Las piezas cayeron como un aguacero en épocas decembrinas. En fin. El día de hoy consistía en mucho aburrimiento por parte de YoonGi. ¿Cómo no estarlo? Ya llevaban aproximadamente un mes sin salir casi nada y aún no encontraba otro tipo de actividad que hacer. Mas no hablemos de sus clases e infinitas tareas, eso le ponía de mal humor.
Es claro que, su carrera siempre presumió de encantarle, más encerrado en su habitación y sin poder molestar a SeokJin con un plumón prestado, no le llegaban muchas ganas de estudiar o siquiera hacer sus actividades más anhelantes.
Y podemos decir que, de acuerdo a su disciplina, eran muchas.
Por otro lado, su roomie, amigo, compañero, ¿Amante? ¿Acaso podía llamarle así?
Se habían dado un par de besos entre diferentes actividades.
Lo podían atribuir al aburrimiento, a la inactividad duradera que se estaba presenciando desde ya hace más de dos quincenas. Pero no, no lo harían. Y sabían que iba más allá del ocio. Por el momento, solo lo podríamos calificar como atracción. ¡Vamos! Ambos eran jóvenes y al parecer a ningunos de importaba que el otro fuera del mismo sexo.
Pero en cuanto a su compañero...
TaeHyung había llegado a su cuarto hace unos cuantos minutos, estaba comiendo una bolsa de papas fritas y una soda. Claro, cómo ya nadie podría ver su envidiable físico, lo estaba descuidando un poco, solo un poco. Aún así, un día atrás se puso a hacer su entrenamiento justo en el cuarto de YoonGi, tal vez fue coincidencia, tal vez destino, pero para YoonGi fue una bendición.
—¿Qué haces? — Había dicho el menor al interrumpir la breve faena que YoonGi estaba haciendo en su cuarto, aunque no era muy necesaria, el pálido era alguien bastante ordenado, mucho para el gusto de TaeHyung.
—Estoy buscando algo que dejé por aquí hace más de un año. Dios. — Suspiró al encontrar un poco de más polvo del esperado en la parte posterior de su pequeño armario.
—Déjame ayudarte — El más alto, -si, por que a la madre de TaeHyung se le había ocurrido que su hijo tomara Danonino, o tal vez solo porque se había casado con un tipo alto. YoonGi era otra historia- se acercó para ayudar a YoonGi en la búsqueda del objeto deseado.
Mas, YoonGi tenía aún los brazos arriba, por lo que el abrazo que recibió desde atrás por TaeHyung, si bien no era planeado, si era previsto por los dos.
—¿Qué estás buscando, Gigi? — YoonGi acarició los brazos que lo rodeaban y susurró su respuesta. Segundos después TaeHyung alcanzaba con las dos manos una caja no muy liviana y cerraba los ojos para que la fina capa de polvo no le cayera en sus fanales, esos ojos profundos y oscuros que solían provocar emociones en YoonGi, depende como lo miraran, podría ser la respuesta miedo, vergüenza, curiosidad, atracción... — Aquí lo tengo, Gi.
Posteriormente, el peliverde entregó la caja al más bajo y este sonrió y agradeció a TaeHyung.
—Bueno, ya que estás aquí, ¿Quieres ayudarme? — Miró frente a él a TaeHyung y le pidió con la mirada el favor, además.
El menor miró hacia la caja antes de seguir manteniendo el contacto visual con el mayor y visualizó a la imagen que aparecía en el exterior de la caja. Lucían imágenes en ella, con la respuesta que YoonGi le había dado hacía unos minutos ya había previsto que habría demasiadas piezas dentro del cartón, más al enfocar sus ojos en las letras y números que ahí se grababan, pudo ver el número mil también. Era un rompecabezas de mil piezas. YoonGi era alguien quisquilloso para esas cosas.
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∆CUARENTENA∆ _ "TA€GI"
أدب الهواةEl nuevo virus ha puesto en cuarentena a miles de personas de todo el mundo y principalmente Corea del Sur, el segundo país asiático con más contagios. Escuelas de todos los niveles de estudio han suspendido sus clases presenciales para que está pan...