuerpo.

─ mami, ¿es hora de comer?─ yo asiento y tomo su mano guiándolo al comedor ellos ya están ahí.

─ traeré la cena, ¿hija puedes ayudarme a poner la mesa?─ mi madre se pierde en la cocina.

― ¿Tú quién eres?―  pregunta el niño curioso.

─ kevin─ lo regaño─ él es Dominic, nos ayudara un tiempo en la granja─ le sonrió tratando de tranquilizarme un poco y al estar a su lado las manos me tiemblan al dejar los cubiertos en su lugar.

Puede notarlo, lo sé por la forma en que me mira nuestros antebrazos se rozan por un leve momento y un escalofrió me recorre la espalda, mi piel se eriza y me siento tan ridícula en este momento ¿Qué me pasa? Parezco una adolecente loca por un universitario.

─ traeré él te─ salgo del comedor y voy directo por un vaso de agua fría, tenía que relajarme un poco bebo todo el contenido.     

─ Madison, ¿te sientes bien? Estas actuando muy raro hija─ un poco más tranquila me acerco a ella.

─ si madre no tienes nada de que preocuparte solo me maree un poco─ ella me mira sin creerme, pero asiente sin decir otra palabra la ayudo a llevar la cena evito hacer contacto visual con él en todo momento.

La tormenta ha empezado y de un momento a otro estamos sin luz.

─ mama, ¿Qué pasa?─ kevin me llama y yo extiendo mis brazos para guiarlo hacia mi todo esta oscuro.

─ tranquilo mi amor, la luz se ha ido. No pasa nada─ se queda entre mis brazos─ iré a buscar algunas velas, quédate aquí cariño─ beso su frente.

─ buscare una lámpara─ escucho a mi madre, esta sería una larga noche.

DOMINIC.

Esto debía ser una puta broma, mis dientes rechinan por la fuerza que hago.

Ella tenía un hijo.

Ella estaba con alguien.

Me giro con rapidez algo oprime mi pecho con fuerza y lo único que puedo ver es rojo.

No puedo respirar.

No puedo ver con claridad.

No puedo controlarme.

― ¿Dominic?― siento que se acerca a mi cierro los ojos con fuerza, NO. Me alejo con rapidez no podía hacerle daño, tenía que salir de aquí.

― Me tengo que ir....― es lo único que puedo decir, camino con rapidez y salgo de la casa tratando de no perder el control cuando los arboles me esconden mi ropa se rasga, caigo en 4 patas y corro frenético, buscando con quien desquitar mi ira, mi lobo aúlla por la rabia que me controla el dolor en mi pecho es insoportable.

Me deja sin aire.

No sé cuánto tiempo llevo así, el cielo truena y la lluvia cae con ferocidad.

Escucho los aullidos de otros lobos, desertores.

Los miro frente a mí los tres me miran de forma amenazante, muestran los colmillos y toman una posición de ataque la pelea comienza, no puedo controlarme la sangre ya escurre por mi hocico y cuando uno logra perforar mi piel la rabia me domina.

Caigo en un hoyo negro donde todo es más salvaje y siniestro, los demonios del pasado se apoderan de mí.

La pelea llega a su fin, hay sangre por todas partes.

Me alejo de ese lugar sin dejar rastro alguno, la lluvia se lleva con ella cualquier rastro de sangre que mancha mi pelaje negro me siento aturdido y fuera de sí.

Cambio a mi forma humana estando fuera de la cabaña, desnudo y mojado entro sintiéndome igual.

Tenía un hijo.

Era toda una cajita de sorpresas, miles de preguntas me atormentan y trato de recordar si pude percibir a otra persona en la casa. Solo eran ellos no había nadie más lo hubiera sabido al momento de entrar, tomo un trago de la botella de alcohol.

Las cosas se habían complicado, ¿porque sigues castigándome diosa?

Gaby

JLO©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora